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Sí, más allá de los tiempos, de las notas técnicas y de lo que depara en las pistas, la Fórmula 1 es una generadora inagotable de sucesos. En Montmeló, el viernes previo al GP de España, día habilitado para que se suban a los autos los pilotos de reserva, arriba del Williams FW 41 que habitualmente tripula el joven ruso Sergei Sirotkin, se produjo un regreso que movilizó, el del polaco Robert Kubica. No manejaba en forma oficial un F-1 desde 2010.
Kubica, nombrado justamente piloto de reserva y desarrollo por Williams, nació en Cracovia hace 33 años, y ha sido el primer piloto en representar a Polonia en la F-1. Corrió en Sauber y Williams.
Su futuro cantaba la cátedra en función de lo que mostraba conduciendo, era enorme y estaba llamado a ser uno de los elegidos luego de demostrar sus condiciones humanas y conductivas. Hace 7 años, piloto del equipo Lotus-Renault, tenía previstas unas pruebas en el Autódromo de Valencia. Esas pruebas nunca se hicieron.
El accidente ocurrido mientras Robert corrría en el Rally de Andorra con un Skoda Fabia, sólo para despuntar el vicio, incluso porqué no por pura diversión, lo sacó del círculo de los privilegiados que logran acceder a la máxima categoría del automovilismo mundial.
En aquellos días se temió por su vida; el golpe ocurrió en una fría mañana, cuando el polaco transitaba una zona montañosa y terminò impactando contra el guardrail de seguridad, que se incrustó dentro del habitáculo. Las consecuencias fueron muy graves, produjo serías heridas a Kubica, su mano derecha quedó hecha añicos…
Con el paso del tiempo, sometido a múltiples y larguísimas operaciones, fue recuperando su cuerpo y fundamentalmente, la sensibilidad que había perdido en su brazo derecho. “La vida cambia en un instante, no me quejo, hay gente que tuvo menos suerte que yo”, dijo por entonces en su primer reportaje luego del accidente.
Los obstáculos sin miramientos aparecieron, las dudas sobre su recuperación se expandieron. Volvió a correr, sin embargo la F-1 le dio la espalda. Hasta que la vida le dio otra oportunidad.
Y fue en Montmeló, el viernes bien temprano- Kubica reingresó oficialmente a ese mundo escenario de envidias, rivalidades, que te puede llevar a la gloria o al ocaso. En los boxes recibió el saludo de dos viejos conocidos: Kimi Raikonen y Fernando Alonso. Y sonrió como un chico, vaya a saber con que recuerdo en su cabeza.
Después, en contacto con los ingenieros de Williams y trabajando en la puesta a punto del monoplaza, Kubica luego de 5 vueltas al trazado catalán, si bien quedó 19º y penúltimo, le sacó cerca de un segundo a su compañero, el canadiense Lance Stroll. «¿Cómo me noté?, más o menos igual que las otras veces, pero con menos emociones. Eso es bueno, porque eso quiere decir que cada vez me sale más natural manejar un F-1, después de haber pasado tanto tiempo afuera», sostuvo.
Al bajar del auto luego de esas prácticas que le resultarán inolvidables, y de intercambiar información técnica con Paddy Lowe, el jefe técnico, Robert se fue del circuito. Un periodista le salió al cruce y le preguntó si conduciría pronto el Williams. El, en su tono medido, le respondió: «Sólo se que voy a conducir este coche mañana desde el hotel hasta el circuito”.
En unos días, el polaco vuelve a subirse al Williams en las pruebas previstas también en Montmeló. Se ha de encontrar en el circuito con jóvenes pilotos a los que dobla en edad: Leandro Norris (18 años) y Nikita Mazepin (19)…
Ubicado, se negó a hablar sobre sus tiempos de vueltas en el trazado catalán, y la comparación con los de su compañero de equipo: «No tengo que fijarme en los tiempos. Sé que suena raro, pero a veces olvidamos que el automovilismo es un deporte. Sé que si tuviera la oportunidad de manejar cada semana, como los pilotos titulares, tendría más margen para mejorar. Si falta algo es porque conduzco cada dos meses, si es que falta algo», deslizó con sutileza.
A algunas tribunas de Montmeló, volvieron las remeras polacas con el nombre de Kubica, y se agitaron, aunque tímidamente, unas banderas blanca y carmesí. Ah!, ¿sabés?, Kubica supo ser muy amigo de Risatti en la época que Caíto corrió en Europa, y también mantenía un diálogo fluído con Pechito López.
Amaba como lo sigue haciendo, al póker y llevaba a todas las carreras una caja con fichas y cartas. Acaso la tenga lista para volver a colocarla en el bolso junto al buzo antiflama…
Por Daniel Jauregui (Especial para Visiónauto desde Barcelona, España)
Fotos: gentileza Glenn Dunbar/LAT Images (portada) y racefan.net
A decir de muchos, el mejor talento natural de esta generación de pilotos de Fórmula !!!! Ojalá pueda volver a tiempo completo y no sería la primera vez que alguien con discapacidad en un brazo maneje a alto nivel un monoplaza! En los 50, el piloto del equipo de Bernie Ecclestone corria con un brazo diezmado!