SCIOLI, EL CALENDARIO DE LA FÓRMULA 1 Y MÁS CIRCO QUE PAN

EL PICHICHI HACE POLÍTICA, PERO EL FUNCIONAMIENTO REAL DEL AUTOMOVILISMO LO DESMIENTE.

“El 1° de noviembre voy a estar en San Pablo con el presidente de Liberty que es el responsable de estos eventos, el presidente de la FIA, el presidente del Automóvil Club, tenemos una reunión programada en Autódromo de San Pablo y ahí vamos a avanzar”, le dijo Daniel Osvaldo Scioli a Radio Mitre durante el fin de semana.

Según el Secretario de Turismo y Deportes, el viernes 1º de noviembre a las 14 horas se reunirá con la autoridad máxima de la Fórmula 1 actual, el tiular de Formula One Management (FOM), el italiano Stefano Domenicali (ya que “el presidente de Liberty”, John Malone, no se encarga de estos menesteres menudos), para discutir la inclusión de la Argentina en el calendario mundial.

Es evidente que Scioli toca de oído y pretende sintonizar con cierto humor popular, desplegado desde el debut de Franco Colapinto en Fórmula 1. Pero es difícil encontrar especialistas en automovilismo en la Argentina –desde analistas a fanáticos- que crean que esta fábula pueda hacerse realidad. Las declaraciones de este personaje de discutible catadura no resisten demasiado análisis.

Scioli, que es un político, subraya su reunión con otro personaje de su calaña, el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), el árabe Mohamed Ben Sulayem. Pero como toca de oído, no sabe que la FIA no arma el calendario: eso podía ocurrir en los ’50 o los ’60, pero nunca más desde los años de Bernie Ecclestone. Desde que el Pacto de la Concordia se encuentra vigente (comenzó en 1981 hasta hoy), la FIA “bendice” el calendario que arma FOM, que nunca suelta el control de los detalles comerciales de los arreglos.

Así que una reunión entre Scioli y Ben Sulayem no tendría que exceder lo protocolar. La inclusión del flamante presidente del Automóvil Club Argentino, licenciado César Carman, refuerza esa impresión, ya que es improbable que el ACA se transforme en el promotor de un eventual Gran Premio. (A propósito: ¿Sabe Scioli que el ACA votó en contra de Ben Sulayem en la última elección?)

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Eso querrá saber Domenicali cuando la reunión se lleve a cabo: ¿quién será el promotor? ¿Existe? Será con él con quien habrá que negociar. Ya volveremos a ese punto.

Mientras Scioli revelaba la reunión con Ben Sulayem, el dirigente árabe ponía en cuestión recientemente la extensión del calendario, en el único marco en el que puede actuar: la “bendición”.

“No podemos tener más carreras –declaró- Para controlar tantas carreras, la FIA necesita dos equipos (de funcionarios). ¿Se la bancan los pilotos? Me gustaría saberlo. Seamos sensibles y lógicos sobre esa posibilidad. ¿Pueden absorberlo física y mentalmente? Nosotros no podemos hacerlo con un solo equipo, tenemos que rotarlos”.

El Pacto de la Concordia fija un límite de 25 Grands Prix al año; Domenicali cree que 24 carreras es un tope aceptable, aunque el desgaste de equipos y pilotos es enorme: de hecho, el parate de cuatro semanas desde la última cita en Singapur hasta el GP de los Estados Unidos inminente, fue acomodado con la intención de ofrecer algún respiro a los integrantes del circo de la F-1. Y ha sido antes de la exigencia final: seis carreras en ocho fines de semana.

Veamos, la Argentina no es la principal candidata al casillero 25 del calendario. Repasemos:

• Sudáfrica lleva años negociando su ingreso; FOM quiere tenerla a bordo (y la carrera tiene en Lewis Hamilton a su embajador más destacado), pero el acuerdo no termina de fructificar, en torno a la discusión sobre el fee y la sostenibilidad del convenio.
• Rwanda quiere hacer su GP, con capitales qataríes, construyendo un circuito muy cerca del aeropuerto de su capital, Kigali (algo similar a lo que hizo Malasia); la FIA hará su gala de entrega de premios 2025 precisamente en Kigali, pero las partes no terminan de acercarse; FOM prefiere a Sudáfrica.
• Corea del Sur disfrutó su GP entre 2009 y 2013, y quiere recuperarlo con un callejero en Incheon, un suburbio de la capital Seúl. Los coreanos cuentan con profuso respaldo económico y profesional como para llevarlo a cabo.
• Además, Turquía y Alemania son mencionados periódicamente.
• Sin olvidar que Liberty Media, la compañía que controla a la FOM, pretende una cuarta carrera en los Estados Unidos: a Austin, Miami y Las Vegas le gustaría agregarle una competencia en Chicago.

¿Cómo podría encajar la Argentina en ese rompecabezas? Normalmente se dice que a la F-1 puede interesarle si enlaza esa carrera con la de San Pablo, pero ese es solo un análisis teórico: en el año en curso, Brasil es la tercera carrera en fines de semana consecutivos, tras Estados Unidos y México. Imposible cuatro al hilo. ¿Entonces?

Volvamos a Scioli: “En Argentina se dan las condiciones a través de la inversión privada para cubrir los gastos y la logística, que demanda un evento de repercusión mundial y también de generación de trabajo”, dijo en radio.

Otra muestra de desconocimiento: la inversión privada no puede sostener un Grand Prix porque el modelo de negocios que impone la FOM lo impide desde el punto de vista económico: Son tantas las cargas impuestas y tan pocos los recursos que genera un GP, que resulta imposible llevarlo adelante sin el respaldo oficial. Scioli, que fue embajador argentino en Brasil, debiera saber que la carrera a la que concurrirá cambió de nombre (no es más el GP de Brasil sino el de San Pablo), porque la subvención a la carrera no es nacional sino municipal.

Se pensó que la inversión privada sostendría el venidero GP de Madrid en un circuito callejero cercano a Barajas. Pero un mes atrás, el ayuntamiento madrileño reveló que no encuentra un socio privado dispuesto a asumir el riesgo. Eso ocurre en España, que organiza su carrera de F-1 de forma ininterrumpida desde los años ’80. ¿Quién puede pensar de manera sensata que el tradicional conservadurismo de la burguesía argentina va a dar el salto que sus colegas madrileños no se animan a dar?

Como muchos compatriotas que hacen el esfuerzo para pagarse el pasaje, estadía y la entrada para presenciar el GP de San Pablo 2024, también Scioli irá a Interlagos a ver correr a Franco Colapinto. Las preguntas sobre quien pagará ese viaje quedan a cargo de ustedes, amigos lectores. Pensar que la fantástica irrupción de Colapinto puede ser determinante para la inclusión de la Argentina en el calendario de la Fórmula 1 es completamente irreal, toda vez que el piloto oriundo de Pilar –algo lamentable pero real al momento- no tiene lugar en la F-1 de 2025.

Después de tres décadas y media de ausencia en el calendario, los Países Bajos volvieron a tener su carrera a raíz de los éxitos de Max Verstappen. El circuito recibe de 100 a 110 mil personas por día de actividad, y aún así, su continuidad está en dudas: se presume que a partir de 2026 alternará con el GP de Bélgica en Spa; un año cada uno. Max es local en ambas carreras, claro…

Como se ve, un escudriñamiento más o menos riguroso de las palabras del funcionario muestra que son parte de una declaración efectista, pero poco probable de llevar a cabo. Una más que promete negociaciones por el regreso de la F-1, como se han escuchado decenas en las últimas décadas. Palabras a las que hay que darle la misma trascendencia que las tantas otras.

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