EL RECUERDO DE LA ÚLTIMA CARRERA, por M. S. Eran otros tiempos y otro Turismo Carretera aquel que el 3 de mayo de 1992 pasó por última vez por Junín. Predominaban los circuitos semipermanentes, la televisión no lo había invadido y no compartía pilotos con el TC 2000 al punto que Juan María Traverso y Tito Bessone, por citar dos de las figuras más importantes de esos años, no formaban parte de la categoría. Igual tenía cosas que veremos este fin de semana en el reencuentro, como su organigrama de tres series y una final. Es que ya no estaban los extensos trazados que en los 50 y principios de los 60 dieron vida a las tradicionales Vueltas de Junín. Empezaban a acortarse las carreras y por eso el circuito El Panorámico era con sus 7.760 metros casi, casi como un autódromo, aunque se lo tomaba como semipermanentes y los autos largaban en tandas de a dos separados por diez segundos.
Eran otras carreras aquellas y por eso rozar un talúd en la serie y hacer un semitrompo en la final podían no ser obstáculo para ganar la carrera como pasó con Juan Manuel Landa gracias a un Dodge que era un misil por lo veloz y al abandono de Roberto Mouras a tres vueltas del final por rotura del motor de su Chevrolet. El desparramo de tierra que hizo en la primera serie provocó la abrupta frenada de un Falcon y su abandono al romper la cruceta le quitó todas sus chances. ¿Quién manejaba ese Falcon? Oscar Aventín. Si, el mismo que hoy preside la ACTC y que al final del año se tomó revancha al quedarse con el título de campeón que por única vez peleó Landa en su corto momento de protagonismo en el TC.
Aquel no fue un domingo propicio para los Aventín. Tampoco Antonio, hoy vocal tercero, pasó de la serie, un filtro que tampoco pasaron otros que por esos días estaban detras del volante y hoy los vemos sentados en la mesa de la comisión directiva de la ACTC, lease el vice presidente primero Hugo Mazzacane, el prosecretario Norberto Bressano, y el vocal y también chasista Walter Alifraco. En la final quedaron las esperanzas de Emilio Satriano, hoy vicepresidente segundo, Luis Minervino, revisor de cuentas y Roberto Urretavizcaya, vocal y todavía piloto en vigencia al punto que con su reaparición sobre el Ford de José Savino será el único de los que corrió aquella carrera que estará presente en esta edición moderna que inaugurará el Autódromo Eusebio Marcilla. Un grande Tito que a los 54 años mantiene el entusiasmo de aquellos días potenciado por la presecia de su hijo Tomás. El honor de los hoy directivos lo salvó aquel domingo el tercer lugar de Lalo Ramos y en menor medida el séptimo de Fabián Acuña. Ambos son actuales vocales. Un escalón por arriba de Fabián terminó Vicente Pernía, que este fin de semana estará como asistente de su hijo Leonel.
Como siempre en el TC no faltaron las quejas aquel domingo. Salieron de boca del expresivo Jorge Pedersoli, que criticó al reglamento aduciendo que favorecían a los Dodge y conspiraba contra la confiabilidad mecánica de los Dodge. Como se ve no todas las cosas cambiaron en este TC que vuelve a Junín después de 19 años.