UN FINAL ESPERADO.
No podía tener otro final que el emotivo y polémico que entregó la definición del Campeonato Mundial de Fórmula 1. Después de lo sucedido en 21 Grandes Premios con choques, polémicas, enfrentamientos, acusaciones, no podía ser un final tranquilo como el que a seis vueltas del final estaba transitando Lewis Hamilton rumbo a su octavo título, luego de haber dominado el Gran Premio de Abu Dhabi desde el comienzo; incluso sobreponiéndose al toque de Max Verstappen en la curva inicial.
Algo tenia que pasar. Y como sucede tantas veces, vino del lado menos pensado. Con un accidente si, pero no de los pretendientes al título, sino del retrasado Williams de Nicholas Latifi, el canadiense que corre gracias al millonario respaldo económico de su padre. Su despiste obligó a la salida del auto de seguridad.
Allí empezaron a sucederse los hechos que en pocos minutos le cambiaron el destino al campeonato. Adiós a la tranquilizadora ventaja de 10 segundos de Hamilton sobre Verstappen. Rápida reacción de Red Bull para llamar a boxes a Max, y colocar gomas blandas mientras que sin mucho por maniobrar, Hamilton permanecía en pista con las duras que acumulaban 40 vueltas.
EL MOMENTO EN QUE EMPEZÓ A CAMBIAR LA HISTORIA
Dudas de las autoridades de la carrera para autorizar el sobrepaso a los rezagados por parte de los punteros, y así dejar cara a cara a Lewis con el neerlandés. Recién esa crucial autorización de los comisarios, vino con apenas una vuelta por cumplir, y sólo para el grupo compuesto por Norris, Alonso, Ocon, Vettel y Schumacher, quienes circulaban entre el Mercedes Benz número 44 y el Red Bull 33.
Liberada la carrera a velocidad nada pudo hacer Lewis, con caucho gastado, para contener la arremetida Max, con gomas nuevas. Se llenó de luces, artificios y banderas naranjas la noche de Abu Dhabi con el primer título para el holandés.
Y como muchos pensaban hubo muy emocionante definición del Mundial en la última vuelta. Un final como pocos en 72 ediciones del campeonato y consecuente con su reñido y áspero desarrollo. Y un final que tras la caída de la bandera de a cuadros no estuvo exento de alguna duda por la doble denuncia presentada por Mercedes Benz. Por un lado cuestionaron la forma con que los rezagados recibieron parcialmente la orden de adelantarse a los dos punteros para recuperar la vuelta perdida, y por otro un mínimo adelantamiento de Verstappen a Hamilton antes de ser relanzada la carrera. Ambas fueron desestimadas cuatro horas después de terminado el Gran Premio aunque Mercedes anunció su apelación ante la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Tenía 96 horas para concretarla. A la marca alemana le quedó sólo la satisfacción de ganar por octava vez consecutiva la Copa de Constructores , logro que sin embargo no atenúa el dolor por la pérdida del invicto en el campeonato de pilotos en la era hibrida de la Fórmula 1, donde contabiliza seis coronas con Hamilton y el restante con Nico Rosberg.
Ante una definición tan emotiva como cambiante se mezclan las sensaciones a la hora de juzgar merecimientos. Sobre el fresco recuerdo de lo afortunado de su conquista, es injusto decir que Verstappen no merecía ser campeón. Fue uno de los dos grandes protagonistas del campeonato y entre ambos quien logró más victorias con una decena contra las ocho del británico.
Claro que también si se recuerda lo sucedido en Abu Dhabi no hubiese quedado mal un octavo título de Lewis. Por su determinación y frialdad para encarar el tramo definitivo, con tres victorias y una cuarta esfumada por una contingencia ajena a su responsabilidad y al funcionamiento de su auto, como fue la entrada del auto de seguridad. Ese elemento incorporado hace años al automovilismo en pos de aumentarla seguridad, pero que por otro lado muchas veces constituye un cachetazo a la justicia para quien como Lewis había dominado totalmente a su rival. Un dominio que le hizo dejar una imagen de campeón superior a la que Max entregó en su afortunado y agónico encuentro con el título.
El accionar errático de los comisarios de la FIA desde Silverstone en adelante hacen que ahora cualquier decisión sea apelable, hasta quizás haber bajado la bandera a cuadros con la mano equivocada….. Quizás esta sea la mejor enseñanza que deje este campeonato, jamás olvidar que las reglas deben aplicarse en forma objetiva y pareja para todos y todo el año. Parece que la FIA este año se manejó con un criterio bastante «argentino», pese a tener cero influencia de nuestro pobre país.
Los 2 pilotos dieron muestras de su gran calidad, vigencia y valentía, con algunos excesos (Silverstone, Monza, A.Saudita) que no llegan a empañar el balance final. Y la verdad que si bien el campeonato fue para Max, lo de Lewis fue digno se sus antecedentes y mucho más también, aceptando con dignidad y gran entereza que alguien finalmente lo supere (aunque en forma injusta por lo sucedido en esta carrera y la última parte del año). La diferencia entre su actitud al final de la carrera y en el podio con otros pilotos que son parte de la historia grande (no los quiero nombrar) no hace más que agrandar su imagen y destacarlo como un corredor y campeón brillante pero a su vez limpio y digno tanto en las victorias como en las derrotas. De muy pocos (al menos de los últimos 40 años) se puede decir lo mismo.
Saludos.
Nunca tan presente la certera frase del más grande entre los grandes: las carreras se ganan cuando se baja la bandera a cuadros-
Mi comentario iba dirigido hacia los comisarios de la prueba, pero después de lo expresado por el sr. Guillermo es redundante. Perla negra una vez más para las autoridades de la prueba.
Perla blanca para Checo que hizo la heroica ante el británico con un medio mecánico de inferior rendimiento y luchando la posición con armas limpias-
Entiendo como todos que Hamilton se encaminaba sin tropiezos hacia una nueva corona y cuando entró el auto de seguridad Verstappen límpiamente y en base a manejo y arrojo le arrebató al carrera y el título.
Las denuncias y todo lo que puede seguir están demás, hay que saber aceptar las derrotas, aferrarse a artilugios no es bueno a pesar de llegar a imaginar el gran negocio que es la F1.
Gracias Hamilton por la humildad y la carrera que nos regalaste, ambos merecían el título pero no puede haber dos campeones.