DANTE PELAYO PERCIBIÓ que algo no andaba bien.
«El dolor es grande, se trabajó mucho», mencionó Alicia
No hacía mucho que habían comenzado a desandar el especial de la tercera etapa del Dakar, entre Pisco y San Juan de Marcona en las dunas peruanas que resultarían un calvario.
Alicia Reina empuñaba el volante de la Toyota Hilux en la arena que resultó un enemigo más inflexible de lo esperado, para tantos que afrontaron el Dakar. De repente Pelayo echó una mirada a los espejos y vio que asomaban las primeras lenguas de fuego desde la parte trasera de la Hilux.
Le pegó el grito a Alicia que pisó el freno y no tuvieron más tiempo que para agarrar algunas cosas personales, y bajar de la camioneta. Bajo el hirviente sol, pasaron un par de minutos nomás para que el fuego y el delator humo negro, se apoderaran de la que hasta momentos antes nomás, era el vehículo que la de Catriel y su navegante, pretendían llevar hasta Córdoba, hasta el final de la aventura del Dakar 2018.
¿Qué ocurrió para que se incendiara la camioneta preparada durante un año con el esfuerzo y la entrega de tantos?, mimada para que dentro de lo estuviera al alcance del equipo Pasión Dakar, vaya si el nombre los identifica en cuerpo y alma, ¿no?, estuviera a la altura de las circunstancias.
El problema no identificado en los momentos posteriores al incendio, se dijo, pudo radicarse en una pérdida de nafta que habría ocasionado el fuego. Llamas que por la voracidad alcanzada, fueron imposibles de neutralizar. Reina y Pelayo apenas tuvieron tiempo de sacar cosas de cada uno del habitáculo, y no llegaron a los matafuegos como para intentar sofocar el fuego inicial, además por el lugar donde se encontraban, había muy poca gente.
“No lo puedo creer, no fue nada fácil quedarme ahí parada, viendo cómo la camioneta que tanto esfuerzo nos llevó durante todo el año, se consumiera en segundos”, contó Alicia y recordó, “vivimos en otras ediciones del Dakar, situaciones de ver como a otros competidores sus vehículos se prendieron fuego, y yo en esos momentos pensé como no hacían nada. Y la verdad ahora que lo vivimos en carne propia, no se puede hacer nada”.
“El dolor es grande –reconoció Alicia con la voz quebrada-, se trabajó muchos meses para estar presentes y en dos segundos toda la ilusión quedó en la nada. Es muy difícil correr el Dakar, pero así y todo tratamos todos los años de seguir mejorando. Tengo que entender que es así, que son cosas que pueden pasar, lo más importante es que a nosotros no nos pasó nada. Ahora hay que reponerse de esto, vamos a estar bien y las ganas de empezar a trabajar para estar en el Dakar del próximo año ya volverán”
¿Qué más decir”, sólo “agradecer a toda la gente por el cariño que nos ha brindado y por empujarnos para seguir adelante, a todo Catriel y 25 de Mayo y a toda la Argentina por el impresionante cariño y el aliento permanente”. Y entre tanta desazón, la voz del otro lado del teléfono de Daniel Herrero, presidente de Toyota Argentina, deslizándole que le van a dar una mano con una Hilux nueva para el Dakar 2019.
Por C.S