LA VICTORIA ANIMA E ILUSIONA.

Ganar un Dakar da prestigio, satisfacción, unos miles de euros y la imaginable alegría, pero deportivamente también para el afortunado piloto eleva su vara deportiva. A partir de ese festejo las nuevas metas no son las mismas. Kevin Benavides no sólo ganó una vez (2021) el Dakar. Ya venció en dos, al repetir su éxito el año pasado. Obvias eran entonces sus intenciones y expectativas de ir por el tercer Touareg (trofeo que reciben los ganadores) en la46ta edición que por quinto año consecutivo transita territorio de Arabia Saudita.

 

Las pinchaduras de neumáticos complicaron el andar de Nasser Al Attiyah. Sufrió tres y por ese inconveniente cayó al quinto lugar en la clasificación general.

¡AL-ATTIYAH A LO TRAVERSO!

Lamentablemente para sus intenciones las cosas se empezaron a dar en su contra, desde antes que comenzara el Dakar. Una caída en las pruebas previas en Estados Unidos, a 33 días del inicio del Dakar, le provocó la fractura del peroné izquierdo y abrió dudas sobre su participación. Kevin las disolvió con una exigente recuperación, y así aunque con algunos dolores estuvo en la largada. Allí empezaron los problemas deportivos con una primera etapa tremendamente exigente y peligrosa, por la abundancia de piedra y rocas volcánicas. Una situación provocó quejas de los pilotos. La de Kevin tuvo una sutil ironía. “A quienes hicieron el recorrido, se le fue la mano con las piedras”, dijo e l salteño, contrariado tras su opaco séptimo lugar en el arranque de la edición 2024.

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Dicen que al Dakar hay que esperarlo porque es largo y cambiante. Para ver ese primer cambio positivo, Kevin sólo debió aguardar a la tercera etapa que con 733 Km (438 de velocidad) unió Al Dunadima con Al Salamiya como parte inicial de la Etapa Maratón. Y esa espera se prolongó un poco más al término del parcial. Fue el tiempo en que se demoró en conocer las sanciones de seis y 12 minutos al chileno Pablo Quintanilla (Honda) y al español Joan Barreda Bort (Hero), por no respetar la velocidad máxima en algunas zonas. Las decisiones, le dieron la victoria a Kevin, con 1m11s de ventaja a Ricky Brabec.

Lucas Moraes confirmó sobre la Toyota Hilux, el ascendente nivel mostrado el año pasado y se impuso en la tercera etapa. Hizo historia como el primer brasileño ganador de etapas en Autos en el Dakar.

“Fue una etapa muy dura físicamente y otra vez muy larga con más de 400 kilómetros, de mucha navegación y notas. Si bien cometí algunos errores, me enfoqué en hacer mi navegación y poder hacerla bien. Por eso estoy contento con el trabajo. Pude llevar un buen ritmo durante toda la etapa y ahora me voy a preparar todo para la etapa semi maratón, buscando seguir adelante.”

De esa manera Kevin repasó lo actuado en la tercera etapa que con el resultado alcanzado, le permitió ubicarse ubicó sexto en la general, a 20m 35s del líder Ross Branch (Hero). Una merecida alegría que renovó sus motivaciones para ir por la tercera victoria. Y si bien la diferencia con el líder no era poca, y en el medio había otros protagonistas importantes (Cornejo, Brabec, Quintanilla y Van Beveren) faltaba mucho, nueve etapas por recorrer y todo es posible en el Dakar. Algo más alejado (noveno) también su hermano Luciano Benavides, sostenía la ilusión de llegar al triunfo sobre la Husqvarna. Ya con la mira puesta en terminar la carrera lo más adelante posible, el resto de los argentinos en Motos. Diego Llanos marchaba 19°, Santiago Rostan 45° y Sebastián Urquía (104°).

El francés Alexandre Giroud se impuso en la tercera etapa, pero Varga mandaba en la general. Manuel Andujar, segundo en la etapa y ocupaba el mismo lugar en la general. Era el único argentino en carrera, ante el abandono de Francisco Moreno Flores.

Otra alegría sudamericana la brindó el brasileño Lucas Moraes sobre la Toyota Hilux. Revelación de la edición 2023 (fue tercero sin ganar ninguna etapa), se cobró dicha deuda al convertirse en el primer piloto brasileño en vencer en un parcial de Autos de la historia del Dakar. Su precisa conducción se lució en los caminos que por su abundancia de rocas y piedras, complicaron a los Hunter de Nasser Al Attiyah (tres pinchaduras de neumáticos y dos amortiguadores rotos), Sebastien Loeb (también sufrió tres pinchaduras), y al Audi de Carlos Sainz, que sólo pinchó una vez pero tuvo problemas de navegación y casi volcó. Con el excelente trabajo, Moraes confirmó que es uno de los jóvenes con mayor proyección en la especialidad. «Fue una jornada perfecta, no tuve problemas con los neumáticos y sólo tuve que detenerme para darle uno a mi compañero Seth Quintero» dijo el brasileño antes de calificar como «un sueño» su actuación en el Dakar.

Ganar el Dakar puede ser consagratorio para Moraes. Iba cuarto detrás del nuevo líder, el árabe Yazeed Al Rajhi (Toyota), el español Carlos Sainz (Audi) y el sueco Mattías Ektroem (Audi), y por delante de qatarí Nasser Al Attiyah (Hunter) y el francés Stephane Peterhansel (Audi). Ante esos experimentados pilotos, parecía difícil el objetivo de la victoria, pero no hay que olvidar que muchos otros sueños, como el de Moraes se han convertido en realidad en el Dakar.

 

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