DEBUT DE BARRIO, REIVINDICACIÓN PARA LLAVER.

MISIÓN CUMPLIDA.

Esto puede decirse sobre este formato especial de dos breves carreras que presentó el TC 2000 en Neuquén, si el objetivo era mostrar distintos ganadores y variados integrantes del podio.  Hubo dos vencedores diferentes, Jorge Barrio y Bernardo Llaver, uno primerizo como el chico (18 años) de Pinamar y otro experimentado como el mendocino. Además el resto de los escalones del podio se repartieron entre Ignacio Montenegro, Facundo Ardusso (primera carrera), Matías Milla y Leonel Pernía, en la segunda. Es bien recibido el aire fresco recordando que veníamos de dos contundentes 1-.2 del equipo Chevrolet con Canapino y Llaver.

SALDO EN ROJO.

Este es el resultado del balance que surge si hablamos de ese mejor espectáculo en las carreras al que se apuntaba con este formato de dos carreras con una parada obligatoria para cambiar el neumático delantero derecho. No lo hubo. Una floja partida del poleman Montenegro en la inicial le abrió el camino a la clara victoria de Barrio en la prueba de “automovilismo puro” donde privó la velocidad, capacidad del piloto y el rendimiento de los autos. Bernardo Llaver celebró la victoria que merecía en esa segunda carrera con neto tinte estratégico que empezó a construir con el sorpresivo (estaba segundo detrás de Barrio) llamado a boxes para cambio de neumático en la agonía de la primera carrera que le permitió quedar como el mejor ubicado de los que ya había cumplido con ese requisito para la segunda competencia. Entonces fue cuestión de esperar las detenciones de quienes debían hacerlo (Ardusso, Vivian, Barrio y Montenegro) para concretar como un simple trámite el acceso al octavo triunfo en la categoría, que tuvo el plus de encaramarlo en la cima del campeonato. Para fortuna de Berni, esta vez los Renault de Milla y Pernía lo separaban del Cruze de Agustín Canapino, el indiscutido número uno del equipo. Por eso el fantasma de una nueva orden de equipo que le quitase la posibilidad del triunfo al mendocino ni siquiera rondo en los boxes de Neuquén.

Más que en la lucha de posiciones el escaso atractivo que hubo estuvo puesto en quiénes y cuándo cumplían el requisito de entrar a boxes para el obligado cambio de neumático. Un requisito vital, porque para bien o para mal sellaba el destino de cada uno de los pilotos en las carreras. Es que como bien dijo Franco Vivian, “con este sistema hay que hipotecar una de las dos carreras…” . No es lo ideal. Quien más quien menos, todos pagaron esa hipoteca. A diferencia de lo que pasó una semana atrás en el Top Race con Marcelo Ciarrrochi, no hubo ningún piloto que repitiese la visita al podio. Llaver fue el que estuvo más cerca con el quinto puesto en la carrera inicial, que precedió al triunfo en la segunda final.

-publicidad-

Pasó así la primera experiencia del nuevo formato, con el que se pretende incrementar el atractivo de las carreras. No dio para entusiasmarse pero tampoco para dejar de lado. Como dijo el desafortunado Julián Santero (su Toyota no arrancó por un problema en el embrague, y largó las dos carreras desde boxes), “es para correr una o dos fechas no más…”. Son más que suficientes para mostrar sus virtudes y defectos.

-publicidad-