UN VIBRANTE DUELO Y ALGO MÁS
A veces valen la penas las trasnochadas frente al televisor. Por ejemplo el sábado pasado, cuando la oferta del deporte era variada, y luego de esa demostración de vitalidad y determinación que con sus 42 años, muchos para un boxeador activo, entregó Omar Narváez en el camino a su tercer título mundial, la “magia” del control remoto permitió trasladarnos en segundos al circuito japonés de Motegi, donde el Mundial de Motociclismo cumplía una nueva fecha, con esa clásica visitante que es la lluvia.
Impresionó ese final que tuvo la carrera de Moto GP con Andrea Dovizioso y Marc Márquez intercambiándose la punta en cada curva con maniobras al centímetro del aplauso o la piña, por encima de los 200 Km /h., y sobre una pista mojada. Quienes llevan décadas cubriendo el Mundial lo calificaron como el duelo más emotivo que se vió bajo la lluvia. Y multicampeones como el retirado Michael Doohan y Valentino Rossi (abandonó por una caída) lo siguieron con indisimulable tensión desde los boxes.
“Son unos locos” seguramente habrá pensando más de uno, viéndolos hacer cosas inimaginables e imposibles para el ser humano común y hasta para otros pilotos. Son ese grado de sana “locura” y la capacidad conductiva suprema, los puntos que marcan la diferencia entre el protagonista y el espectador y los que mueven a la admiración especial del aficionado al piloto. Esto desde sus tiempos de corredor lo sostiene Juan María Traverso con su reiterado “ “el piloto tiene que hacer y mostrar cosas que otros no pueden hacer…”
Esas sensaciones especiales de ver en las carreras a un piloto hacer cosas que la mayoría de los mortales, e incluso otros colegas, no pueden, están bastante olvidadas ante tanto avance tecnológico en el deporte motor y especialmente en el automovilismo. Por ahora, y por suerte, esa avalancha de tecnología no alcanza en el motociclismo para relegar la importancia del ser humano. Esto junto con la espectacularidad propia de la actividad, provoca situaciones y sensaciones como las que le dieron forma a la inolvidable definición de la carrera de Moto GP en Motegi.
Bienvenidas sean estas situaciones que recuperaron esas sensaciones distintas e inalcanzables que dentro de su actividad deben mostrar los grandes protagonistas para merecer la admiración. Dovizioso y Márquez las mostraron y se llevaron el reconocieinto geenral por más que uno haya llegado primero y otro, segundo.a. Por eso, esta vez , bien valió la pena la trasnochada frente al televisor.
Por Miguel Sebastián