DOS TIPOS AUDACES

Por Pablo Vignone

“No recuerdo bien en qué carrera fue, pero sucedió después de una práctica cronometrada. Entré a los boxes y mi ingeniero, Ian Reed, me pregunta:

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-Marc, ¿qué tiene de malo el auto?

-¿Por qué? –le pregunto.

-¡Porque hasta un piloto privado hizo mejor tiempo que vos!

“Fui a mirar la planilla y descubrí el nombre. Juan-María-Traverso. El estaba quinto, yo sexto. Fue la primera vez que supe de él”.


Fuimos privilegiados testigos del reencuentro, después de más de tres décadas, de dos de los pilotos del equipo March de Fórmula 2 Europea de 1979, el suizo Marc Surer (actual vecino de Puerto Madero, aunque parezca una broma), y el ramallense Traverso. En la cena de fin de año de la Asociación Argentina de Volantes, que preside el Flaco, compartimos la mesa con ambos campeones.


“Vos sabés, Marc –le cuenta Traverso con traducción de visionauto que ese March que yo corría, tenía el patrocinio de Ford Motor Argentina. Max Mosley, que por entonces todavía era uno de los dueños de Marc, miraba con cara seria, porque no podía entender cómo yo tenía semejante patrocinio… Si hasta la Ford de Detroit le pidió explicaciones a General Pacheco por el auspicio”. En ese entonces, Traverso era el bicampeón de TC con el equipo oficial del óvalo, cuando decidió ir a probar suerte a Europa.


“Hace siete años –retomó el suizo- volví a la Argentina. Estábamos viendo una carrera de TC y mencionaban a un tal Traverso… Yo dije, ‘ese nombre lo conozco’ y pregunté, ‘¿es el hijo del que corría conmigo?’. ¡Y eras vos!”.

Surer siente un profundo amor por la Argentina (y por una argentina). Ex piloto de Fórmula 1 entre 1980 y 1985, está en pareja desde hace varios años con la colega Silvia Arias, con quien comparten casa en Suiza, en España y también en Buenos Aires. El suizo es comentarista de F-1 para la TV alemana, y Silvia lo acompaña por el mundo trabajando para distintas publicaciones de la Argentina y para la TV local.

“Yo corrí hasta los 55”, le cuenta el Flaco a su invitado en una noche tan especial, que la AAV terminó entregándole un premio al visitante. “Tuvimos que irnos a Suiza para encontrar a un piloto que le ganara al Flaco” bromearon, y no faltó quien dijera que, en ese entonces “Surer corría, Traverso participaba”. En efecto, el suizo fue el campeón de F-2 de ese año, postergando al inglés Brian Henton (“iba rápido ese, ¿no?” tiró el Flaco, ante el asentimiento de Surer. “¿Te acordás del loco de Beppe Gabbiani?” sugiere el suizo, en la mesa que compartió con Traverso, Arias, el titular de la CDA Carlos García Remohí, el vicepresidente del ACA Jorge Revello, el ingeniero Rafael Sierra, el campeón de TRV6 Guido Falaschi, el ex piloto de TC2000 Carlos Crocco y visionauto.

Cuando al Flaco (que en ese campeonato terminó 18º) se le recuerda que su ex compañero corrió para Brabham en Fórmula 1, refresca la historia del ofrecimiento que le hiciera Bernie Ecclestone para continuar en Europa durante 1980, con la chance de acceder a la máxima categoría.

Bernie –señala Marc- era una persona con la cual era difícil hablar. Pero debo reconocer que el jueves después de cada Grand Prix, yo tenía depositado en mi cuenta el pago por haber corrido para el equipo. En Arrows, en cambio, nunca pagaban… Tuve que sacarles un coche en compensación.


Marc, hubo una carrera en Zandvoort (Holanda) en la que yo no pude correr ese año, porque estaba enfermo –relata el Flaco- Al auto lo llevaron igual al circuito, pero nadie lo manejó. ¿Vos sabés que a los seis meses, Ecclestone me devolvió la plata de esa carrera?


Surer presentó su “más alto respeto” por la labor mutual que realiza la AAV, y Traverso le señaló a Carlitos Okulovich, el misionero campeón de la Clase 3, sentado en la mesa lindera. “Casi nos funde. Nos costó 500 mil dólares su recuperación” bromeó, recordando el fenomenal accidente de Okulovich en El Zonda, corriendo en TC2000 dos años atrás. “Nadie sabe que durante los 30 días que estuve internado –reconoció el misionero- hubo siempre una persona de la AAV al lado de mi cama, y una ambulancia dispuesta siempre para un traslado. Así que le digo a los pilotos ¡que arriesguen tranquilos…!”


La salida provocó la carcajada del suizo. “Me encanta este país, que tiene un fantástico automovilismo. En Suiza no tenemos un solo circuito, ¡y aquí hay tantos! ¿Es cierto que tenés un museo tuyo?”. Traverso aclaró: “todavía no es un museo, pero ya tengo 23 autos…”. Según Alberto Crespo, ex presidente del TC2000 cuando Traverso reinaba, la cifra incluye un Rambler Ambassador 1966 flamante que Juan Cruz Traverso, el padre del Flaco, había encargado y que éste manejó antes de que su padre pusiera las manos al volante… volcándolo prolijamente hasta arrugarle todo el techo. Surer no tiene tantos, pero sí el March 792 con el que se coronó campeón…


Foto: Silvia R.Arias
23/12/2010

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