UNA CAJA DE PANDORA.

¿Cuántas maneras más van a existir para definir al benemérito Turismo Carretera?

Es una Caja de Pandora, si bien contraponiéndose a lo que reza la historia de la mitología griega acerca que la caja contenía los males que los dioses habían guardado para desparramar sobre la tierra de los hombres todas las desgracias, la del TC guarda infinitas historias sorprendentes con saldos imprevisibles, increíbles, inigualables y hasta felices para los que le tocó la vara de la fortuna.

Por eso el chiflido imaginario a los muchachos de la Real Academia Española​, la famosa institución cultural española, dedicada a la regularización de la lengua hispana. El Turismo Carretera al cabo de la seguidilla de situaciones vividas en la primera final del año 2024 en El Calafate, bien merecería disponer de un listado de nuevos adjetivos para calificarlo.

No lo tomes a broma. Si viste la carrera, no podés negarlo, vas a coincidir. Un inicio de temporada centralizado en la aparición de los coches nuevos, que hicieron punta en la era casi inimaginada hasta el año pasado. Hasta allí todo bien, aunque  con sorpresas iniciales como la aparición del tricampeón Mariano Werner, dueño de la pole arriba de su Ford Mustang.

Que va! Faltaba lo mejor: después de las series, la primera para que Werner clavara en la estadística el dato de haberse convertido en el hombre que ganó al menos de manera parcial, por primera vez con un coche de nueva generación, llegado el turno de la final apenas arrancada, abrió la Caja de Pandora explotada por golpes de escena para convertir a esas 25 vueltas en una carrera loca. ¡Cuántos, hinchas, pilotos y más habitantes del planeta TC habrán coincidido. ¿Y vos?

 

Werner solito y solo, cuando punteaba se mandó un monumental trompo. Candidato a ganar afuera. Llegó 16°
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Facu Ardusso otro de los que punteó. Fue hasta 
que el Chevrolet del RUS MED Team pinchó 
la cubierta delantera izquierda. 
Cambiaron en boxes y llegó 25°.

Resolvió muy bien Landa el momento del despiste 
de Werner delante suyo con la pista con mucha tierra 
volando y se hizo de la punta. La carrera
estuvo a punto de ganarla, de no haber sido por
la neutralización a dos giros de finalizar, 
debido al abandono del Toyota de Andi Jakos.
Tobías Martínez mecánicos del Trotta Racing con el Torino del milagro como visionauto lo denominó, construído contrareloj, casi dos horas después fueron los últimos en festejar. Y que festejo!. Había largado 15°. 
Última sorpresa: le quitó la primera victoria heredada a Chapur. El reglamento estipula que el índice de compresión para los Cherokee que empujan a los Dodge debe ser 10.5 a 1 y la medición dio 10.6. «La diferencia minina, no hace al rendimiento del motor, pero bueno, reglamento es claro. Enfriamos el motor, cambiamos los cilindros pero igual dio 10,6», la explicación de Giustozzi, motorista de Chapur.

 

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