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LOLE PUDO GANAR EN 1973 EN MONTJUICH SU PRIMER GRAN PREMIO. A OCHO VUELTAS DEL FINAL LO FRUSTRÓ UN PROBLEMA EN LA TRANSMISIÓN DE SU BRABHAM. 

No eran tiempos tan mediáticos de la Fórmula 1 aquellos del primer lustro de los 70 y menos en una Argentina que en abril de 1973 políticamente vivía con una mezcla de entusiasmo y preocupación la etapa de transición entre las elecciones presidenciales ganadas por el justicialista Héctor Cámpora y la asunción de un mandato que fue muy breve.

El Lotus de Peterson y el McLaren de Hulme encabezan la grilla en la largada del Gran Premio de España. Peterson abandonó tras puntear 56 vueltas y el neocelandés llegó sextro

Lejos de esto, Carlos Alberto Reutemann consolidaba en las pistas del mundo su presencia en la Fórmula 1 como piloto oficial del equipo Brabham. De a poco iba ganándose un buen espacio en la consideración del ambiente sin que esto repercutiera en trascendencia entre sus compatriotas de la misma manera que, con menos logros, ha ocurrido con Franco Colapinto. Es cierto que son otros tiempos y que por entonces la mayoría de las carreras de Fórmula 1 no eran televisadas para nuestro país.

Por esas circunstancias, seguramente muchos no percibieron inicialmente lo cerca que aquel 29 de abril de 1973,  Reutemann estuvo en el Gran Premio de España de debutar como ganador en carreras por el Campeonato Mundial de Fórmula 1.

En su primera carrera con el Brabham BT 42 Reutemann produjo una interesante actuación que cerca estuvo de terminar con una brillante victoria. No pudo ser.

No venían bien las cosas para Lole en esa segunda temporada completa en el Mundial. A su abandono en la fecha inicial en Argentina, siguieron un desteñido 13er puesto en Brasil, y un séptimo en Sudáfrica. Por eso para el comienzo de la temporada europea en España, el equipo decidió archivar el Brabham BT37 y poner en pistael modelo BT42. Más pequeño y de líneas más penetrantes que sus antecesores, era el primer diseño completo de Gordon Murray.

Largar decimoquinto entre 24 autos no era una situación para generar muchas expectativas y menos en un circuito como Montjuich. Un trazado pintoresco, tipo parque, que combinaba sectores veloces con lentos y cuya superficie por ser un parque público mostraba algunas irregularidades. Sin ser imposibles, los sobrepasos eran arriesgados. Igual desde la década del 30, constituía un clásico del automovilismo español. En el Mundial alternaba con el Jarama madrileño como sede del Gran Premio español en los 70 hasta que la trágica edición (un fotógrafo, un asistente y dos espectadores muertos por los despistes de los autos de Stommelen y Pace) la erradicaron del calendario y movilizaron la construcción de Montmeló.

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Reutemann se sentía a gusto en Montjuich desde que en su segunda carrera en Europa en 1970 logró con un sexto puesto su primer punto en la Fórmula 2. Esa confianza y su ya insinuante condición de buen largador, lo proyectaron al octavo lugar en el primer paso de los 75 previstos al circuito de 3.791 metros. Por delante circulaban el poleman Ronnie Peterson(Lotus), Dennis Hulme (McLaren), los Tyrrell de Jackie Stewart y Francois Cevert, los BRM de un por entonces ascendente Niki Lauda y Jean Pierre Beltoisa y  Emerson Fittipaldi, con el Lotus número 1 que denunciaba su condición de campeón. Inicialmente Lole perdió un lugar, pero no tardó en recuperarlo con el sobrepaso a Lauda. Un puesto más ganó en el noveno giro al superar a Beltoise. El andar del Brabham era impecable y también la buena fortuna estaba de su lado. Así los retrasos de Hulme y Cevert le permitieron con 30 vueltas instalarse en el quinto lugar y  entrar en la zona de los puestos puntuables que en esos años recompensaba hasta la sexta ubicación.

“El auto venía cada vez más firme y esto me motivó para intentar ganar más puestos” recordaba Lole sobre sus sensaciones cuando a mitad de carrera dio cuenta de Revson para llegar a la cuarta posición. El podio ya estaba cerca y era cuestión de superar a Stewart. La buena fortuna le tendió su mano y un problema con los frenos de su Tyrrell dejó afuera al escocés en el 47mo. giro. No terminó allí el aporte de la fortuna para el ascenso de Reutemann. Diez vueltas más tarde la caja del Lotus de Peterson se rompió y el rubio sueco debió postergar el deseo de debutar como ganador de Grandes Premios. Lo conseguiría cuatro fechas después en Francia.

Emerson Fittipaldi supo ser paciente  No se tentó para superarlo a Peterson y tras el retiro del sueco heredó el triunfo.También jugó a su favor el abandono de Reutemann.

Fittipaldi heredó la punta con Reutemann como escolta a diez segundos. Una diferencia que parecía indescontable en las 18 vueltas que restaban. Sin embargo, no era cómoda la situación del brasileño. Cada vez le costaba más llevar derecho al Lotus con una goma trasera izquierda que comenzaba a desinflarse por efecto de haber pisado una de las varias partes que se habían desprendido del Brabham de Andrea de Adamich en su despiste.

Esta situación le dio dramatismo a la definición. Las diferencias comenzaron a acortarse y la decena de segundos de ventaja de Emerson sobre Lole se redujo a 3s8/10 con 15 rondas por delante y a 2s2/10 con 10 para la bandera de a cuadros.

Casi en el aire tuvo que andar Jackie Stewart con el Tyrrell 006 hasta su abandono. Se recuperÓ en las fechas sigientes con triunfos en Bélgica y Mónaco que lo pusieron en camino de su tercer título mundial.

“Creo que en cinco vueltas lo hubiese pasado a Emerson y hubiera ganado. El Lotus venia muy complicado” recordaba Lole con inocultable bronca cada vez que le mencionaban el episodio de la carrera española. Lamentablemente no pudo ser porque a ocho vueltas del final y con solo 30 Km por recorrer, un problema en la transmisión paralizó al Brabham del argentino. Esto tranquilizó a Fittipaldi quien pudo concretar su tercer triunfo del campeonato, pero apenas cruzó la meta detuvo al Lotus, que llegó con lo justo como lo demostró la imagen inclinada hacia el lado izquierdo, señal del término de la vida útil del neumático dañado.”Me duele el alma…” atinó a decir Reutemann ante tamaña decepción.

Nueve meses más tarde, ya en 1974, Lole vió escapar mucho más cerca ese primer triunfo en el Mundial en aquella recordada carrera en Buenos Aires con su abandono en la anteúltimo vuelta, cuando punteaba con comodidad. Finalmente, la ansiada y casquivana primera victoria mundialista llegó a fines de marzo en Sudáfrica. Por lo contado, bien pudo haber sido casi un año antes en España. Esa cierta lejanía que por entonces se tenía con la Fórmula 1 impidió recordarla y lamentarla en su verdadera dimensión.

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Blue Def
Fate

1 COMENTARIO

  1. Que buena nota Miguel,ademas recordandonos algo que tenemos olvidado.
    Y que callejero Montjuicht,tremendo circuito,nada que ver con la pistita de los principes amarretes…

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