EXAGERADO OPTIMISMO.
Era el que tenían algunos responsables de la Fórmula 1 al señalar hace unas semanas que habían dejado atrás las carreras “fantasmas”, o sea sin público, alentados por las concurrencias en Rusia, Nurburgring y Portimao..
El rebrote de la pandemia del coronvirus en varios países de Europa fue un golpe a la realidad que para la Fórmula 1 sonó con más dureza con un decreto del primer ministro Giuseppe Conte que impuso una serie de restricciones a las concentraciones de público en Italia. Esto en el caso de la carrera de Imola del fin de semana representó la prohibición de concurrencia espectadores, algo que semanas atrás había sido autorizado con un límite de 13.000 personas.
«El gobierno ha prohibido a nuestros aficionados y estamos muy decepcionados por eso», dijo el jefe del circuito de Imola, Uberto Selvatico Estense. “Lamentamos mucho también las molestias a las que nos enfrentamos por esta decisión.. El gobernador de Emilia Romagna estuvo hablando con el ministro de salud, para una autorización pero negaron cualquier renuncia al decreto. No es fácil explicarle a la afición que el gobierno ha cambiado de opinión en muy poco tiempo, porque hace apenas una semana confirmaron que se nos permitía tener aficionados en las tribunas. Por eso fuimos adelante con toda la organización y gastamos mucho dinero sólo para estar bien preparados” agregó.
A la prohibición de asistencia de público a esta 13ra fecha del Mundial suma un acotamiento de la actividad. Esta limitada a dos días, con un entrenamiento de 90 minutos y la clasificación durante el sábado y la carrera en la jornada del domingo. No es lo ideal pero peor es nada como pareció en algún momento.