BRILLANTE PASADO, OPACO PRESENTE.
“¡Un autódromo, un autódromo!»
Esa fue la espontánea y coincidente respuesta que Juan Manuel Fangio y Froilán González le dieron a Juan Domingo Perón, cuando a principios de los 50, el entonces presidente de la Nación les preguntó a ambos qué era lo que se necesitaba para fortalecer sus campañas internacionales y el desarrollo del automovilismo argentino en el mundo.
No fue un pedido caprichoso. Argentina necesitaba de verdad un autódromo para brindar como adecuado escenario a las temporadas internacionales que hasta entonces quedaban limitadas a trazados callejero o tipo parque como Palermo, Retiro, Costanera, el Torreón marplatense o el Parque Independencia rosarino. Esa ausencia de un autódromo le había impedido ser parte en 1950 del primer calendario oficial del Mundial de Fórmula 1.
Eran aquellos, tiempos de bonanza económica ante una Europa que se estaba recuperando de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. También esos años mostraban una notable injerencia de la política en los deportes. Esto hizo que, tras elegirse unos terrenos de 130 hectáreas ocupados por basurales en la zona de Villa Lugano para la construcción el autódromo, la obra estuviese lista en 14 meses. También dio lugar a que al autódromo de le impusiese el nombre de 17 de octubre, como homenaje a la fecha que en 1945 marcó el lanzamiento popular del peronismo. Un nombre que varió en los años siguientes al compás de los vaivenes políticos del país (se llamó Municipal tras la caída de Perón en 1955) hasta estabilizarse en 1989 en el Oscar Gálvez que años después agregó el de su hermano Juan, para darle forma definitiva al vigente Oscar y Juan Gálvez. Un justo y merecido reconocimiento.
Coincidentemente Fangio y Froilán, los mismos de la reunión con Perón, fueron los grandes protagonistas de la carrera que el 9 de marzo de 1952 inauguró el autódromo porteño. Fue con autos de Fuerza Libre y junto con los más destacados pilotos argentinos participaron corredores brasileños, uruguayos y los franceses Robert Manzon y Andre Simon. Sobre una Ferrari ganó Fangio y así escribió otra página especial en sus brillantes pergaminos: ser el primer ganador en el autódromo porteño. Dos meses y medio más tarde, el 24 de mayo, Oscar Gálvez aportó lo suyo al vencer en la primera de TC.
Pasaron ya 70 años. Siete décadas con alegrías, tristezas, dramas, frustraciones, Un repertorio de hechos habituales en tan extensa trayectoria y que en el caso particular del actual Gálvez ha mostrado una involución respecto de aquel tiempo en que era considerado entre los más seguros del mundo y el único escenario argentino para los Grandes Premios de Fórmula 1, Sport y Motociclismo. Esos años en los que dentro de la actividad nacional se lo consideraba la Catedral del Automovilismo, el circuito donde todos los pilotos querían ganar y el escenario infaltable en los calendarios y muchas veces en los cierres de campeonatos.
Lamentablemente todo forma parte de un añorado pasado como consecuencia de una desidia y desinterés en distintos aspectos y en los que ninguna de las partes involucradas (diferentes administraciones, políticos, directivos, dirigentes deportivos, pilotos, expilotos) están exentos de algún grado de responsabilidad. Por eso el Autódromo de Buenos Aires, por el actual estado de su pista (precisa un reasfaltado), su infraestructura (necesita una modernización) y su escaso atractivo para las categorías nacionales e internacionales ha dejado de ser el Gran Autódromo para convertirse en uno más, donde se puede ir a correr o no. Esto ha hecho que algunas categorías ni siquiera lo tengan en cuenta en sus calendarios o traten de esquivarlo (Turismo Carretera y Turismo Nacional), molestas también por sus altos costos operativos, otra ”contribución” a esa caída.
Está claro que el Autódromo de Buenos Aires no llega a sus 70 años en su mejor momento. Pero al menos llega con vida . Y esto es importante luego del intento que en la anterior gestión gubernamental hubo para hacerlo desaparecer y levantar en sus terrenos un complejo inmobiliario. Hubiese sido un sacrilegio. Por más que se desactualice, deteriore o quede relegado en interés, un templo de la velocidad con historia como es el Gálvez para Argentina no se destruye. O alguien imagina que en Italia quieran destruir a Monza, en Inglaterra a Silverstone en Bélgica a Spa o en Brasil a Interlagos. Si, se los modifica y adecua a los nuevos tiempos y necesidades con gestiones eficientes, coherentes y conocedoras del tema. No hay otra para quienes ahora (fideicomiso con el gobierno de la Ciudad y grupos privados) lo tienen a su cargo. Es el camino a seguir para devolverle al Gálvez el nivel supremo que merece y que nunca debió perder.
Una vergueza que la ciudad mas rica del país no pueda mantener un autódromo, claro, queda en la zona sur de la ciudad, detalle no menor porque para la zona norte nos estamos gastando $1000 millones en una bicisenda. Es la vieja treta a la que nos tienen acostumbrados los que hace 15 años gobiernan esta ciudad: abandonar los lugares municipales para luego, con la ayuda de los medios se lo desprecie y denoste hasta que los puedan vender a los amigos a bajo precio sin que nadie lo eche de menos. Hasta este medio tira alegremente una frase «Y esto es importante luego del intento que en la anterior gestión gubernamental hubo para hacerlo desaparecer y levantar en sus terrenos un complejo inmobiliario.» como si la gestión actual fuera distinta de la anterior. (igual entiendo que intentaron ceñirse al dato cronológico)
Porque no juntamos las firmas de todos los que experimentamos alguna sensación muy especial al acercarnos y ver el arco de entrada; vivimos alegrías, tristezas, frustraciones, en definitiva inolvidables vivencias en ese templo que es el auitodromo Juan y Oscar Galvez, y pedimos se lo declare Monumento Historico? Así no lo lotean.para venderlo a los amigos de Macri y Larreta.
Si hay voluntad del Gobierno de la ciudad y las categorías acompañan corriendo en el circuito 12 o 15, el interés va a volver. Usando el 8 (horrible) o hasta el 9 (pese al tobogán) el Autódromo pasa a ser uno más, tal cual dice la nota.
Pero si la gente vota gestiones que quieren liquidarlo, poco se podrá hacer. Como mucho conformarse con que quede así como está para picadas y eventos, y alguna que otra carrera aislada.
Yo soy del interior y veo en CABA una gran inversión en obras que han destruido el microcentro por ejemplo. Pero en otros casos hubo obras transformadoras para bien.
Me parece que el Autódromo con muy poca plata para el presupuesto de la ciudad, sería un gran lugar para que corran todas las categorías, pero en el circuito 12 o 15.
Saludos