LEONEL Y SU HIJO TIAGO CONCRETARON EN CONCORDIA EL 1-2 DE LA MARCA, Y RETORNARON AL GRAN PROTAGONISMO.
Extrañaba la ausencia de Leonel Pernía en el centro del protagonismo en TC2000, la categoría que monopolizó con sus títulos en los últimos años. También, la de su hijo Tiago, de interesantes actuaciones en su primera temporada. Esto más allá del cambio de marca y equipo, que en la “elección” que les planteó el conflicto ACA-ACTC los llevó a pasar del Renault Fluence al SUV Honda RX-V. Y a su vez se trasladaron del éxitoso equipo de Marcelo Ambrogio (emigrado junto a otros a la órbita de la ACTC, para cristalizar al Turismo Carretera 2000) a la escuadra de Sebastián Martino.
Extrañaban, y hasta preocupaban, las frustraciones que habían acompañado a Honda en las tres primeras carreras. No era para menos, por tratarse de una marca tradicional de la categoría y una de sus bastiones que las sostenía en la especial y antipática comparación con el Turismo Carretera 2000. Era tiempo de una reivindicación.

Hubo reivindicación parcial a pleno, en la fría jornada en el Autódromo de Concordia. Los Pernía, padre e hijo, hicieron el 1-2 clasificatorio que según contaron ambos ”estábamos buscando desde hace tiempo”. Mostraron una contundente muestra de superioridad, que obviamente se trasladó a Honda, para cambiarles totalmente el panorama y las pretensiones. ¿Que pasó para que la situación diese un giro total?, algo que tras los entrenamientos, vislumbraban sus rivales, entre ellos Matías Rossi al advertir sobre esos progresos de los Civic.
“Hubo cirugía total con trabajos en las suspensiones y nuevas disposiciones de los amortiguadores. Se le hizo de todo”, informó Sebastián Martino, director del equipo. Además tuvo dos valiosas incorporaciones en el rubro técnico: los experimentados Luciano Monti y Sebastián Prosperi. Ambos se sumaron a los otros integrantes del equipo, e hicieron un ”laburazo” como lo calificó Tiago Pernía.
“Sabía que era cuestión de tiempo encontrar el rumbo para modificar un auto que era difícil de manejar, pero no esperaba semejante cambio en la primera carrera con esas modificaciones”, destacó Leo, tras su pole número 38 en el TC2000. Una pole para las estadísticas, porque la real para la carrera por el sistema de inversión de grilla quedó por tercera vez en poder de Franco Morillo, sexto con el sedán Chevrolet Cruze. Es el Chevrolet más adelantado en la grilla que a las 11,40 horas, iba a marcar el punto de partida de la final sobre 35 minutos más una vuelta. Los SUV Tracker de Chevrolet, a cargo de Franco Vivian y Facundo Aldrighetti partían octavo y 14º. “Algo se rompió”, se escuchó como escueta e imprecisa explicación sobre las decepcionantes actuaciones.

”Ahora tengo una herramienta ganadora” proclamó Leo (arrancaba sexto) mientras que su hijo Tiago (quinto) también se subió a la ola del optimismo al avisar “con este gran cambio, todos tenemos otra energía, y por eso espero llegar y subir al podio…”. Pudo ser que la resurrección de los SUV Honda tuviera la rúbrica de una victoria. O no; hubo que recordar: por delante largaban duros rivales como los Toyota de Gabriel Ponce de León (segundo), Emiliano Stang (tercero) y Matías Rossi (cuarto). Igual tranquilos, si no había festejo de Honda y los Pernía, ya cumplieron con mostrar que están de vuelta.