CUMPLIÓ EL TRÁMITE PARA SER CAMPEÓN.
No hubo sorpresas y luego de una década Mariano Werner encontró revancha a aquella recordada frustración de sumar más puntos que nadie pero no ser campeón de Turismo Carretera por carecer de la victoria obligatoria.
Quiso el destino que como aquel domingo 28 de noviembre del 2010 en un desbordante Gálvez porteño, en este definición en el Villicum sanjuanino ante las limitadas 4.000 personas, fuese Agustín Canapino el ganador. Claro que esta vez el Titán de Arrecifes no era el gran rival de Mariano por la corona Si, fue en parte un gran aliado ya que su contundente dominio desalentó las chances de Gastón Mazzacane, Jonatan Castellano y Christian Ledesma para alcanzar ese triunfo que precisaban para alentar esperanzas de ser campeón.
A diferencia de hace diez años, Werner no necesitaba ganar. Ya tenía y tres victorias en sus alforjas, la máxima cantidad de un campeón de TC desde 2015 cuando también sobre un Ford se coronó su coterráneo Omar Martínez con cuatro éxitos. Este capital y su ventaja de 18 puntos, le dieron la tranquilidad y posibilidad de especular, incluso guardando algo del gran potencial del Ford que alista el Memo Corse. Por eso como se preveía, no le discutió el liderazgo a Agustin en la serie.. “La obligación nuestra no es correrlo a Canapino sino controlar a los rivales del campeonato” explicó Mariano sobre una criteriosa y cautelosa actitud que mantuvo en la final desde el quinto puesto.
Siempre por detrás del Ford roijblanco, el Torino de Juan Cruz Benvenuti, su escolta más cercano en el campeonato nunca fue una preocupación. Por delante el Dodge de Castellano y el Chevrolet de Mazzacane tampoco movían mucha inquietud porque como quedó dicho, por la contundencia del “chivo” de Canaoino siempre estuvieron lejos de la victoria.
Con estas circunstancias, el camino a la corona se convirtió en un tranquilo y monótono tramite para Werner ante rivales que parecieron resignados a su suerte. Castellano intentó algo más y hasta se ilusionó conque una posible entrada del auto de seguridad, que no se produjo, podía permitirle darle lucha a Canapino. Pareció demasiado optimista. Lo cierto en que la carrera se fue consumiendo en un trámite lineal, poco acorde a lo que se espera de la definición de un titulo de TC. Estas circunstancias no le quitan mérito a la coronación de Werner tras 12 años y 191 carreras en la categoría. Se lo merecía por su permanente protagonismo, de la misma manera que los hinchas de Ford merecían volver a gritar campeón luego de cinco años. Lo hicieron gracias a este otro entrerriano, convertido ya en su gran referente.
Fotos: Prensa ACTC.