EL MEJOR HOMENAJE.
El TC suele hacer milagros, sin embargo nadie imaginaba que Guillermo Ortelli pudiese ganar en su carrera despedida de la categoría. Incluso el propio Guille había atenuado esa posibilidad al quitarle todo tinte competitivo a su última presentación sobre el tercer Chevrolet del JP Carrera, el equipo de sus mayores afectos deportivos y personales. “Como piloto me retiré en el Villicum, en la última carrera del año pasado, ahora voy a disfrutar y hacer disfrutar a la gente”, aclaró en la previa.
Ganó Ortelli, pero no en la pista, igual su 12º puesto final fue digno para su actualidad de expiloto. Ganó en todos los rincones de Toay, donde durante el multitudinario fin de semana, recibió todo el afecto y cariño cosechado tras casi tres décadas de actividad en las pistas. Ese reconocimiento quedó demostrado en las ovaciones y aplausos partidos desde la hinchada de Chevrolet, así como tampoco faltó el reconocimiento de seguidores de Ford, Torino y Dodge. Pudo percibirse en el paseo previo a la final, el saludo de la totalidad de los teceístas (“rescato el respeto de los hinchas de otras marcas”) ,y el reconocimiento de sus colegas y dirigentes, los últimos representados por presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane, al considerarlo “un hombre del Turismo Carretera”. Vaya si Ortelli lo es.
También como correspondía y merecía, la despedida de Ortelli tuvo un marco inmenso, en un autódromo desbordante con largas filas previas de coches para entrar. Una imagen que no se recordaba desde la inauguración del trazado de Toay, hace una década. Una prueba del poder de convocatoria de un ídolo del nivel de Ortelli, y asimismo de la categoría que en tiempos complicados económicamente, se dio el lujo de presentar medio centenar de autos en las fechas efectuadas al momento.
Sin ganar también ganó Ortelli porque la victoria fue para Agustín Canapino. “Si quería que alguien ganase la carrera de mi despedida, ese era Agustín”, reconoció el rey de Salto, confirmando esa estrecha relación nacida cuando integraba el equipo de Alberto Canapino, y Agustín era un chiquilín que corría por los boxes soñando con correr.
Con 32 años, Canapino es un campeón hecho y derecho, y pese a los 20 Kg de lastre en la Chevy, hilvanó su segunda victoria consecutiva en el TC.
Fue un triunfo con el sabor de la reivindicación, y con la paradoja de la mecánica similar a la que lo había frustrado dos fechas antes en Neuquén, en la anterior carrera con cambio de neumáticos. Esa vez, se vio tapado en su regreso a la pista por el Ford de Julián Santero. En Toay, el Canapino de Neuquén fue Juan Cruz Benvenuti y el Santero, el marplatense Christian Ledesma. Fueron pocos los segundos que Benvenuti demoró en esquivar al Chevrolet de Ledesma, suficientes para que cambiase el destino de una carrera que se perfilaba a favor de Benvenuti, tras un brillante espectacular sobrepaso a Canapino por el lado externo a bordo de su veloz Torino. Tan lustrosa que el propio Titán lo elogió.
EL PALO DE MANU URCERA CONTRA EL MURO DE BOXES. TERMINÓ EN EL HOSPITAL
Fuerte golpe de José Manuel Urcera en la primera serie del TC en Toay 💥 pic.twitter.com/zDUJkkxHuY
— Carburando (@CarburandoTV) April 17, 2022
El sureño después del susto, a poco de ingresado a la clínica de Santa Rosa, escribió en su cuenta en Twitter:
“Quería contarles que estoy bien después del accidente. Estoy en el hospital realizándome unos chequeos. Cuando tenga más info se las compartiré. Gracias por preocuparse y preguntar”.
El accidente se produjo cuando se descalzó del piano externo el Torino de Marcelo Agrelo, al ingresar en la recta principal. Descontrolado el auto cruzó la pista justo cuando pasaba Urcera en su Toro (ambos del Maquin Parts).
El auto de Agrelo le dio al de Urcera, cuyo Torino fue a pegar con suma violencia contra el paredón de boxes. El sureño si bien bajó por sus propios medios, luego de las primeras atenciones médicas en el autódromo, debió ser trasladado a un centro asistencial en Santa Rosa.
En la capital pampeana le practicaron estudios, luego que presentara golpes intercostales, distensión de ligamentos en una rodilla y un trauma en una clavícula fracturada años atrás, cuando se cayó en una carrera de motocross. el domingo por la noche le dieron el alta.
“La carrera se definió en los boxes con los cambios de gomas”, coincidieron Canapino y Benvenuti. El Titán elogió la eficiencia del trabajo de su equipo. Juan Cruz también, y agregó críticas a Ledesma. “Es un idiota, paró donde no debía parar; no sé paran en cualquier lado” descargó. Por repetido y su decisiva influencia en el resultado final, el tema de las detenciones para cambio de gomas merece un detenido análisis de las autoridades de la categoría.
Son pocas las veces que en el TC la figura de un piloto supera a la categoría. La de Toay, fue una de las excepciones por la despedida de un ídolo como Guillermo Ortelli, concatenada con el triunfo de Canapino y el 1-2 del JP Carrera, equipo que encima tiene a Ortelli como director deportivo…
Demasiadas emociones relegaron otros hechos puntuales de la cuarta fecha. El fuerte golpe de Manu Urcera, el error con trompo del poleman Jonatan Castellano apenas arrancó la serie inicial, la continuidad del sorpresivo liderazgo del campeonato de Germán Todino (llegó cuarto), el mejor resultado de Toyota (Rossi terminó séptimo), y la nueva frustración del campeón Mariano Werner, ante la tercera rotura seguida del motor.
A propósito de los motores. Hubo una decena de roturas en el fin de semana, continuaron a anteriores producidas en la tercera fecha en Concepción del Uruguay. Sobre el tema, clave, se profundizó la preocupación. ¿Que sucede?, se viene hablando de falta de elementos ante una posible disminución en la provisión; es mencionado además que los impulsores son utilizados tanto en TC como en TC Pick Up. Se habla que la normalización del rubro motores, demandaría un par de meses. Habrá que ver que sucede cuando se acalle el ruido de la apoteótica despedida de Ortelli.
Fotos: ACTC