UNA VICTORIA EN EL MOMENTO JUSTO.
Si algo tuvo de atractivo este décimo paso del TC por San Nicolas fue el producir un par de golpes de escena que renovaron el interés por el campeonato. Un campeonato al que con una ventaja de 33,50 puntos sobre Diego Ciantini parecía encaminarse Julián Santero. Pocos pese a su tercer lugar veían a Mariano Werner como otro candidato. “Ganó tres campeonatos en los últimos cuatro años” argumentaban amparados en ese código no escrito que las reiteraciones de nombres ganadores no favorecen a la categoría.
Santero y Ciantini no arrancaron con buen pie en clasificación. Y se hundieron en las carreras domingueras con el choque que tuvieron en la serie y que terminó con el topetazo del Camaro del Bochita al Mustamg de Julián y que mereció su justa exclusión del parcial. “Fue una maniobra de carrera” se justificó Diego sin mucho convencimiento. Santero no quiso hablar del tema.
Domingo arruinado para ambos en función de fortalecer sus chances por el título. Campo libre para Werner, quien desde la clasificación mostró que su Mustang había recuperado el contundente rendimiento de principios de temporada que lo convirtió en el abanderado de la Nueva Generación de autos y que extrañamente se diluyó en irregularidad con el posterior desarrollo de la temporada. Confirmó esa recuperación con su triunfo en la serie tras un apretado pero limpio duelo con el Camaro de un Agustín Canapino que ya tiene la mente puesta en el 2025 con su continuidad ene el Canning Motorsport.
“Las cosas no sólo no salieron como esperábamos sino todo lo contrario pero tengo un equipo que se merece la gloria y vamos a pelear hasta la última carrera por ese objetivo. Soy un fiel creyente que a la gente buena le pasan cosas buenas. Las injusticias se pagan y el trabajo honesto es el que da mejores frutos. Voy a fuego con esta creencia. Quedan dos batallas y seguimos primeros en el campeonato gracias a todos los que nos apoyan también en las malas” (Julián Santero).
“Lo corrí a muerte”, contó Werner sobre el duelo que enfrentó en la final. No fue el esperado con Canapino, heredero del tercer lugar tras el prematuro abandono de Nicolas Trosset por problemas en el motor, sino con Lautaro de la Iglesia, el neuquino que cumplió lo prometido y salió en busca del triunfo en su 13ra carrera en la categoría. Estuvo a dos vueltas de conseguirlo, gracias al sorprendente andar del Challenger manejado por Lautaro de la Iglesia, el neuquino del equipo de Rodolfo di Meglio, motorizado por los hermanos Silva (hijos de Jorge, con vasta experiencia, retirado del taller, supo estar vinculado al desaparecido maestro Omar Wilke; motorizó el Dodge campeón 2003 de Tito Bessone). Muy jóvenes los pibes, y capacitados preparadores de la nueva generación.
“Fue algo de la transmisión, desde unas vueltas antes venia zapateando el auto”, explicó De la Iglesia sobre este agónico abandono que personalmente le truncó un sensacional debut ganador y en lo general apagó uno de los pocos focos de interés que entregó esta final. Este golpe de buena fortuna le dio a Werner el 2° triunfo del año, el 3° en San Nicolás y el 26° en el TC. Iguala así la línea de Christian Ledesma y Matías Rossi.
Por encima de las estadísticas, esta victoria con una abundante cosecha de puntos potencia las chances de Werner en el campeonato. No le alcanzó para desplazar a Santero, quien con un opaco 22° puesto, salvó el liderazgo pero por apenas 6,50 puntos Y encima como escolta ahora lo tiene a un implacable perseguidor como lo es Mariano Werner. Un nombre para anotar con grandes letras entre los candidatos.
Sin dudas hay que anotarlo, pero veremos que pasa porque no seria raro verlo 20 o mas atras en proximas carreras. El TC es muy raro y sospechoso este año, mas que de costumbre.
Saludos
¡ Justo en esta carrera lo sancionaron a Santero ! No fuera cosa que el mendocino fuera a ganar y diese por finalizado el campeonato del año 2024. TC = Todos Cómplices