UNA RELACIÓN QUE no se ha concretado.
Los Juegos Olímpicos invadieron casi todo el territorio de la atracción y trascendencia deportiva. Lo sufrió en buena parte el automovilismo, uno de los escasos deportes (otros son motociclismo, beisbol, softbol, ajedrez, billar, polo) que no participan en esa cita magna que cada cuatro años captura la atracción del mundo deportivo, como se comprobó en los días donde lo que se veía en las transmisiones televisivas desde Río de Janeiro provocó, a veces con alguna exageración, más expectativas que otros acontecimientos deportivos.
¿Por qué falta el automovilismo en los Juegos Olímpicos?, es la gran pregunta frente a una situación que se mantiene en el tiempo. La respuesta hay que empezar a buscarla en la antigua Carta Olímpica que destaca que, “los deportes, disciplinas o eventos en los que el rendimiento dependa de la propulsión mecánica no serán aceptados”.
Una máxima que en el 2012, cuando la Federación Internacional del Automóvil (FIA) se integró al Cómite Olímpico Internacional (COI), y pareció que el momento de la incorporación estaba cerca, el entonces presidente Jacques Rogge, ratificó con un terminante “el concepto de los Juegos es que es una competición de atletas, no de equipamientos. Por lo tanto, y con mucho respeto, no se incluirá al automovilismo en el programa olímpico”. Por entonces la cada vez más avanzada técnica de la bicicletas y las embarcaciones de vela, daban relativo valor al argumento de la obligatoriedad de la nula influencia de los factores ajenos al ser humano.
La negativa no pareció preocupar mucho a Bernie Ecclestone , cuya visión del deporte está bastante lejos de la que proclama el espíritu olímpico. De todas maneras, unos años antes, en el 2008, y con el afán de buscar carreras más atractivas, Bernie propuso el sistema de medallas para premiar a los ganadores de los grandes premios de Fórmula 1 y por cantidad de medallas acumuladas decidir el titulo de campeón. Ni siquiera fue debatido.
Hubo un tiempo lejano, concretamente en las Olimpíadas de París en 1900, en que el automovilismo y el motociclismo estuvieron incluidos en los Juegos, aunque sólo con carácter de exhibición. Aquella vez hubo 16 eventos diferentes y los ganadores fueron premiados con medallas como los deportistas olímpicos competitivos. Entre los eventos de los autos se contó la Paría-Touluse-París, ganada por Alfred Velghe, que usó el seudónimo Levegh, el mismo que décadas más tarde utilizó su sobrino Pierre, protagonista y una de las víctimas, en 1955 de la tragedia en las 24 Horas de Le Mans que causó 86 muertos. Las motos dividieron su competencia en varias jornadas de 70 vueltas cada una en una pista, cercna a Vincennes. Triunfaron los hermanos Eugene y Michel Werner, que eran periodistas. Sus herederos no tienen nada que ver con el Mariano entrerriano, que ganó en el TC de Rafaela un rato antes que muchas de la miradas de quienes estaban en el circuito se posasen en la final olímpica de tenis en Río, que Juan Martín Del Potro perdió ante Andy Murray.
El transcurrir de los años vio otros acercamientos del automovilismo a los Juegos Olímpicos pero sin integración. Hubo un Rally Olímpico en1936 que finalizó en Berlín. Se repitió en1972, con llegada en Munich, sede de los Juegos, y premiación con medallas a los tres primeros. Como navegante del Alpine A110 triunfador, recibió lasuya un tal Jean Todt, el mismo que cuatro décadas más tarde, ya como presidente de la FIA, suscribiría la integración al Cómite Olímpico. Como quedó mencionado, este acuerdo no favoreció el ingreso del automovilismo a los Juegos.
El tema del ingreso del automovilismo a los Juegos Olímpicos divide opiniones en el ambiente. Hay quienes lo ven positivo porque sería una nueva manera de aumentar su trascendencia mientras que existen otras visiones que estiman que el automovilismo, y especialmente la Fórmula 1, no necesitan de los Juegos Olimpicos. Tampoco faltan aquellos que sostienen que su ingreso no lo incentiva ni lo quiere el COI porque eclipsaría otros deportes. Lo indiscutible es que de concretarse ese ingreso no sería sencilla su implementación ¿Qué tipo de autos se utilizarían? ¿Quiénes serían los pilotos? ¿En qué clase de circuito se correría? serían dilemas a resolver. Hubo quien adelantó que en un futuro la creciente Fórmula E podría ser una buena alternativa por el espíritu ecologista que la impulsa. Un dato: la carrera inaugural en China se corrió alrededor del Estadio Olímpico de Beijing.
Por ahora el automovilismo sigue afuera de los Juegos Olímpicos. Por el contrario en esta edición de Río de Janeiro, los Juegos han avanzado groseramente sobre el automovilismo. Su Parque Olímpico se construyó sobre lo que fue el Autódromo de Jacarepaguá. sin escuchar los múltiples reclamos para defenderlo como sitio historico del automovilismo internacional.
Se ganó ese lugar de sitio histórico este Autódromo Nelson Piquet de Jacarepaguá que ya es un recuerdo Es el mismo donde en marzo de 1981, Carlos Alberto Reutemann ganó aquel recordado Gran Premio de Brasil al desobedecer la orden de dejarlo pasar a su compañero Alan Jones. El mismo donde tres años más tarde debutó en la Fórmula 1 ese gran piloto e ídolo que fue Ayrton Senna. El mismo donde Alain Prost, con sus 5 victorias, se convirtió en el máximo ganador del Gran Premio brasileño. El mismo donde en el 2002 Sebastián Porto debutó como ganador en el Mundal de Motociclismo. El mismo que albergó 10 grandes premios de Fórmula 1 entre 1978 y 1989, recibió 8 visitas del Mundial de Motocilismo entre 1995 y 2004 y fue escenario dentre 1996 y 2000 del paso de los entonces Champ Car.
Ese autódromo ya no está más. Qué pena.
Por Miguel Sebastián
Fotos: motorsport.com
Cada vez es mas delgada la línea que separa a quienes no quieren el automovilismo en los juegos, ya que muchas disciplinas utilizan elementos mecánicos de última generación sin los cuales sería imposible competir.
Habría que hacer competencias tipo master como las que se hacen a fines de año sobre distintos tipos de vehículos homologados y listo.
Pero hay casos peores (y que a los Argentinos nos perjudica enormemente) como haber prohibido el polo en los años 20 porque ganabamos siempre (sin embargo hay salto con caballos…) o el patín carrera, otra disciplina de trascendencia en nuestro país y el mundo que tampoco está incluída (injustamente por cierto). Lo que vale, evidentemente, es el poder de lobby de las federaciones de los distintos deportes