LLEGÓ A LA F-1, A WILLIAMS, CASI CON LO PUESTO, Y TUVO QUE ACOMODARSE EN TIEMPO RÉCORD.
Ante semejante contexto, precedido con frenéticas negociaciones a poco más de una semana del GP de Italia, que dieron como resultado el arribo de Franco Colapinto a la F-1, al equipo Williams, que conmocionó a la Argentina deportiva, el pibe redondeó con un «aprobado» su bautismo de fuego en los entrenamientos en Monza, donde se lo notó aplomado y calmo ante tan crucial paso. Y de alguna manera lo mostró al ubicarse 17° a tan solo 192/1000 de su compañero Alex Albon; el tailandés cumple en el célebre circuito italiano su Gran Premio número 97. La clasificación quedó a la espera.
“Me falta un poco de confianza. En el sector uno y dos fui más rápido que Alex y en el tercero perdí tres décimas«, sumó Franco a sus declaraciones (ver nota anterior). «En Monza, todo está en las curvas rápidas, y la ventana de la cubierta en su máximo rendimiento es muy chiquita, y a veces metés un poco más de velocidad y la goma es muy sensible. Eso me estuvo costando un poquito. El resto bien, positivo. Quedé a dos décimas de Alex que es muy bueno”.
Los ingenieros de Williams le solicitaron que tratase de afianzarse, ganar confianza y avanzar en cada entrada a la pista en el conocimiento de los secretos del auto número 43. Y cumplió casi a rajatablas, pese al despiste sufrido en los últimos instantes de la primera práctica del que salió airoso con el auto sin consecuencias y pudo continuar. En esos ensayos como mejor tiempo 1m22s880. El registro lo mejoró en el siguiente entrenamiento, más suelto acaso frente al volante; los monitores lo corroboraron, hizo 1m21s784.
Para considerar en el análisis, el aspecto vinculado a la cuestión física. Si bien el argentino muestra un estado acorde a un piloto que compite en categorías de elite, las exigencias insumidas por un coche de F-1, sumado al lógico stress por el debut en un Gran Premio con mayor extensión y demandas en relación a otras categorías como puede ser la Fórmula 2, podrían influir en su rendimiento a la espera desde ya que el Williams lo acompañase con un rendimiento aceptable para la ocasión.
«Me siento bien físicamente, si bien Monza es de las pistas más fáciles para el físico. A diferencia de los grandes premios que seguirán, en particular, en Qatar y Singapur, esas carreras van a ser serán bastante más duras», explicó Franco acerca del tema. «Hizo mucho calor dentro del auto -siguió diciendo-, transpiré bastante y no me acostumbré a tomar agua, la tengo pero no me acostumbré. Veremos si en la carrera la encuentro, ja!».
No va a resultar fácil el camino del argentino en lo inmediato; porque una vez superado el momento crucial del debut con la adrenalina a full, junto a Albon deberán conseguir que Williams se recupere de alguna manera. Lo mostrado por el equipo en las 15 fechas disputadas sobre el total de 24, ha sido pobre en exceso. Con Albon y el despedido Logan Sargeant, el equipo sumó solo cuatro puntos, merced al tailandés que han hecho que se ubicara 18° en el campeonato de pilotos. Y en el de constructores, Williams muestra similar pobreza, sólo supera a Sauber, último, sin haber puntuado en ninguna carrera.
El cometido así planteado, aún no tenido en cuenta por los argentinos encendidos (en buena hora) con el fenómeno Colapinto. Al momento, se priorizaba la alegría y el beneplácito originados por la vuelta de un piloto argentino a la F-1.
Una muestra de lo despertado por Franco se ha podido ver en Monza, con la algarabía de argentinos con banderas celeste y blanco, algunas de Boca, club del cual el pibe es hincha y hasta mostrando otros en una de las tribunas principales una bandera de la ACTC!
«Veo más argentinos que italianos. Vamos Boca. Un abrazo para todos y espero que lo disfruten», tiró Franco muy micrófono en mano arriba del escenario en la Fan Zone en Monza, escuchando como respuesta de la gente: «Olé, olé, olé, Franco, Franco!».
AArgentinos en Monza, mostrando la alegría por contar nuevamente con un compatriota en la F-1 (Foto Williams)
