PUDO HABER SIDO EL PRIMER campeón mundial francés de Fórmula 1, mucho antes de Alain Prost. Su talento se fue así, cuarenta años atrás…

Albert François Goldenberg Cevert ocultó su apellido paterno en la París ocupada de la Segunda Guerra Mundial para evitar la deportación nazi. François Cevert se transformó en el líder de la segunda generación ascendente de pilotos franceses de los años ’60, detrás de Jean-Pierre Beltoise y Henri Pescarolo, junto a Jean-Pierre Jarier o Jean-Pierre Jabouille. Segundo infatigable de Jackie Stewart en el equipo Tyrrell (en la época en que Elf le imponía un segundo piloto galo a Ken Tyrrell como condición para la sponsorización), su momento despuntaba con la secreta decisión del escocés de retirarse de la F-1 a fines de 1973, tras su tercer título.

Ese momento nunca llegó.

Así se recuerda aquel trágico 6 de octubre de 1973, cuando la F-1 fue a disputar el Grand Prix de los Estados Unidos, la última carrera del año, con Stewart ya consagrado, a Watkins Glen, en el estado de Nueva York. El texto fue tomado de «Ken Tyrrell», su biografía escrita por Maurice Hamilton (Collins Willow, 2002, Londres):

«Hubo dos sesiones el sábado, el último día de entrenamientos. Peterson seguía siendo el más rápido, Cevert mejoró hasta el cuarto lugar. Con un par de minutos de la práctica matutina por delante, Cevert supo que podía dar más. No sería un problema. 

Helen Stewart llegó a los boxes y se sentó en un asiento especial sobre el mostrador del box. Mientras Cevert se sentó en el auto, preparándose para salir, Helen le sacó una foto. Cevert levantó la vista y la vio. “Me saludó con la mano” dijo Helen. “Cerró su visor, me sopló un beso y salió. Fue lo último que ví de él”.

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No mucho después, los boxes y las pista adoptó el extraño silencio que llega cuando los autos inesperadamente dejan de andar por una no obvia razón. En esos días, sin cámaras on-board y cobertura de cada entrenamiento no había manera de saber qué había pasado. Podía ser un coche roto en un lugar peligroso, la falla de un motor tirando aceite sobre el asfalto, podía ser un accidente menor, podía ser uno mucho peor. Un sentimiento incómodo a lo largo de la calle de boxes, a medida que, uno por uno, los autos regresaban. Unos pocos faltaban, incluidos los tres Tyrrell: Stewart, Amon y Cevert.

“Estaba en la pista en ese momento” dice Stewart. “Justo después del inicio de la vuelta, la pista desciende y luego trepa hacia las eses dónde el camino se endereza y gira a la izquierda sobre una cresta. Había restos por todos lados, y pude ver una carrocería azul. Chris (Amon) estaba parado al costado de la pista y pensé que había sido suyo el accidente. Pregunté si estaba bien, y me indicó que no había sido él. Obviamente había parado para ver qué había sucedido. Entonces señaló los restos del auto de François. Ví que había otros pilotos, incluido Jody Scheckter, viendo si podían hacer algo. Paré el auto y bajé”.

«Había sido un accidente tremendo, de la peor clase que uno se podía imaginar. El coche había golpeado la barrera de guardrails a la derecha, rebotó a través de la pista, pegó contra la barrera del otro lado y volcó sobre el tope del guardrail. Absolutamente horrible. Francois estaba todavía dentro del auto pero ví por la escala del accidente y su condición que no había absolutamente ninguna chance de que sobreviviera. Dejé la escena y volví a mi auto para regresar a los boxes”.

El Tyrrell número 6 volcado sobre el guardrail de las Eses en Watkins Glen.

«Estaba enojado, muy enojado con todo el deporte, con todo. Uno de mis lamentos ahora es que no me quedé con Francois, no creo que nadie muera inmediatamente. Es cierto, esto puede sonar ridículo cuando la ferocidad del accidente es tal, pero sentí que debí haber hecho algo, sacar el casco, algo. Haberme quedado un rato más. Hasta hoy, todavía me reprocho eso”.

La noticia se esparció rápidamente. Había habido un grave accidente en las Eses. Uno de los Tyrrell estaba involucrado. Un sponsor de Lotus estaba filmando en los boxes y su imagen capturó a un ansioso Colin Chapman encontrando a su team manager, Peter Warr, viniendo rápido del control de la carrera.
-¿Quién es? preguntó Chapman
-Cevert
-¿Es malo?
-Muy malo.
-Aw, no… Maldita… Cevert

 

httpv://youtu.be/i4bO74WE5Ak

 

“Recuerdo ese sentimiento” dijo (el entonces mecánico de Cevert, el mexicano Jo) Ramírez, “ese tremendo sentimiento cuando el ruido cae y los autos entran a boxes muy lentamente. Y tu auto no están entre ellos. Había un camión dsejando la calle de boxes rumbo a la escena del accidente. Corrí y salté a la caja del camión y Jody (Scheckter), que justo había regresado, me gritó: ‘¡No vayas!’. Entonces lo supe. Mi corazón se hundió completamente.

“Para el momento que volví a boxes” recuerda Stewart, “todo el mundo ya sabía que había sido un horrendo accidente. Estaba seguro que Chris había dicho que era muy probable que François no sobreviviera. Ken me preguntó lo mismo, y le dije que no podía creer que estuviera vivo. ‘Pero no podés asegurarlo, ¡no es cierto? Dijo Ken. Le dije que no podía y me preocupé, y pensé tendría que haberme quedado. Y fue peor porque nadie vino nos lo dijo oficialmente. Teníamos una pequeña casa rodante detrás de los boxes y fuimos allí. No sabíamos qué decirnos. Cuando volvimos a los boxes para reanudar los ensayos, por los altavoces anunciaron que François había muerto. Hicimos un minuto de silencio”.

(…) “Había una diferencia entre los dos: Francois doblaba esa curva en cuarta y yo en quinta. Francois llegaba al tope de las rpm, a mí la quinta me permitía doblar más suavemente la curva. En el momento en que el auto alcanza la cresta, en trepada, está muy liviano, casi despegando. Había un salto justo pasando la cresta, y cuando el Tyrrell le pegaba, como tenía una distancia entre ejes muy corta, tendía a irse hacia la derecha. Cuando me pasó a mí, como yo iba en quinta y no en cuarta. Mi auto estaba menos nervioso y más dócil. Yo pude lidiar con el problema”.

Francia, 1973, el podio: Reutemann (3º), Peterson (el ganador) y Cevert (2º).

“Francois había salido como era usual, lleno de vida y sonrisas” dijo (otro mecánico de Tyrrell) Roger Hill. “Cuando no volvió hubo una extraña sensación de que algo estaba realmente mal. Francois había sido un tipo adorable, realmente nos pegó muy fuerte”.

“Ken estaba muy molesto, todo el mundo lo estaba» recuerda Stewart  «Helen había vuelto al hotel y cuando yo llegué y fui al cuarto, le dije que no iba a volver a correr nunca más. Allí supo que me retiraba, pero acordamos que nos quedábamos e íbamos a la carrera por respeto a Francois».

Tyrrell tuvo que rearmar completamente su propio equipo: lo hizo con Scheckter y con el francés Patrick Depailler (otra exigencia de Elf). A fines de año, Tyrrell llegó a la última carrera peleando el título con el modelo 007: Scheckter perdió la corona a manos de Emerson Fittipaldi, precisamente en Watkins Glen…

Pudo haber sido de Cevert.

Por el equipo de VA

 

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