LA FIERA NO SE RINDE.
Casi perfecto. Así de fue el fin de semana del equipo Renault en los 200 Km de Buenos Aires. Y el casi excede el simple detalle, ya que esa cuenta pendiente que fue el tercer escalón del podio, se convirtió en una pequeña factura (le impidió a Leonel Pernìa recuperar la punta del campeonato), que puede tener su alto costo en la definición del campeonato. Es que a ese tercer escalón se subió nada menos que Matías Rossi, el gran obstáculo para que la marca de rombo festeje su tercer título consecutivo en el Súper TC 2000. Por ahora el Misil está arriba con 5 puntos de ventaja sobre Pernía.
Desde que Pernía tomó la punta tras aprovechar el parate del poleman Gabriel Ponce de León en la largada quedaron pocas dudas que el Fluence número 3 iba en camino de la ansiada victoria en la carrera más importante del año de la categoría. También la falla asumida por Gabriel («Me sorprendió, hizo una explosión y se paró”) dejó pendiente saber si esa orden de equipo para favorecer las chances de Pernía que en el box del bicampeón Facundo Ardusso ya intuían en el atardecer del sábado, iba a llegar con el invitado sentado en el Fluence número 1. No hizo falta, y eso ahorró polémicas para una situación que parece clara desde mitad de campeonato y que apunta a favorecer la coronación de Leo, más allá de las chances matemáticas que hasta ahora mantiene Ardusso aunque a 38 puntos de diferencia con 50 en juego en las restantes fechas, Río Cuarto (24 de noviembre) y Neuquén (15 de diciembre).
Todo esto no quita el mérito al buen trabajo de Pernía, complementado por una perfecta tarea de Damián Fineschi, el invitado al que recurrió Leo tras no poder concretar las iniciales gestiones con Norberto Fontana (corrió el fin de semana en TC Pick Up) y Christian Ledesma (no hubo acuerdo económico). “Damián se manejo todo”, fue el elogio que largó Leo apenas llegó con Fluence vencedor, para así inscribir por primera vez el nombre de ambos como ganadores en los 200 Km. Un elogio no exagerado porque más allá de la superioridad del Renault número 3, Damián supo sobrellevar con tranquilidad y precisión la responsabilidad y la presión que le trasladó Leo, al entregarle el auto en punta. Demostró que su capacidad conductiva sigue vigente, pese a que este año quedó afuera de la categoría por motivos presupuestarios. Algo que también va para Franco Vivian, invitado por Matías Milla, su gran rival en la época de los karting, en una dupla que completó el 1-2 de Renault que se vió favorecido por el abandono de Agustín Canapino por una falla en el motor del Chevrolet Cruze. “No es la primera vez que me pasa”, se quejó el Titán.
No es novedad pero también hay que decir que Matías Rossi “se manejó todo”. Compensó el errático andar de su invitado, el uruguayo Santiago Urrutía (14º), en la parte inicial y llevó al podio a su Toyota, tras protagonizar con Ardusso los momentos más destacados de los 200 Km., en un atrativo duelo que rubricó a su favor con un impecable sobrepaso al Renault en plena entrada al Curvón. Una maniobra que fue el mejor recuerdo que dejaron estos 200 Km, y que valió doble porque junto con el otro puesto que enseguida le cedió Emilio Spataro, con el otro Toyota, le abrió el camino al podio. No habrá que olvidarla, porque tal vez haya sido clave en la definición del campeonato.
Fotos: Prensa Renault y Súper TC 2000.