SI LA F-1 ES LA CIMA, ¿TODO LO QUE QUEDA DESPUÉS ES VENIRSE ABAJO…?
No necesariamente.
Muchos pilotos que tomaron parte de la máxima categoría del automovilismo mundial, e incluso con rutilante protagonismo en algunos casos, encontraron en el desierto un terreno propicio para mantener con vida sus campañas, en algunos casos para expandirlas, en otros para sostener el compromiso con la velocidad y el riesgo. Por qué no, también, para probar una manera distinta de saborear la competición. Abandonar la pista para ensayar el camino, dejar el asfalto, la rutina de las vueltas y la reiteración de las curvas, para adentrarse en la dinámica de lo impensado.
El caso más celebrado de todos es, por supuesto, el del Jacky Ickx, que el 1° de enero cumplió 80 años. Ickx (114 Grands Prix, 6 victorias, subcampeón del mundo de F1 en 1969 con Brabham y en 1970 con Ferrari), ganó en seis ocasiones las 24 Horas de Le Mans mientras se sumergía en el universo Dakar.
El belga participó en 14 ediciones del rally, lo ganó con un Mercedes en 1983 y tres años más tarde quedó segundo con un Porsche. Podría haber ganado una segunda vez en 1989 si el jefe del equipo Peugeot, Jean Todt, no hubiera decidido utilizar un sorteo como resultado para las órdenes de equipo. El compañero de equipo de Ickx en Peugeot, Ari Vatanen, ganó el sorteo, por lo que Ickx tuvo que terminar segundo detrás de Vatanen.
“Si me preguntan cuál es la competición más satisfactoria de mi vida –admitió en una entrevista publicada en 2011- no fue la Fórmula 1, no fue Le Mans, fue el París-Dakar. Es la carrera más dura y compleja del mundo. A toda velocidad durante nueve horas seguidas, a 210 km/h sobre arena. Y la arena es impredecible, como el mar: no puedes confiar en que siga igual, porque de repente será diferente. Un desierto es un lugar donde no vive nadie. Nadie. Si algo va mal, tienes que encontrar una solución por ti mismo, ahí fuera, en el silencio. Si crees que eres importante, ahí fuera, solo, te das cuenta de que no lo eres. Y al descubrir el evento, descubrí África. Vi otros pueblos, una parte diferente del planeta”. Tan enamorado quedó del continente africano, que pasa seis meses al año allí, en una casa en Bamako (Mali), a orillas del río Níger, junto a su mujer, la cantante Khadja Nin, nacida en Burundi (foto).
En 2000, se dio el gusto de correr el Dakar con su hija Vanina: terminaron 18º con una Toyota. “Fue fantástico ese evento, padre e hija. Después de eso sí que podemos decir que nos conocemos realmente. Ella navegó; yo manejé, no soy tan valiente”.
Ickx no fue campeón del mundo de F-1 pero comparte mucho con Fernando Alonso, que también ganó en Le Mans, aunque su incursión en el Dakar no fue al final de su campaña en la máxima categoría sino en el interregno, que aprovechó inclusive para participar en las 500 Millas de Indianápolis.
Alonso, que al acabar 2024 acumulaba 401 Grands Prix, con 32 victorias –nunca la 33, para desesperanza de los periodistas españoles-, dos títulos mundiales (2005 y 2006) con Renault y tres subcampeonatos (2010, 2012 y 2013) con Ferrari, probó el Dakar cuando ya era árabe, en 2020, piloteando una Toyota (foto). Aunque no ganó la prueba, el español dejó una buena impresión. Su velocidad era la adecuada, pero una fuerte caída en la décima etapa le puso las cosas difíciles. Calculó mal una duna y volcó varias veces. Ese incidente lo retrasó al 13º puesto final.
Patrick Tambay (114 Grands Prix entre 1977 y 1986, 2 victorias, piloto de McLaren, Ferrari y Renault, entre otras), corrió con un Mitsubishi de fábrica e incluso quedó tercero en la general en 1989.
Ukyo Katayama (95 Grands Prix entre 1992 y 1997, piloto de Tyrrell, Larrousse y Minardi, con dos quintos puestos en 1994), participó en el Dakar al menos dos veces: en 2002 y en 2003 con un Toyota de fábrica.
Jan Lammers (23 Grands Prix entre 1979 y 1992, piloto de Shadow, ATS, Ensign, Theodore y March, con un noveno lugar como mejor resultado, y ganador de las 24 Horas de Le Mans en 1988), participó en cinco Dakar entre 2010 y 2014, siempre en Sudamérica y en camiones. En 2011 fue 19º y con su propio equipo, el Racing for Holland, tuvo sus últimas tres participaciones en la prueba, sin tanta fortuna.
Henri Pescarolo (56 Grands Prix entre 1968 y 1976, un podio en Mónaco 1970, piloto de Matra y March), ganó cuatro veces las 24 Horas de Le Mans entre 1972 y 1984, antes de interesarse en el Dakar, en cuya edición 2000 acabó noveno con un Nissan.
Philippe Alliot (109 Grands Prix entre 1984 y 1994, piloto de Ligier y Larrousse, entre otros, corrió un McLaren-Peugeot en Hungría 1994) participó en el París-Dakar en 1998 con un Nissan. Como era su costumbre, abandonó: ya lo había hecho en 66 ocasiones en la F-1.
Jean-Louis Schlesser, otro francés, tuvo una excepcional carrera en la pista y una actuación inolvidable en F-1 antes de consagrarse al desierto.
Su apellido estaba trágicamente ligado a la máxima categoría: su tío Jo murió carbonizado en el GP de Francia de 1968, tripulando un Honda.
Fue designado para correr un March en 1983 pero no llegó a hacerlo, y como suplente de Williams (¡lo mismo que Franco Colapinto en la actualidad!) sustituyó a Nigel Mansell en el GP de Italia de 1988.
Lo mismo que el pibe argentino, debutó en F-1 en Monza: sin embargo, esa aparición de Schlesser fue más polémica, porque contra él chocó nada menos que Ayrton Senna, en la chicana de la recta principal, eso le hizo perder lo que parecía una victoria segura. Aquella fue la única competencia que McLaren no logró vencer en la temporada 1988.
Schlesser, que odiaba las 24 Horas de Le Mans, fue dos veces campeón mundial de resistencia con Sauber-Mercedes y, un año después de su incidente con el paulista, incursionó por primera vez en el Dakar.
Se enamoró de la prueba y comenzó a construir sus propios y famosos autos para el evento, inicialmente impulsados por un motor Porsche. Finalmente ganó el rally Dakar en 1999 y 2000 con un buggy de fabricación propia y motor Renault.
En la actualidad es el director de la África Eco Race (todavía se celebra cada año y sigue la ruta original del Dakar, este año desde Mónaco a la capital senegalesa), competencia que obtuvo seis veces seguidas con un coche de fabricación propia.
Norberto Fontana. Otro ex F-1 que conocemos bien, también corrió el Dakar y no le fue muy bien: abandonó en las ediciones de 2011 y 2012
OTROS PISTEROS EN LA ARENA
La segunda edición del París-Dakar, en 1980, fue conquistada por el alemán Winfried Philippe Adalbert Karl Graf Kottulinsky Freiherr von Kottulin, más conocido como Freddy Kottulinsky, quien ya había hecho una carrera en monoplaza, incluso campañas completas de F2 en 1976 y 1977 (con 46 y 47 años, respectivamente). Llevó a la victoria un Volkswagen 4×4 preparado por Audi.
Cuando se le pidió por primera vez que manejara uno de los tres autos del equipo –el que se suponía que debía conducir el francés Jean Ragnotti- Kottulinsky, que no tenía experiencia ni deseo de competir en un desierto, declinó indirectamente pidiendo un alto salario. Poco antes de que comenzara la carrera, el equipo lo contrató de todos modos, y Kottulinsky entró en la carrera con apenas preparación. No tenía tienda ni saco de dormir, pero sí piezas de repuesto suficientes para mantener el automóvil en marcha (foto), sin tener que esperar a las camionetas de apoyo.
El diseño de ese sistema de tracción en las cuatro ruedas proporcionó la base para el sistema de tracción en las cuatro ruedas de Audi, que debutó más tarde en 1980 en el Audi Quattro original y que revolucionó al mundo del rally. En ese momento, Kottulinsky también entrenó a los mecánicos para conducir los vehículos de servicio del equipo de forma rápida y segura. Esto se convirtió en Audi Fahrsicherheitstraining (lecciones de seguridad en la conducción), para la cual trabajó 25 años hasta su jubilación. Murió en 2010.
El año en que Freddy von…. Blablablá ganó su Dakar, Jean-Pierre Jaussaud conquistó su segunda victoria en las 24 Horas de Le Mans. Lo había hecho en 1978 con un Renault, y volvía a hacerlo, esa vez con un Rondeau-Cosworth. Jaussaud fue rival de Freddy (digamos) en la F2 de 1976, y le siguió el trazo hasta el desierto. Terminó tercero en el París-Dakar en 1982 con un Mercedes.
El ex campeón de descenso en esquí Luc Alphand fue un habitual participante, tanto en Le Mans como en el Dakar. Con un Mitsubishi de fábrica, incluso ganó el Dakar de 2006 –uno de los últimos disputados en África- y dos veces llegó como escolta.
La ex estrella de IndyCar Robby Gordon también animó el Dakar. Incluso condujo un Volkswagen de fábrica en 2005, y más tarde desde 2009, en un Hummer hizo las delicias de los argentinos mientras el Dakar se asentó en Sudamérica.
El francés Philippe Gache tuvo una larga carrera en monopostos, incluídas tres temporadas de FIA F3000, antes de pasarse a los coches de turismo y luego a Le Mans. Luego se convirtió en un habitual del Dakar, participó en muchas ediciones como piloto de fábrica de SMG Buggy y en 2019 lo hizo por última vez con Geely.
¿Cómo olvidar a Yvan Müller, el villano de Pechito López en aquellos años dorados del WTCC, cuando la ardía interna del equipo Citroen? Piloto de F3000 y campeón británico de F2 en 1992 (dos años antes de que el título lo obtuviera José Luis Di Palma), participó por primera vez en el Dakar en 2007 con un Nissan y repitió en 2009, cuando el Dakar se disputó en Sudamérica por primera vez. Por su lado, a Romain Dumas también se lo vio con frecuencia en el Dakar. Incluso con un Peugeot de fábrica en 2017.