EL CARTEL IGNORADO.

A cuarenta años de aquella rebeldía de Carlos Alberto Reutemann que le permitió ganar el Gran Premio de Brasil, vale preguntarse si algo similar podría suceder en estos tiempos de abundante tecnología pero mucha, demasiada y obligada sumisión.

El Williams de Reutemann encara puntero la curva inicial. Detrás Piquet comienza a pagar el precio de su mala elección de neumáticos lisas para un piso mojado, a punto de ser superado por Jones. Era poleman y terminó 12° a dos vueltas del ganador.

Alguien imagina a Valtteri Bottas ignorando la orden de entregarle un triunfo a Hamilton. ¿O a Checo Pérez con Verstappen? Hablemos de instancias iniciales de un campeonato como fue aquella (segunda carrera) de Lole en el circuito carioca de Jacarepaguá. Decididamente no. Como en tantos otros ámbitos de la vida, la rebeldía, la sana y entendible, ha perdido casi todo el terreno en un automovilismo invadido por los intereses, las preferencias y el marketing.

¿Cuántas rebeldías convertidas en victorias se recuerdan después de la de Reutemann?. En Ferrari aquella de Didier Pironi con Gilles Villeneuve en Imola 1982. En Renault, la de Rene Arnoux con Alain Prost tres meses más tarde en Francia. En McLaren, Ayrton Senna con Alain Prost pese al pacto acordado en Imola 1989. También en McLaren, Fernando Alonso con Lewis Hamilton y viceversa en Hungría 2007. En Red Bull, Sebastian Vettel con Mark Webber en Malasia 2013. Pocas.

Esa carencia realza el valor de lo que hizo Lole hace cuatro décadas. Lo recordamos con la transcripción de la nota que quien escribe hizo en el Diario Clarín al cumplirse el 30° aniversario. Un recuerdo que cuenta con el plus, de haber sido cercano testigo presencial de aquel momento, y por lo tanto haber percibido sensaciones y actitudes. Abajo lee el texto.

Reutemann siempre tuvo bajo control a Jones, pero nunca la diferencia superó los seis segundos, el límite que marcaba el contrato para que Lole le cediese paso al australiano. Finalmente le ganó por 4s440/1000.

“Don Miguel, don Miguel hay un contrato, hay un contrato”. La voz de Domingo Cutuli buscaba compresión en esa gran capacidad de análisis que tenía Miguel Angel Merlo, el recordado periodista y uno de los enviados especiales de Clarín a aquel Gran Premio de Brasil corrido hace 40 años, El manager de Carlos Alberto Reutemann estaba más preocupado por las consecuencias a futuro de esa rebeldía, que alegre porque su piloto trepaba con ese triunfo a la cima del Mundial de Fórmula 1.

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Es cierto que había un contrato que le otorgaba prioridad a Alan Jones, el duro australiano, campeón del mundo y coequiper de Reutemann en Williams. Pero también era cierto que estaba el orgullo de un piloto de primer nivel y de un hombre que no quiso ser golpeado por el humillante mensaje de ese cartel Jones-Reu. Ese famoso cartel que entró en la historia, aparecido a nueve vueltas del final, para ordenarle a Carlos en forma  reiterada que debía resignar ante su compañero la victoria que tan sólida y merecidamente había construído desde la curva inicial cuando mantuvo a raya a Jones, sobre la pista carioca de Jacarepaguá complicada por la lluvia.

La ausencia de Jones en el podio, fue una muestra inequívoca de su enojo por la actitud de Lole. El italiano Riccardo Patrese (3° con el Arrows), resultó la solitaria compañía del santafesino.

“Nunca vi ningún cartel”, fue la respuesta repetida y sin mucho convencimiento de Reutemann en el convulsionado box de Williams. No eran tiempos de conferencias de prensa luego de la carrera. Por eso para escuchar la respuesta a la gran pregunta del día, hubo que esperar que Lole regresara de la ceremonia del podio. Allí sólo tuvo como compañero a Riccardo Patrese, tercero con el Arrows. El segundo escalón quedó vacío. Otra cosa inimaginable en esta época. Le correspondía a Jones, quien después de un frío saludo de compromiso a Lole, se encerró en el garage de su box. Antes de bajar la cortina metálica lanzó esta dura advertencia: “Desde hoy, Reutemann es un enemigo más”. Vaya si cumplió. Más político pero no menos molesto por la actitud de rebeldía de Reutemann, estaba Frank Williams, todavía vital. “Se puso el cartel porque era lo establecido para casos como éste, Reutemann debió acatar la orden en la vuelta siguiente en la que se lo colocaron”, dijo antes de responder con un elocuente silencio acompañado de una sonrisa irónica, a la pregunta sobre la posibilidad que Lole no hubiera visto el cartel.

En su box y apuntado por todas las miradas que querían saber algo más sobre los motivos de su rebeldía, Reutemann mantuvo sus simples argumentos iniciales escudado en su impenetrable imagen. Igual se lo notaba tenso y deseoso más que nunca de irse lo más rápido posible. Como el estudiante el día de su primer “rateo”, sabía que había hecho algo que no tenía que hacer pero que en algún momento lo tenía que hacer. Por eso no parecía arrepentido. Lo confirmó años más tarde, cuando ya retirado y sin compromisos admitió, “hubiese sido humillante volver a entregarle (lo había hecho en la carrera anterior en Long Beach) una victoria a Jones, si lo hacía me iba al campo y no corría más”.

¿Tuvo aquella rebeldía de Lole el costo del título mundial de ese año? Es posible, aunque ni Reutemann ni Williams lo aclararon. Lo que si quedó claro fue que aquella victoria rebelde, tuvo el valor de las cosas inolvidables. Por eso después de tantos años  sigue firme en el recuerdo.

 

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3 COMENTARIOS

  1. Es verdad que fue una actitud para aplaudir, deportivamente hablando. Lo que no me parece bien es que después mienta diciendo que no vio el cartel. Esa falsedad le sirvió mucho a partir de 1991 cuando se volcó a la política.
    Saludos

    • Tal vez fue la primera declaracion «politica» en la vida deportiva de Lole,o por lo menos la mas importante.
      Se lo debemos perdonar a un piloto genial,para mi integra el poker de ases argentos,junto a Fangio,Juan Galvez y Recalde.
      Y su paso por la politica de veras?Todo genio tambien comete grandes errores…

      • Es verdad, yo creo que despues de Fangio por supuesto, es el piloto argentino mas reconocido en el exterior. Quizas mi opinion sobre su etapa politica este un poco influencida por vivir en la provincia que el gobernó.
        Saludos

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