¿FUE EL MEJOR DE TODOS?

Como tantas, la pregunta no tendrá respuesta. Báscamente, por la imposibilidad de comparar épocas y circunstancias tan distintas, como bien destacaba el periodista suizo Gerard Crombac, cuando quien esto escribe, le preguntó en una de sus últimas visitas para cubrir el Gran Premio de Argentina, si como muchos, consideraba a Jim Clark, el mejor piloto de la historia. Y Crombac podía opinar con conocimiento, además de Clark había visto correr a Juan Manuel Fangio, Ayrton Senna, Alain Prost y Michael Schumacher, el exclusivo grupo que podía discutirle a Clark ese teórico privilegio.

Sin Fórmula 1 desde 1960, Argentina estaba casi desconectada del alto nivel del automovilismo mundial, en aquella dorada década de los 60. Fue cuando aquel domingo 7 de abril de 1968, la noticia de la muerte de Jim Clark en una carrera de Fórmula 2 en Hockenheim, sacudió al mundo. Por eso, si bien la noticia impactó, no alcanzó la real dimensión de la pérdida. Una sensación que con el transcurrir del tiempo, y con las lógicas excepciones de los profundos conocedores del automovilismo, se fue trasladando a las siguientes generaciones de argentinos y de seguidores de automovilismo en el mundo.

Jim Clark en pleno vuelo sobre un Lotus de Fórmula 1. Una imagen bien representativa de la campaña del escocés en la Máxima, con 72 grandes premios corridos con el equipo de Colin Chapman.

Todo eso provocó que muchos ignorasen el nombre de Clark, en las tantas encuestas acerca del mejor piloto de la Fórmula 1, que inevitablemente se centralizaron en Fangio, Senna y Schumacher, más cercanos al aficionado argentino. Por afecto en el caso del Chueco y por pertenecer, Ayrton y Schumi, a un tiempo en que la globalización con sus distintos medios expandió a la F-1 por el mundo.

Un dato: tomando en cuenta, para los triunfos y poles, los porcentajes de efectividad, la vara más cercana para comparar, Clark sólo fue superado por Fangio; quien pudo completar su campaña, algo que la muerte le impidió al recordado Escocés Volador.

Siempre con Chapman a su lado, Clark incursionó en Indianápolis y en 1965 se convirtió en el primer europeo en ganar las 500 Millas. Para hacerlo faltó al Gran Premio de Mónaco, una carrera que nunca pudo ganar.

Vale como homenaje en el 52° aniversario de su carrera a la eternidad, y para conocimiento de quienes poco o nada lo conocieron, el repaso de la trayectoria del escocés nacido el 4 de marzo 1936 en Kilmany, Escocia. Un talento superior que si bien ganó “apenas” dos títulos mundiales (1963 y 1965), perdió otros tantos (1962 y 1964) en las últimas vueltas de la fecha final, merecía ese de 1967 al triunfar en el doble de grandes premios (cuatro) que el campeón Denny Hulme. Sin dudas iba rumbo a un nuevo título, en ese trágico 1968 luego de haber dominado la carrera inicial en Sudáfrica.

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Un talento superior que ganó 25 grandes premios (récord que se mantuvo hasta cinco años después de su muerte), 19 carreras sin puntaje, varias competencias de Fórmula 2, tres Copa Tasmania (1965, 1976 y 1968) y 16 victorias, un certamen que con autos similares a la Fórmula 1, reunía a los mejores pilotos en Australia y Nueva Zelanda. Un talento superior que fue el primer europeo en vencer a los estadounidenses en las 500 Millas de Indianápolis, en el mismo 1965 de su segundo título, que se aseguró invicto tras vencer en las seis primeras carreras que corrió. Un talento superior, protagonista de muchas hazañas, entre ellas aquella en Italia 1967 donde en el veloz Monza, recuperó la vuelta perdida para volver a la punta aunque un problema con el combustible lo dejó sin la victoria a metros del final. Un talento superior que ganó en todo lo que compitió.

La carrera inicial de la F 2 Europea continuó pese al accidente fatal de Clark. Hubo distintas teorias sobre las causas del despiste del Lotus. Se habló de una goma desinflada. También se mencionó un problema en la suspensión.

“Jim vivía para correr…”, suele repetir su colega y compatriota Jackie Stewart en contraposición a su personal reconocimiento de que “corría para vivir…” Es cierto. Clark vivía para correr. Por eso murió corriendo. Hace 52 años. Merece entonces el permanente recuerdo, y el verdadero reconocimiento.

 

Fotos: youtube.com

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