UN DOMINADOR REPETIDO.

Es repetida pero no hay otra para definir esta realidad de la Fórmula 1. Nadie, ni nada paran Max Verstappen en su Red Bull. Una nueva prueba se está viendo en el Gran Premio de Canadá, octava fecha del Campeonato Mundial.

A la imposibilidad de sus rivales, de complicar el andar del bicampeón mundial, se unió en el circuito de Montreal  la siempre inoportuna y molesta  presencia de la lluvia. Una lluvia que en muchos casos puede producir grandes sorpresas o batacazos.

Jean Alesi le entregó a Verstappen el habitual trofeo al poleman. El francés tiene un buen recuerdo de Canadá, donde en 1995 ganó su único Gran Premio de Fórmula 1.

No fue el caso de la clasificación canadiense, al menos en su ganador. Como es habitual, ese ganador fue Verstappen, dominador con claridad por encima de todos los contratiempos y dudas que produjo un clima cambiante y en el que entre los hombres de punta naufragaron las ilusiones es de Charles Leclerc y Sergio Pérez de llegar a la tercera  y definitiva tanda. Esa en la que con lo justo entró Lewis Hamilton.

Igual hay una presencia sorpresiva cerca de Max. Es Nico Hulkenberg, ubicado como escolta del neerlandés, tras aprovechar las contingencias climáticas y el buen rendimiento de su Haas. No se lo ve como gran rival de Verstappen para la carrera. Parecen más firmes las de Alonso, Hamilton y Russell. Pero todo puede suceder en las 70 vueltas a un circuito exigente como Montreal y mucho más si hay lluvia. Algún día, alguien o algo tienen que derrotar a Verstappen.

 

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