UN FINAL IRREVERSIBLE.

Nadie le puede ganar la carrera a la muerte. No pudo un quíntuple campeón mundial de Fórmula 1 como Juan Manuel Fangio, no pudo un subcampeón y un bravo ganador de las 24 Horas de Le Mans como José Froilán Gonzalez.

Tampoco pudo ese último gran referente y ganador que tuvo Argentina en la Fórmula 1 como fue Carlos Alberto Reutemann. Ese deterioro a su salud que desde hace dos meses comenzó a preocuparnos, con sus internaciones por sangrados intestinales y estados febriles, tuvo su lamentable desenlace con su muerte en un sanatorio de Santa Fe, esa misma provincia que lo había visto nacer el 12 de abril de 1942.

Reutemann vivió distintos etapas de sus internaciones en los últimos dos meses. En el final, pidió no volver a terapia intensiva y fue sedado.

«Papá se fue en paz y dignidad después de luchar como un campeón con un corazón noble y fuerte que lo acompañó hasta el final. Siento orgullo y bendición por el padre que tuve. Sé que me acompañará todos los días de mi vida hasta que nos volvamos a encontrar en la casa del Señor« puso su hija Cora, en el tuit que confirmó la lamentable noticia.

Tal como conocía y percibía al detalle el funcionamiento de todos los autos que le tocó manejar en su dilatada y exitosa campaña deportiva, Lole sabía desde hace tiempo el irreversible final de su historia con inicio en 2017 debido a una operación para combatir un cáncer de hígado. Por eso ante la proximidad de los momentos finales, eligió la serenidad y la compañía de sus seres queridos. Sus hijas Cora y Mariana, su esposa Verónica.

Como Fangio, como Froilán, Lole ya es un recuerdo. Un recuerdo que desde el cielo nos mira en un imaginario podio de ganadores argentinos en la Fórmula 1. Y ese recuerdo irá colocando definitivamente en el lugar de privilegio que merece a alguien que en su momento y durante muchos años no fue debidamente reconocido. Es que para los descreídos de siempre era poco correr en forma ininterrumpida 10 años en los principales equipos de Fórmula 1 (Brabham, Ferrari, Lotus y Williams), ganar 12 Grandes Premios en épocas con menos carreras y triunfos más repartidos, y ser subcampeón mundial. Tampoco pareció demasiado el palmarés de haber sido el único piloto en subir a los podios en Fórmula 1, Sport  y Rally, o sea los campeonatos mundiales de mayor nivel.

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Una lección magistral en Mónaco.

Carlos Alberto Reutemann ya es un recuerdo. Un recuerdo que superado el momento de tristeza que provoca su muerte, nos transportará a una época única e irrepetible de la Argentina en la Fórmula 1. Por todo eso, ¡Gracias Lole!.

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