FIEBRE DAKARIANA
Bolivia disfruta a pleno su parte del Dakar con su debut como escenario de la jornada de descanso, en este caso en la ciudad de La Paz. Qué lejos quedaron en el tiempo aquellos momentos en que Ettiene Lavigne apretaba sus dedos sobre la nariz en clara referencia al desagrado que le producían los primeras y tenues desembarcos de su Dakar en Bolivia. Desde hace un par de años, el director de ASO, la empresa francesa organizadora del Dakar, es uno de los primeros en abrazar a Evo Morales, el presidente boliviano, apenas la carrera llega al país del altiplano. Y cada vez llega más.
Primero en el 2014 fueron solo las motos y los cuatri, un año más tarde pasó todo el parque en una sola etapa, en el 2016 ya hubo dos jornadas con sede en Uyuni y este año se saltó a cuatro etapas más el codiciado día de descanso en La Paz. De esta manera Bolivia ocupa más de la tercera parte de la programación del Dakar. ¿Quién lo hubiese imaginado cuatro años atrás? Explicación: privó la necesidad de los organizadores de seguir con la carrera ante las caídas de Chile y Perú, dos países clave por sus territorios más afines al espíritu Dakar pero que no sucumbieron ante las exigencias económicas de los franceses.
Todo este incremento deL protagonismo boliviano no vino solo. Lo acompañó el paulatino crecimiento del aporte económico de un gobierno que apostó fuerte para recibir al que considera el mayor espectáculo deportivo mundial que pasó por Bolivia y uno de los pocos que, por las características geográficas del país, puede concretar. Según el anuncio de Marko MachicaC, el ministro de Cultura de Bolivia, para este año el aporte del gobierno alcanzó los 4.000.000 de dólares , un millón más que en las dos ediciones anteriores y el doble de lo pagado a ASO por la primer visita en el 2014. Esperan compensarlo sobradamente con ingresos que estiman en 120 millones. A la hora de ubicar la escala de aportes de los tres países sudamericanos intervinientes en esta edición 2017 del Dakar, Bolivia quedó en una posición intermedia entre los 3.000.000 de dólares que salieron de las arcas del gobierno de Paraguay por la largada y la etapa inicial en su debut en el Dakar y los 6.000.000 que aportó Argentina en un plano de reducción impuesto por las nuevas autoridades gubernamentales como condición para seguir formando parte de la famosa carrera.
Tampoco es ajeno a este fenómeno boliviano con el Dakar el gran interés mostrado por el mismísimo presidente Evo Morales. Algo que no se limitó a los aportes económicos sino que se reflejó con su permanente presencia junto a la carrera desde que desembarcó en su país. Convirtió en tradicional el recibimiento personal a los pilotos que este año por llegar a una ciudad de la importancia de La Paz se hizo general. Así de la misma manera en que no dudó en sacarse fotos con los pilotos, como un hincha más, también firmó un decreto de urgencia que por los días de carrera elevó de 80 a 110 Km/h la velocidad máxima en los caminos de Bolivia. De esta manera permitió que los competidores no se complicasen en las zonas de enlace. Antes por otro decreto, le había dado exclusividad a la caravana dakariana para transitar durante cinco días por las zonas de la .carrera .Hubo ciudadanos bolivianos que no estuvieron de acuerdo y por eso se vieron piquetes en Tupiza
Por toda esta repercusión popular, que este fin de semana desbordó de entusiasmo con la llegada del Dakar por primera vez a la ciudad de La Paz, no extraña el cambio de mirada de la gente del Dakar hacia Bolivia. Y esto no sólo alcanza a Lavigne, sino a los pilotos. Por eso también en el pasado quedaron las repetidas quejas por las dificultades de su clima, especialmente por los efectos de la altura. Ahora siguen reconociendo esas dificultades pero sin quejas y con un “es un nuevo desafío del Dakar y ese igual para todos…”. ¿Lo dirán convencidos?
Por M.S.
Fotos: Dakar.com y Mónica Paz