IGUALES PERO NO TANTO.
El reciente triunfo de Sergio Pérez en el Gran Premio de Azerbaiyán reavivó el recuerdo de Pedro Rodríguez, el otro piloto mexicano ganador en Fórmula 1. A diferencia de hace medio año cuando Checo debutó como vencedor en Sakhir y la figura de Pedro fue rescatada como el antecedente anterior de un triunfo azteca luego de medio siglo, esta vez la mención surge ante la equiparación de victorias que Pérez consiguió con su segundo éxito.
Pedro Rodríguez 2 Sergio Pérez 2 señala el marcador entre estos dos únicos mexicanos que subieron al escalón más alto del podio en el Campeonato Mundial de Fórmula 1. Un dato tentador para el frecuente ejercicio de las comparaciones pero que en este caso tienen sus limitaciones.
Ambos representan estilos y circunstancias muy diferentes. Rodríguez fue un tremendo velocista. Arriesgado al extremo de casi no conocer límites. Casi imbatible bajo la lluvia. Checo es un excelente corredor de carreras y gran cosechador de puntos en una época de esta virtud vale tanto como ser veloz. Sabe esperar las carreras y esa paciencia con la indispensable pizca de suerte , le valieron sus dos triunfos.
También ambos pertenecen a épocas muy distintas del automovilismo internacional. Pedro vivió la de los dorados 60 y principios de los 70. Épocas de grandes riesgos, menos tecnología, mayor pasión y donde los pilotos tops no estaban “secuestrados” por la Fórmula 1. Podían correr todos los fines de semana si querían y hasta en fórmulas menores. Rodríguez era uno de esos y esto le permitió escribir sobre los Sport Prototipos, tan atractivos y trascendentes en esa época como la Fórmula 1, páginas gloriosas, especialmente sobre el indomable Porsche 917, el auto más difícil de manejar y que Pedro manejó mejor y más rápido que nadie.
Tal vez por este lado el análisis fino pueda encontrar alguna ventaja de Rodríguez sobre un Checo, que producto de su tiempo, una vez que llegó a la Máxima quedó anclado, con los pro y contra, pero sin saber si su talento conductivo podía desarrollarse en otras categorías. Queda también por saber si Rodríguez, alguien que consideraba un fin de semana sin carreras como una tortura, hubiese aceptado esa limitación e incluso correr en función de las posibilidades de su compañero de equipo, como ocurre con Checo y su dependencia de Max Verstappen. Difícil, pero incomprobable. Paradójicamente esas ganas de correr y ganar siempre de Rodríguez, lo llevaron a la muerte con su accidente fatal el 11 de julio de 1971 en esa carrera de Sport en Norisring que no estaba en su agenda.
Dejamos para el final el siempre recurrente espacio de las estadísticas. Un terreno que hay que transitar con cuidado ya que con sus actuales 197 Grandes Premios Pérez corrió casi cuatro veces más carreras que Rodriguez que apenas largó 54 en años en que los calendarios no eran tan poblados y las campañas de los pilotos no tenían la continuidad de los actuales. Ese cuidado nos lleva al rubro de los porcentajes, la vara más precisa para las comparaciones. Y allí Pedro saca la delantera con el 3,70% de victorias contra el 1,02 % de Checo. Como plus Rodríguez acredita un tercer triunfo en la Copa de Oro de Oulton Park en 1971, una carrera sin puntaje de las que ya no se corren en la época de Pérez.
También en porcentajes, los 7 podios (12,96 %) de Rodríguez representan más que los 11 (5,58 %) de su compatriota. En cambio el piloto de Red Bull marca una buena diferencia en la regularidad. Curiosamente ambos contababilizan 25 abandonos, pero el porcentaje de Checo (12,69%) es mucho más bajo que el 46,30% de Rodríguez. Un dato que marca los diferentes estilos de estos dos pilotos que en distintas épocas han colocado a México en el más alto nivel de la Fórmula 1.