NADIE PUDO IMAGINARLO.
Es cierto que muchas cosas han cambiado, no todas para mejor, en el mundo durante las últimas décadas. La globalización, las nuevas culturas, el avance de la tecnología, los crecientes intereses financieros y las grandes corporaciones financieras lo han modificado en todos sus niveles y han posibilitado cosas impensadas. También y esto especialmente en el automovilismo deportivo, el factor económico fue ocupando un lugar cada vez más importantes a partir de que el fines de los 60 se intensificaron los patrocinios y su influencia en la actividad.
Todo bien, pero imaginar que algún día un auto de Fórmula 1 de un equipo estadounidense estuviese decorado con los colores blanco, azul y rojo pero de la bandera de Rusia, es algo que no estaba ni en los más audaces pensamientos. Ni que hablar de quienes en el pasado siguieron con ansiedad y preocupación la Guerra Fría que políticamente enfrentó esos dos colosos mundiales que era y son Estados Unidos, y por entonces la Unión Soviética, ahora Rusia.
Pues bien, ese día ha llegado como se vio en la presentación del Haas VF21. O mejor dicho la muestra de la decoración que tendrá en el Mundial de Fórmula 1, ya que el auto, como se aclaró, se verá recién en las pruebas en Bahrein a partir de viernes 12. Una exposición que permitió ver al auto con los predominantes colores blanco, azul y rojo de la bandera rusa acompañando el logo principal de Uralkali, la megaempresa química rusa, propiedad de Dmitry Mazepin, padre de Nikita, uno de los pilotos del equipo junto a Mick Schumacher, y poseedor de una fortuna estimada en 1.200 millones de dólares. Relegado quedó el logo de Haas en los laterales, el alerón y la trompa.
Por encima de la entendible exhibición de su empresa, la decoración con los colores de la bandera rusa tiene por objetivo marcar a presencia de dicho país y no llega en un momento cualquiera. Surge en medio de una prohibición que los deportistas rusos tienen para competir bajo su bandera , cantar su himno y exhibir su nacionalidad en sus vestimentas por la sanción impuesta por la Agencia Mundial de Antidopaje por un sistema de doping encubierto en los Juegos de Invierno en Sochi (Rusia) 2014. En el caso de la Fórmula 1, esa prohibición no incluye al equipo.
Sabido es que billetera mata galán, talento y otras yerbas en el automovilismo. Por eso sonaban ingenuos aquellos comentarios que pedían la expulsión de Mazepin de la Fórmula 1 tras conocerse el video en el que dentro de un auto tocaba a una amiga sin que la chica denotase mayor molestia. Difícilmente un equipo, complicado económicamente como el Haas, iba a perderse semejante apoyo económico de una billetera pesada como la de papá Mazepin. Tan pesada que no sólo dejó en el olvido ese travesura del pícaro Nikita sino que pacíficamente pudo concretar la invasión de Rusia a Estados Unidos