LLEGARON TODOS LOS QUE LARGARON
No existía hace 50 años los alerones móviles, el KERS, las gomas anchas, los habitáculos protegidos y muchos menos un volante con infinidad de botoncitos entre ellos el que habilita los cambios de velocidad. Era una Fórmula 1 más humana que tecnológica. Más frágil y mucho menos segura que la actual en autos, circuitos y hasta en vestimenta de pilotos. Sin embargo, hace hoy exactamente medio siglo el Gran Premio de Holanda produjo un hecho que pese a todos sus adelantos, el Campeonato Mundial de Fórmula 1 no pudo repetir en las 844 carreras disputadas hasta el presente. ¿Qué pasó? Llegaron todos los autos que largaron. Quince en total, que no sólo vieron la bandera de a cuadros sino que tampoco ¡entraron a boxes! en las 75 vueltas que hubo que dar al riesgoso circuito de Zandvoort, uno de los clásicos de aquellos años, en una exigencia que les demandó nada menos dos horas, el plazo límite que tienen los actuales Grandes Premios.
Wolfgang Von Trips encabezó la clasificación y el 1-2 de las Ferrari 156 que completó su coequiper Phil Hill. Fue el primer triunfo del alemán en su efímero momento gloria que terminaría 111 días después con su muerte en Monza el día que todo pintaba para su consagración como campeón. Jim Clark y Stirling Moss, con sendos Lotus, Richie Ginther, con otra Ferrari, Jack Brabham y John Surtees, con Cooper, y Graham Hill (BRM) cerraron el grupo de ocho pilotos que cumplieron el total de 75 vueltas exigidas. Con una menos terminaron Tony Brooks (BRM) y Dan Gurney (Porsche), con dos, Jo Bonnier (Porsche), Bruce McLaren (Cooper) y Trevor Taylor (Lotus) y a tres giros del ganador finalizaron Carel Godin De Beaufort y Hans Hermann, con sendos Porsche 718. Alegres unos, insatisfechos otros, seguramente ninguno de estos quince pilotos imaginó aquel día que este récord perduraría medio siglo por lo menos.
