Acelerador a fondo,
pulsaciones a mil. “¡Dale!”
Las comunicaciones dominan el vertiginoso mundo actual. En el automovilismo, en el mundo entero, pasaron a jugar un rol esencial, crucial. No sólo corren los pilotos arriba de los autos, desde ya ejecutando el rol fundamental y decisivo, también los que lo secundan, técnicos, directores deportivos, mecánicos, “corren” con ellos desde abajo, desde los boxes.
Estrategias, aciertos y errores, no son exclusivas del piloto a 260-270 km/h, en el caso del Turismo Carretera, la categoría mas popular de La Argentina. Como tampoco, si se habla de la Fórmula 1 o cualquier clase de autos que compitan donde sea.
La conexión entre los pilotos desde los autos, con sus colaboradores abajo, ha cobrado gran valor e importancia. De ahí que no puede imaginarse la práctica del automovilismo, sin esta vital asistencia comunicacional. En La Argentina, los intercomunicadores han pasado ser una parte más del herramental de los equipos. Infaltables, se hicieron comunes y vitales para mantenerse on line, pilotos con sus equipos. VisionAuto (VA) comprobó estos dichos, auriculares de por medio cuando siguió desde adentro la carrera de Turismo Carretera en San Luis, conectado con el Chevrolet de Agustín Canapino, una de las revelaciones del año.
Alberto Canapino, su padre, el reconocido constructor, referente técnico indudable del TC en especial, invitó a VA para vivir la carrera desde un costado distinto. En la serie no las tuvo todas consigo el chico Canapino, en su primera temporada en el TC, metido entre los 12 mejores que entraron a la Copa de Oro, que determinará al campeón 2009. Por eso largó la final 34º, y desde allí elaboró un verdadero carretón, para culminar 13º.
VA se calzó para contarte como se vive una carrera desde la radio que comunica al piloto con el equipo; el de Canapino, el Dole Racing de los hermanos Jako. Canapino padre, además de seguir el accionar de su hijo, a través de su intercomunicador, mantiene contacto además con los otros pilotos a los que alista sus autos.
Los TC rugientes, las pulsaciones a mil y cuando la luz del semáforo se puso en verde, se escuchó la voz de Alberto hacia Agustín: “¡dale», le gritó radio por medio para que no diera ni una milésima de ventaja. Las ganas de recuperar terreno en el parcial, se frustraron enseguida para el chico. Antes de la primera vuelta, lo tocó el Laureano Campanera. Cuando Alberto vio el incidente junto a Marcos Jako en los monitores de TV, le avisó por el intercomunicador, “te pegó Campanera, te pegó Campanera».
Mientras Agustín, último, buscaba recuperar el terreno perdido para entrar en la final, el padre le hablaba, «Agustín, puesto 16, estás girando 2/10 mas rápido que la punta, tenés que ganar dos posiciones». Pasó un instante y de nuevo se lo escuchó, «faltan dos vueltas, faltan dos vueltas, puesto 15». Cuando quedaba un solo giro, volvió a ponerse en contacto el constructor con el hijo, «última vuelta Agustín, puesto 15». El chico puso todo para no quedarse afuera y lo logró; en la última ronda pasó a dos autos y llegó 13º. Con la bandera a cuadros desplegada, se volvió a escuchar las voces de los Canapino, «Agustín, puesto 13, bien. Anduviste en todo momento mas rápido que la punta, bien». Desde el auto, preguntó el chico, «¿Campanera me pegó?”. «Sí, -escuchó- fue Campanera».
Una vez en boxes, y abajo del auto Canapino hijo encaró muy enojado hacia el box de Néstor Girolami, cuando lo encontró le reprochó porque, luego de Campanera, también consideró, lo había rozado Girolami. Cumplida la serie, llegó el momento de la final de Turismo Carretera, de nuevo cada responsable de su área del Dole Racing, se calzó los auriculares, lo mismo hizo VA. Los equipos de categorías argentinas, como el caso de TC, TC 2000, Top Race, Turismo Nacional Fórmula Renault 1.6, alquila los equipos a la empresa Davicom para comunicarse con los pilotos durante las competencias. En el Dole Racing –contó Jako-, disponen de 6 intercomunicadores más el disponible para el piloto; el alquiler cuesta en total unos 1000 pesos por carrera.
Pero…, volvamos a la carrera de TC; Agustín Canapino redondeó una soberbia actuación con el Chevrolet blanco; su padre se puso en contacto con el durante nueve ocasiones a lo largo de la final, alertándolo de la posición en la que marchaba, alentándolo (“¡Vamos cabeza!”), y alertándolo sobre sus rivales cercanos (“tranquilo, esperá que se equivoque para pasarlo”). Cuando todo terminó, VA escuchó la voz satisfecha de Canapino padre, «te felicito hijo, la verdad corriste una carrera impresionante, anduviste casi todas las vueltas 6-7/10 mas rápido que López (Pechito, el ganador)».
No pasó mucho para que el coche blanco, regresara hirviente de la pista; y cuando se abrió la puerta, los Canapino se abrazaron fuerte, la radio ya no era necesaria…
Muy buena la nota y el blog en general, se encuentra info original y escrita desde un lado tal que a los que nos gusta el automovilismo y todos los detalles, secretos de pasillos, comentarios, historia de los protagonistas, etc. lo disfrutamos mucho. Gracias.