EN AUTOMOVILISMO, LA DIFERENCIA ENTRE LA GLORIA Y EL DESASTRE ES UN SEGUNDO.

O, si queremos ser más dramáticos, entre la vida y la muerte.

Cuando a fines de 1997 acabó el juicio incoado por la muerte de Ayrton Senna, el siniestrado Williams fue devuelto al equipo –que lo destruyó- y poco tiempo después la revista Autosport publicó un detalle de la telemetría del accidente, indudablemente filtrado por la escuadra. En ese análisis se muestra que bastaron 1s8 entre que Senna perdió el control del auto y el golpe en el muro que disparó la mecánica de una herida craneal fatal. En 1s8, Senna, el mejor piloto del mundo por entonces –y uno de los mejores cuatro volantes de la historia del deporte motor- estaba clínicamente muerto.

Si el dramatismo parece inapropiado, basta pensar en ese segundo fatídico que transcurrió desde que el propio Senna lideraba con 47 segundos de ventaja el GP de Mónaco de 1988 hasta que chocó contra el guardrail en la curva de Portier, tras una desconcentración involuntaria.

Un segundo. Lo que tardó Lando Norris en seguir de largo ante la entrada de pits del circuito Gilles Villeneuve de Montreal, en la vuelta 25 del reciente GP de Canadá, cuando era inevitable el Safety Car. Ese segundo acabó siendo lapidario para sus aspiraciones de ganar la carrera. En su caso, la diferencia entre el triunfo y el rol de escolta.

Otro segundo. Lo que le tomó a Marcus Armstrong zambullirse en la primera curva de Road America, y tocar al poleman Linus Lundqvist. En un segundo, primero y tercero de la clasificación perdieron toda su chance de triunfo en IndyCar. Lundqvist acabó 12°, Armstrong abandonó.

-publicidad-

Es un segundo que corona una cadena de acontecimientos, pero es el que puede desatar el desastre.

Desde que la seguridad aumentó de manera exponencial en el deporte, se perdió de vista ese segundo. Las carreras reales no son como las virtuales –una piña, un reseteo y a seguir corriendo-, pero parece cada vez más difícil que se produzcan accidentes mortales en el automovilismo. Eso puede haber relajado controles y también cierto respeto ante el peligro. Pero la existencia de ese segundo fatal no ha sido erradicada.

Tal el caso de Agustín Canapino. Mucho se ha dicho, escrito o posteado en los últimos nueve días, desde el incidente con Théo Pourchaire en Detroit hasta la carrera de Road America, la primera de Indycar en 15 meses sin una presencia argentina.

No vamos a insistir con la polémica, de la cual se han prendido tanto los que tenían información cierta –muy pocos, aparentemente- como los que solo especulaban o los guerreros de las redes. Como esta es una columna de opinión, intentaremos postular una teoría, en base a alguna información calificada que hemos rastreado, sobre quién disparó el tiro que generó el alud.

La teoría es que el post de redes de Agustín, publicado DESPUÉS de los comunicados de Arrow McLaren y de Juncos-Hollinger Racing, fue lo que generó una reacción muy negativa en el primer equipo. Y lo que produjo el alud que se lo llevó puesto.

 

Ese posteo, que Canapino publicó para defender a sus hinchas, y poner en duda las amenazas recibidas por Pourchaire –que se pueden hacer vía mensajes privados en IG, de las que McLaren contabilizó una veintena-, cayó como una bomba en los socios de JHR.

De allí el anuncio de la disolución del vínculo. Podemos discutir un largo rato sobre la hipotética sobre-reacción. Lo que sí hay que aclarar es que, tanto en la vida normal como en la empresarial, el nivel de la ofensa no lo fija el ofensor, sino el ofendido. Si Arrow McLaren utilizó el posteo de Canapino para torpedear una relación sin frutos, solo lo saben ellos.

 

Ahora, fue ese segundo en que Agustín apretó la tecla y publicó su punto de vista, la diferencia entre la gloria y el desastre. Y se hizo imparable. Un alud.

Ciertamente, hubo una cadena de acontecimientos que se fueron anudando para llegar allí. La decepción de la Indy500 –resumida en un error del piloto en su última detención cuando tenía auto para terminar en el Top-10- o aún más, pelear la victoria, a juicio del arrecifeño, se encadenó con el toque del campeón de la Fórmula 2 cuando Canapino viajaba consistentemente en el Top-10 en Detroit. Era como para tomarse una especie de revancha de lo sucedió una semana antes, y con la desesperación ante una segunda chance consecutiva de entrar entre los 10 primeros en una carrera de IndyCar, otra vez perdida.

¿Se puede entender desde esa desesperación, cuando el equipo necesita resultados para proyectar la financiación a futuro de la campaña, la reacción de Canapino?

Con sangre fría, se podría señalar: faltaba una semana para Road America, no había que esperar tanto para encarar a Pourchaire y exigirle una disculpa. El JHR ya había publicado su punto de vista sobre el episodio de Detroit: primero retuiteó el texto de McLaren y luego publicó uno propio (abajo). Pero solo el argentino sabe lo que había vivido en los diez días previos.

 

La sensación que quedaba –y que bien pudo interpretar así McLaren- fue que Canapino iba por libre, que prefería defender a sus fans, antes que alinearse con la política del equipo, y que sus patrones no podían controlarlo. McLaren no mostró las amenazas, pero no hay obligación de mostrarlas para que sean reales: basta con hacerlo ante la justicia, si es que se pretende que el escándalo escale. También ante IndyCar, aunque la categoría en general hace poco y nada para establecer una fuerte línea demarcatoria entre lo aceptable o lo reprochable.

Todo eso resulta independiente de la interna que parece haber entre Ricardo Juncos y su socio Brad Hollinger. Según el Indianápolis Star –el diario de circulación masiva que mejor cobertura le da a IndyCar- fue la comprobación por parte del equipo de que Canapino estaba obsesionado con su teléfono móvil y con las redes, dos horas antes de iniciar la primera práctica libre en Road America. Y eso derivó en la sustitución. La voz cantante la llevó Dave O’Neill, que lleva menos de un mes en el equipo, pero que habló en ausencia de Hollinger (no concurrió a la carrera), y ante el ensordecedor silencio de Ricardo Juncos. No queda claro si el patrón argentino calla para defender a su piloto o, por el contrario, para mostrar su desacuerdo por ese comportamiento.

Todo lo demás es materia de redes, puramente debatible y sin necesidad de pruebas. Esta es, se insiste, una teoría basada en información calificada, aunque no necesariamente explosiva. Los guerreros de las redes pueden haber chocado una y otra vez, pero, sin ese segundo fatal de Canapino, todo pudo haberse diluído como una pompa de jabón, y sin el escándalo que vino después.

¿Canapino va a volver a correr IndyCar? Acaso ni él lo sepa…

PD:

Nathan Brown en el Indianapolis Star del 4 de junio:

“Es una verdadera lástima que volvamos a tener esta conversación; para ser exactos, la tercera vez en menos de 14 meses. Pero ese triste hecho debería ser una señal para IndyCar y Juncos Hollinger Racing -así como para Agustín Canapino- de que las declaraciones que reprimen el ácido on-line por sí solas no pondrán fin a una avalancha de mensajes llenos de odio que siempre parecen terminar en las bandejas de entrada de quienes entran en contacto con Canapino en la pista.

Lo que ciertamente no pondrá fin a esto, será que Canapino no se lo tome como debe, con la seriedad exigida ante semejante caso. Llegó incluso a desacreditar las afirmaciones del joven piloto francés Théo Pourchaire, su equipo Arrow McLaren e incluso JHR (como lo demuestra la declaración conjunta de los equipos el día siguiente a la carrera en Detroit), de que el novato de IndyCar había recibido amenazas de muerte.

(…)

Durante una entrevista con periodistas en la inauguración de la temporada de este año en marzo, Juncos y su socio copropietario Brad Hollinger, marcaron que el equipo había mejorado y fortalecido enormemente sus relaciones públicas y sus comunicaciones, y estaba mucho más preparado para lidiar con esas situaciones. Ese sentimiento pareció sonar cierto en las acciones específicas del equipo durante las últimas 24 a 36 horas, pero no para su piloto (…) El hecho de que Canapino siga avivando las llamas con “me gusta” y “respuestas” mientras arroja dudas sobre las afirmaciones de Pourchaire, ha amplificado los mensajes. (…) Las palabras y acciones de Canapino tienen su consecuencia. Que, aparentemente, aún no haya comprendido la realidad de los continuos y hirientes aluviones de mensajes, con los que sus competidores han tenido que lidiar, es preocupante y decepcionante”.

-publicidad-


10 COMENTARIOS

  1. Por fin alguien que observa y analiza friamente lo que paso.
    Para mi el primer segundo fatal fue pasarse en el pitstop de las 500.Y si,coincido que retwittear a Ponte y cia fue una estupidez mayuscula,que no deberia sorprendernos por la personalidad de Canapa.
    Muy interesante traer la opinion de la prensa de Indiana,en USA cayo muy mal la actitud de Agustin.

  2. Como siempre Pablo sensato y con la cabeza fria.
    Sin dudas que al cortarse solo Canapino se disparo en el pie. Era hasta sacarse una foto con Pourchaire y listo solucionado. El comunicado sin dudas agarro por sorpresa a Juncos.
    Que lastima que eligió al amigo entrerriano antes que al jefe, increible

  3. El equipo JHR siempre fue mediocre en los boxes. Y han cometido errores más graves que el de Agustín en Indianapolis. Opino que no llega a EEUU el dinero acordado con Argentiina Visit y Martinez Sosa. No hay plata, tal.como dice nuestro presidente Caligula. Y aprovecharon la excusa de las amenazas para bajarlo. Mazzacane lo.mandará al TCPM en represalia por.preferir un.Indy Car a las.TC Pick up.

  4. Muy bueno pablo. El segundo fatal para mi fue esa frenada en pits en IMS. Si llegaba top 10, se hubiera hablado del carreron y del resultado final y el toque con pourchaire hubiera sido una anecdota nimia en toda esta historia. A nadie le hubiera importado, es mas la opinion publica yankee hubiera hablado de la inexperiencia de theo. Ya esta. Ya fue. Sin resultados concretos y apretado x el presupuesto, agustin y ricardo fueron victimas de la presion que llevan sobre sus espaldas. Una lastima

    • Cuando todo se tranquilice, con la perspectiva del tiempo, Agustín entenderá que la Indy500 fue la mejor carrera de su campaña en IndyCar. Todavìa está demasiado fresco todo, especialmente el dolor.
      Pueden haber sido vìctimas de la presión. Pero me parece que hay que diferenciar: la responsabilidad de Agustín en este entuerto se superior a la de Juncos. Por lo demás, no somos quiénes tenemos que disculpar a nadie ni condonar deudas ni nada de eso. No cabe la condescendencia en este caso, me temo, como tampoco el juicio lapidario: «Típico de los argentinos, por eso nos va como nos va».

      • Coincido. Su mejor carrera, estaba para top 10 en qualy y venia entreverado adelante a falta de 30 vueltas. El destino quiso que se equivoque justo ahi.

        Con el tiempo vamos a dimensionar la linda campaña que hizo en este año y medio. Todo lo que logro abordo de ese maquinon totalmente distinto a un TC. Y ojala que el proyecto de ricardo continue y prospere y que este todo ok con BH. Se lo merece

        Gracias x el intercambio, pablo , estare firme al pie del cañon el sabado con la transmi de le mans

  5. Muy buen artículo. Yo incluso iría más allá, relacionando el comportamiento de Canapino y de sus fans como típico de los argentinos. Por algo nos va como nos va….
    Saludos.

DEJÁ UN COMENTARIO

Por favor escribí tu comentario
Por favor ingresá tu nombre