SU ÚNICO FESTEJO.
Ganar un Gran Premio de Fórmula 1 no es poco. Claro que el valor de esa victoria difiere según quienes lo obtengan. No es lo mismo para quienes acumulan decenas de victorias como Michael Schumacher, Lewis Hamilton, Alain Prost y Ayrton Senna que para quien ese triunfo es el único y por lo tanto posee un valor y un recuerdo inmenso.
Jean Alesi pertenece a este último grupo. Hace un cuarto de siglo ganaba en Montreal el Gran Premio de Canadá, su único festejo en 202 presentaciones en el Campeonato Mundial entre las carreras de Francia 1989 y Japón 2001, Tuvo aquel nublado 11 de junio su cuota de fortuna con el abandono de Michael Schumacher a 11 vueltas del final cuando el alemán era cómodo líder y se detuvo por una falla en su Benetton. Esa cuota de fortuna que le faltó muchas más veces para llegar a festejo mayor y que tal vez fue el regalo del destino en el día de su cumpleaños número 31. Ese Michael Schumacher que con su llegada al año siguiente a Ferrari obligó a Jean a buscar nuevos aires en Benetton.
Prometía y merecía mayores alegrías este francés de amable trato nacido en Avignon. Prometía por su espectacular estilo conductivo, sus pergaminos en las categorías promocionales y por ese relevante debut con un cuarto puesto sobre el Tyrrell que dejó libre Michele Alboreto. Merecía por su capacidad conductiva y porque varias veces estuvo cerca y siempre algún contratiempo se cruzó en su camino.
Su salida de Ferrari lo fue alejando de la posibilidad de repetir es única victoria. Mantuvo su nivel en Benetton, donde emigró junto a Gerhard Berger pero los posteriores pasos por Sauber, Prost y en sus dos últimas carreras en Jordan marcaron su paulatino declive. Desde la vision argentina, Alesi quedó como el ultimo compañero de un piloto compatriota, como lo fue hasta Imola 2001 de Gastón Mazzacane en el por entonces endeble equipo Prost. El mismo Gastón al que Alesi le pedía que le llevase alfajores cada vez que el argentino viajaba a Europa …