CARLOS ALBERTO REUTEMANN nunca se destacó por sus decisiones apresuradas. Cómo iba a cambiar para anunciar su retiro del automovilismo.
Tal vez la decisión la tomó aquel domingo 21 de marzo de hace tres décadas en su largo y amargo regreso a pie a boxes de Jacarepaguá tras abandonar el Gran Premio de Brasil luego que su Williams FW 07C se tocó con el Renault Turbo del francés Rene Arnoux mientras disputaba un intrascendente séptimo lugar junto con los McLaren de Niki Lauda y John Watson (foto).
Ni Frank Williams lo supo. «Me gustaría saberlo a mi también», le contestó el por entonces vital Frank a quien firma esta nota frente a la consulta sobre si sabía donde estaba Lole. Por entonces Lole ya estaba camino al hotel. ¿Con la decisión tomada?. ¿O en maduración para no repetir el apresurado adiós que anunció en Las Vegas cinco meses antes y del que luego dio marcha atrás?
Pasó una semana. El domingo 28, Buenos Aires se conmovió deportivamente al mediodía con el carrerón de la clase 500cm3 que en actual Gálvez protagonizaron tres campeonisimos de las dos ruedas como los estadounidenses Kenny Roberts y Freddie Spencer y el inglés Barry Sheene en el cierre de la jornada por el Mundial de Motociclismo. Por la tarde no sólo la capital porteña sino todo el país se estremecería mucho más cuando empezó a circular por las redacciones la gran noticia: Reutemann habia anunciado su retiro.
La incredulidad dio paso a la sorpresa y ésta a la gran conmoción.«Si, es cierto. Ya no sentìa las motivaciones de antes» escucharon como explicación de parte de Lole los pocos que pudieron tener dialogo directo. Esa falta de verdaderas motivaciones en Reutemann las habían percibido quienes lo acompañaron a los Grandes Premios de Sudáfrica y Brasil, las dos primeras carreras del aquella turbulenta temporada 1982 de la Fórmula 1. «¿Qué estoy haciendo acá, podía estar tranquilamente en Santa Fé», fue la sugestiva reflexión de Lole en medio de la huelga de pilotos que amenazó la carrera sudafricana.
Resultó un aviso. Ni siquiera el segundo puesto en Kyalami, detrás del Renault Turbo de Alain Prost sirvió para relanzar expectativas que parecian haber quedado detenidas en aquel sábado 17 de octubre del año anterior con ese titulo que increiblemente se le escapó en la carrera final de Las Vegas por un sólo punto ante el brasileño Nelson Piquet.
Quiso el destino que ese lugar de piloto número uno que Lole dejó en Williams lo tomara Keijo Rosberg,padre de Nico, el actual piloto de Mercedes Benz. El finés aprovechó los vaivenes de un campeonato cambiante como pocos y conquistó el título mundial con apenas una victoria. Reutemann nunca se arrepintió de su decisión y no volvió a correr en la Fórmula 1. Ofrecimientos no le faltaron pese a que ya tenía 40 años.
Unos años más tarde en Inglaterra circuló una particular versión sobre el verdadero motivo del retiro de Lole. Se dijo que obedeció a que Reutemann ya estaba en conocimiento de la inminencia de la guerra que por las Islas Malvinas enfrentaría a Argentina con Inglaterra, y que por eso no quiso quedar en una incómoda situación en el equipo británico. Frank Williams suscribió esta teoría en su libro. Cierta o no, lo real fue que una semana después del retiro de Lole comenzó la guerra con la invasión argentina a las Malvinas.Reutemann nunca confirmó esa teoría aunque tampoco la desmintió. Su silencio contribuyó a aumentar el misterio. Y ya pasaron 30 años.
Por Miguel Sebastián