ERA EL CANDIDATO  aunque él buscaba sacarse la presión, repitendo que «siempre tengo la presión de ganar…».

Orly Terranova cumplió con los pronósticos y con el desafío personal y deportivo, ganando por segunda vez (la anterior habia sido en el 2012) este Desafio Ruta 40, que para el mendocino y la mayoria de sus rivales, constituyó una prueba para el próximo Dakar.

«Fue un Mini Dakar y sinceramente no esperaba una carrera tan dura. Se ve que Pablo Eli y Tiziano Siviero (los que diagramaron la ruta ) no hacen  caminos para bebés como David Castera hizo con el último Dakar»,  largó Orly en otro «palito» para el francés con el que  tuvo algunos cortocircuitos en el último Dakar.

El festejo de Orly junto a su navegante Bernardo Graue.

«Esta vez pude encontrar el equilibrio entre una buena velocidad y un gran ritmo, además de no cometer errores», destacó Terranova en el análisis de lo que fue su victoria de punta a punta y en la que también la suerte tuvo su importante lugar . No hay que olvidar que Lucio Alvarez, su escolta y rival, se encajó en una duna el mismo día que Orly pudo salir de una delicada situación en un río seco gracias a la ayuda del Pato Silva. Un gesto que Orly destacó.

«Tuve un c…  así»,  había dicho Orly con el clásico gesto de los dedos pulgar e indice  abiertos y enfrentados, al llegar ese jueves al campamento de Tinogasta luego de esa tercera etapa que vio su momento más incierto en la carrera. Por entonces estaba convencido que además de una gran herramienta mecánica en su Mini y un buen ritmo de marcha, tenia a la suerte como valiosa aliada.

Orly cumplió. Ganó el Desafío, y de paso, su duelo personal con Alvarez. Un empujón anímico para encarar con buenas expectativas ese otro desafio que es ganar ese Dakar que le es tan casquivano.

«Será más dificil, pero me tengo fe…», avisó Orly.

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Por el equipo de VA 

Foto: Mónica Paz

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