LA TRIPLE CORONA
Imaginaria del automovilismo mundial, la componen el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis.
En el celebérrimo óvalo de la capital del estado de Indiana, EE.UU, inaugurado en 1909, cada mayo se vive el gran momento del año; el que hace vibrar a la ciudad, inundada de entusiastas de otros estados y países.
El Indianápolis Motor Speedway es el predio deportivo que puede albergar a mayor cantidad de público en el mundo entero, 257.000 plazas en forma permanente que las 500 Millas hacen que se convoquen alrededor de 300 mil almas.
Carl G. Fisher construyó el circuito con el fin de dar empuje a todo lo atinente a la industria automotriz. Luego de la inauguración en 1909, las 500 comenzaron a correrse en 1911 sobre el piso de la pista de ladrillos. Una línea que marca la finalización de la carrera, es conservada en la actualidad de ladrillos, la conocida Brickyard (yarda de ladrillos), luego que fuera pavimentada en 1961.
Después que durante décadas se escuchara ruido de autos de carrera sólo una vez por año con las 500, el óvalo se abrió a otras categorías y eventos como la inauguración y cierre de los Juegos Panamericanos en 1987. Han pasado a correrse también las 400 Millas de Brickyard de NASCAR desde 1994 y el Gran Premio de EE.UU de Fórmula 1 entre 2000 y 2007 en un trazado hecho especialmente, mixto, utilizado en sentido contrario al horario. También lo pisa el Gran Premio de EE.UU de MotoGP por el Mundial.
El óvalo donde los IndyCar rondan los 380 km/h mide 4023 metros y el circuito mixto 4192. Las cuatro curvas del óvalo tienen un peralte de 9°12′, considerablemente menor a los peraltes que hubo en Monza, Italia, y a los de Daytona en el estado de La Florida, EE.UU, a unos 400 kms al norte de Miami. La recta principal y la opuesta miden cada una 1006 metros y las rectas laterales 201 metros.
Fotos: Visionauto (especial desde Indianápolis, EE.UU)