EL AUTENTICO FRUTO

DE LA TECNOLOGIA

En 1967 y manejando un Ford MkIV con motor de siete litros y 550 HP, el recordado Bruce McLaren (de cuyo fallecimiento se cumplieron hace poco 40 años) marcó la pole-position para las 24 Horas de Le Mans corriendo a 237,082 km/h: tardó 3m24s4 para completar los más de 13 kilómetros para la vuelta en el circuito de La Sarthe.

Los organizadores se asustaron tanto por las velocidades impuestas que a partir del año siguiente, 1968 el veterano trazado semirrutero que alberga a las 24 Horas fue sucesivamente tajeado con chicanas: la chicana Ford, las curvas Porsche, la segunda chicana Ford, la chicana Dunlop, la rotonda de Mulsanne, las dos chicanas de la larga recta de Hunaudieres, el mixto de Tertre Rouge. Todo para contener las velocidades.

Cuarenta y tres años después, con un Peugeot 908 HDi FAP, con motor diesel de 5,5 litros y 700 HP, el ex F-1 Sebastian Bourdais marcó, en la primera jornada de clasificación de las 24 Horas edición 2010, una pole-position provisoria de 3m19s711, cinco segundos más veloz que la de McLaren pese a que la pista tiene muchas más curvas y chicanas y que su auto es gasolero, a un promedio de… ¡245,677 km/h!

(De paso le sacó más de cuatro segundos al mejor Audi R15, también gasolero).

Aerodinamia, eficiencia térmica y cubiertas, allí está la diferencia en rendimiento. Esa es, en suma, la tecnología.

9/6/2010



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