LA VIGENCIA DE UN DUELO.
Hacer podio en dos de las más importantes carreras del automovilismo internacional en menos de veinte días, no es para cualquier piloto. Y Sebastien Loeb no es cualquier piloto. Es uno de los grandes de estos tiempos, como con números muestra su hasta ahora inaccesible marca de nueve títulos y 80 triunfos en el Rally Mundial.
A punto de cumplir 48 años (nació el 26/2/74), y cuando algunos lo veían en el ocaso de su campaña, Loeb mostró que están equivocados con su meritorio segundo puesto en el Dakar con el Hunter BRX, detrás del inaccesible Toyota de Nasser Al Attiyah, y ocho días más tarde con su victoria en el Rally de Montecarlo sobre el Ford Puma del equipo M-Sport, híbrido como indica la nueva era comenzada. Pasó sin problemas del calor del desierto saudí con sus traicioneras dunas, a las exigentes y serpeantes rutas heladas cercanas al Príncipado.
Con flamantes 38 años (nació el 17/12/83), Ogier también parece transitar la etapa final de su trayectoria, como lo demostró su decisión de planificar un calendario 2022 reducido («quiero dedicarme a mi mujer y mi hijo») y en plena vigencia ganadora (fue campeón en los dos últimos años), dejar de lado la posibilidad de igualar el récord de nueve títulos ostentado por Loeb. Un Loeb, más distanciado del WRC que Ogier en los recientes años, también tiene una agenda acotada que por ahora sólo comprendía la carrera de Montecarlo.
Respetable ambas decisiones, desde el punto de vista del aficionado e incluso de la categoría, son para lamentar luego de lo visto en el Rally de Montecarlo. Un carrerón con un duelo espectacular y emotivo, etapa a etapa, prime a prime. Ambos jugándose al límite en una carrera donde la capacidad conductiva y el sentido estratégico, obviamente además de un buen medio mecánico, son fundamentales. Un duelo sin limitaciones sin ataduras, como alguna vez hubo cuando compartían el equipo Citroen en el inicio del duelo, allá por 2002. En ese momento Loeb ya tenía su lugar, y Ogier insinuaba lo que luego concretó.
¡Qué vuelvan a correr a los Seb!. Es el deseo del mundillo del rally, luego de lo que Loeb y Ogier ofrecieron en la apertura del Mundial 2022. Un Rally de Montecarlo altamente emotivo como pocos recuerdan. Arrancó mejor Loeb, se recuperó Ogier y parecía tener al triunfo en sus manos hasta que en el penúltimo tramo la pinchadura del neumático delantero derecho de su Toyota, le abrió a Loeb la posibilidad de entrar en la historia como el primer vencedor en la era hibrida del Rally Mundial. Así este pisciano de pocas palabras, pero mucha acción, sumó su triunfo 80 y octavo en el Principado. Acompañado por el matiz especial de convertirlo en el ganador más veterano del WRC, superando la marca del sueco Bjorn Waldegaard, vencedor del Rally Safari en 1990 con 46 años y 5 meses. En el primero de la nueva era de los coches híbridos, y también sobresalió su victoria, por haber sido el primero que en la butaca de navegante logró la francesa Isabelle Galmiche, debutante como reemplazante de Daniel Elena, el tradicional acompañante del francés.
Dificilmente Loeb y Ogier vuelvan a enfrentarse en un Rally Mundial, salvo que cambien los planes originales de ambos. Ojalá, porque lo que entregaron en Montecarlo merece repetirse.
Muy buena nota Miguel.El Rally Mundial otra vez demostro que es la categoria menos autodependiente,o,si se quiere,mas piloto dependiente de todas.