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Werner un hueso muy duro de roer y después de ganar en San Nicolás, ni hablar

Mariano y Agustín Canapino, se conocen de memoria. Ambos desplegaron a pura muñeca con excelentes autos y la entrega que los identifica, mucho de lo que pueden hacer arriba de un auto de carrera.

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HABÍA QUEDADO A MITAD DE CAMINO EN LO QUE VA DE TAN AJETREADO AÑO.

Es mas, en el reinicio del TC también en San Nicolás su Ford ya era un cañón y el motor dañado le impidió la victoria que, a Mariano Werner se le dio en la segunda visita a la tierra de la Virgen de San Nicolás.

Y en la pelea de fondo, se encontró con el único y titánico obstáculo a derribar, Agustín Canapino. Desde la largada en un circuito donde hacerla como indican los manuales, adquiere mayor importancia, se vio que ambos afiladísimos, con garras debajo de los guantes antiflamas para dar los zarpazos para que el rival quedara dañado, no iban darse la más mínima ventaja. Se conocen de memoria Mariano Werner y Agustín Canapino.

La primera al mentón, la propinó Mariano al coparle la punta en la largada, más vital que nunca en San Nicolás. Lo que se fue viendo después, fue un toma y daca sin respiros. El Ford bombardero de Werner ante la Chevy verde del campeón. Un show de manejo, sin tantas exquisiteces pero sin miramientos a la hora de jugar con los límites. ¿Acaso no es lo que nos gusta  a todos?.

Ledesma enchufado con auto rendidor, 2º volvió a un podio, Werner en el centro y Canapa con brazos a la cintura, la imagen del un día que no pudo ganar.

El dominio de Werner en el Ford fue incuestionable, Canapa dominado por su temperamento que le indica una y otra vez: nunca te vas a dar por vencido, nunca vas a dejar de hundir el pie derecho en el acelerador, no le dio respiro ni aún cuando el Ford del Fadel Memo Corse de Marcelo Occhionero, el que dirige la batuta y aporta la moneda desde Miami, EE.UU donde vive y despliega su próspera empresa, empezó a irse más adelante.

En el TC como es norma, más aún que en otras categorías, el factor sorpresa, el imprevisto siempre permanecen latentes en las pistas. Esos factores suelen entrar en juego por diversos factores, uno es el auto de seguridad que a veces aparece como en San Nicolás, y obliga a barajar de nuevo. El espectáculo agradecido, y las especulaciones también.

Mirá en la reproducción de TC La Revista, la maniobra entre Canapino y Werner.

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Canapa ante el relanzamiento desplegó sus garras, su voracidad, la mentalidad ganadora parte de su ADN. Y se jugó. Intentó pasarlo por adentro con mínimo espacio a la salida de una curva que se hace rápido, pero aún usando la sobrepista pintada de celeste, la rueda delantera derecha de la Chevy pasó fugaz por la tierra. Suficiente para que imperturbable, astuto sin abrirle el más mínimo resquicio, al contrario, Werner escapara mientras que Agustín enrredado perdió tres lugares. «Lo intenté, fuí a buscar ganar, estaba el lugar, casi entro en trompo y no pude, tengo que analizar qué pasó. Después me retrasé, pero me pude recuperar, avanzar, y llegar al podio», valoró Canapino a poco de bajarse del tercer escalón sin sonreir. , «En la primera largada quedé un poquito ancho yo, fuí por la línea, después en el relanzamiento, Agustín venía por un lugarcito pintado de celeste en el pianito y se le terminó la pista», sintetizó Mariano reflejando que nada extraño había sucedido.

Sin darse tregua, la única forma que saben de correr Werner y Canapino.

De la movida había sacado provecho tras el desacomodo de la Chevy del Titán para consolidar el avance desde el octavo lugar, Christian Ledesma en la Chevy de Las Toscas que le ha permitido volver a sentirse pleno arriba de un auto de carrera, y cuando es así, el marplatense saca lo mejor de sí. También Leo Pernía pero ante el repunte feroz de Canapa, cedió su posición y llegó quinto atrás de otro Toro, el de Juan Cruz Benvenuti quien se rehizo del abandono en Buenos Aires. Ledesma en tanto, afianzado escolta se bancó los intentos de Canapino en su recuperación. La carrera aún con los autos de seguridad por duplicado, no daba para más discusiones, era el día de la reivindicación de Werner.

Werner más allá del momento en que Canapino se tiró a pasarlo, demostró que era imbatible en su Ford, desde San Nicolás sin la atención del DTA de Ulises Armellini, desvinculado tras días tirantes en la semana previa, para dejar el campo abierto a Marcos Laborda, en tanto Rody Agut no se mueve de su puesto de motorista, al menos hasta fin de año.

En la columna del «debe» de San Nicolás II, extraño, se quedó el puntero del campeonato Valentín Aguirre, los 30 kg de lastre su Dodge pudieron incidir para que no estuviera en la pelea y terminó con un ampuloso despiste. En la misma columna se volvió a situar el errático Guillermo Ortelli, 27º en el Chevrolet del Dole Racing motorizado ahora por Giustozzi, sin embargo por el auto, por el motor, no salió del fondo. Un psicólogo a la derecha. Tampoco cumplió lo esperado Facundo Ardusso (Torino) 29º y con la trompa dañada, los Toros oficiales cerraron una carrera bien pobre rubricada por Diego Ciantini al que le debieron cambiar antes el motor y sólo completó 10 vueltas.

«Pude sacarme la mufa de no poder ganar en el TC, valoro mucho la victoria después de una semana difícil (aludió a la desvinculación de Ulises Armellini como encargado del auto, decisión de Marcelo Occhionero cansado de desinteligencias con Armellini)”, contó Werner. “Fue una carrera muy peleada primero con Agustín y luego con Christian, por suerte pude sacarme la mufa de no ganar; valoro mucho a todo el equipo por el trabajo y por lo humano. Atrás quedó la bronca por no ganar en Viedma a principios de año y la anterior en San Nicolas”. Mientras aguarda el Ford nuevo que fue trasladado a Tandil, al taller de Fabian Acuña, Werner con la victoria necesaria para pelear el título. Mas hueso duro de roer todavía.

Fotos: Prensa Werner (portada) y Prensa ACTC.

 

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