EL GRAN PREMIO DE ITALIA, EN LA CATEDRAL MONZA Y A SOLAS.
Y sí, y por octava vez en la temporada signada por la pandemia de coronavirus. Uno de los grandes premios más esperados y apasionantes en la célebre Catedral de Monza. Iba a faltar uno de los momentos tradicionales, la invasión del público a la pista una vez finalizada la carrera, esa marea humana teñida en su inmensa mayoría de rojo.
Eso sí, habrá una excepción y desde ya, bien justificada. Ferrari había anunciado que 250 médicos y enfermeros que jugaron un papel encomiable en la primera línea en la lucha contra el COVID-19 en Italia, van estar presentes en Monza. Un reconocimiento bien merecido para profesionales que, como en el mundo y por supuesto en la Argentina, han estado en la primera línea enfrentando al virus al cuidar a tantos pacientes contagiados.
Las 250 personas en las tribunas, guardarán distancia social y demás precauciones habituales en tiempos de pandemia. En un momento, los van a invitar a la pista, a modo de homenaje simbólico por la valentía, sentido del deber y altruismo puestos a diario en la lucha contra el COVID-19. Sabrás que Italia ha sido uno de los países más golpeados por el coronavirus, que originó el fallecimiento de más de 35 mil habitantes.
Mientras Lewis Hamilton y el imbatible Mercedes negro, estaban alistados para continuar con el abrumador dominio que ha colocado al campeón, en el camino indicado para igualar e incluso quebrar el récord de victorias (91) ostentado por Michael Schumacher y, la frutilla del postre, conquistar su séptimo título mundial para también emparejar a Schumi. Los 47 puntos que acumula sobre Max Verstappen cuyo Red Bull impotente para seguirle los pasos, parecían una diferencia indescontable.
Y la otra del finde italiano, los Willams dejaban el equipo, Frank y su hija Claire al frente en los últimos años. El otrora poderoso y múltiple ganador, fue vendido a un fondo de inversiones estadounidense. Dorilton Capital, toma las riendas de Williams. Acechado los Williams por razones económicas, dieron un paso al costado y se supone, sanearon las finanzas.
Williams seguirá llamándose Williams, esperemos que por mucho tiempo más allá que la última escudería familiar se haya extinguido. La escudería fue fundada en 1977 por Frank Williams, en la actualidad de 78 años.
Después de 43 años y 739 grandes premios, la familia deja la disciplina tras el reciente cambio de propiedad. “Ahora que el futuro del equipo está asegurado, el momento de dejar el deporte motor, ha llegado para nosotros. Como familia, siempre hemos dado la prioridad a Williams. Hemos mostrado con nuestras recientes medidas que es el buen momento para pasar las riendas, y dar a los nuevos propietarios la oportunidad de dirigir el equipo en el futuro”, señaló Claire Williams.
La hija de Frank, de 44 años, había tomado la dirección de la escudería de F1 para suceder a su padre, paraplégico desde aquel accidente en una ruta en 1986 cuando viajaba con Nelson Piquet.
Williams, siete veces campeón del mundo de pilotos, con estrellas como Alan Jones, nuestro Carlos Reutemann, el mismo Piquet, Alain Prost, Nigel Mansell, Jacques Villeneuve, y nueve veces campeón del mundo de constructores entre 1980 y 1997. Más adelante, con el transcurso de los años subsiguientes comenzó el declive (no ha subido a un podio desde hace tres años), no sin tratar de torcer el rumbo. Sin embargo, derivó en la venta y el retiro de la familia Williams.
Fotos: Williams Racing (portada)