«ESTOY ENAMORADO de mi auto», reza, traducida a nuestro idioma, una antigua pero muy sentida canción de Queen. Bueno, la de los alemanes con sus autos también es una historia de amor, pero redefinida con el paso del tiempo.
Como te habrás enterado en Visión, la alemana Frankfurt es la sede del Salón de Automóvil cada dos años; la cita es la gran esperada por el mundo de las cuatro ruedas y desde ya, por el público. Las grandes novedades de las marcas, cuentan allí con su espacio ideal para ser reveladas. Desde ya, muchos visitantes son alemanes los que guardan una especial relación con los autos.
«Los alemanes tienen una relación particular con el coche, se ve en la importancia que le dan a la calidad y a la innovación en los vehículos», considera Stefan Bratzel, director del centro de investigación automovilística CAM, opinión con la que coincide Elmar Kades, experto de la asesoría AlixPartners: «Gastan de media más dinero que otros para comprar un vehículo, y prefieren los coches de gama alta». BMW, Audi y Mercedes Benz, todas alemanas, son las preferidas.
¿Por qué el alemán se apega tanto a su auto?. Lo explica Ferdinand Dudenhöffer, director del centro de investigación CAR de Duisburgo-Essen: «Alemania es un país en el que la gente tiene mucho apego a los bienes materiales y a su posesión, y donde el coche se percibe como un símbolo de éxito». Pero, ojo, la cosa está cambiando. La gran incidencia de las nuevas tecnologías tiene mucho que ver. «El coche ya no tiene la importancia que tenía para los jóvenes hace 30 años, sobre todo para la joven generación que vive en las ciudades», opina Bratzel. Y esto se fundamenta en un estudio de CAR, que afirma que la edad media de los compradores de coches nuevos, 53 años, alcanzó un récord este año. Además, los ciudadanos de entre 18 y 45 años representan sólo un cuarto de los compradores de autos nuevos, a pesar de que ese grupo constituye el 40% de la población alemana.
«La oferta de otros productos para los jóvenes, como las vacaciones o los smartphones, aumentó mucho en los últimos años. En las grandes ciudades, el coche como símbolo de éxito pierde importancia y el objeto automovilístico pierde su carácter emocional», apunta Dudenhöffer. Sin embargo, ese fenómeno, que también se observa en otros países, «es sobre todo urbano», asegura Bratzel. En el campo, el coche sigue siendo a menudo un «símbolo de libertad».
Otra de las cuestiones es que «hay cada vez más jóvenes que no tienen carné de conducir o que comparten coche. El vehículo ya no tiene por que ser de quien lo utiliza», dice Peter Fuss, experto de la auditoría EY. «Para la joven generación, ya no es tan importante tener su primer VW Golf o su primer Peugeot, prefiere gastar dinero en experiencias», considera Gero Graf, director de la filial alemana de Drivy, el líder europeo de alquiler de coches entre particulares. Y a esto es a lo que apuntan las automotrices, por lo que Alemania es campeona del mundo del alquiler de vehículos de autoservicio y, en Berlín, el 45% de los hogares no tienen coche.
Por el equipo de VA.
Fuente: AFP.