EL MISÍL SALVÓ AL TOP RACE.
Mas que nunca el simple “uno más” califica el triunfo de MatÍas Rossi en la apertura del Top Race en el Autódromo de Rosario. Ni siquiera la circunstancia del retorno del Misil ha aumentado su valor, dado que el actual Top Race al que volvió, es muy distinto de aquel que dejó el 28 de febrero del 2021. Es más endeble, tie menos figuras, menos autos.
Tal vez el mayor valor del regreso del Misil lo haya usufructuado la categoría con el peso de su nombre que como ganador eclipsó para aquellos que solo miran la superficie de los resultados. Una carrera que por el toque inicial entre Lucas Guerra (se rompió un espárrago de la rueda delantera izquierda), con el poleman Facundo Aldrighetti y Kevin Felippo y sus derivaciones, sacó de circulación a seis protagonistas (Guerra, Felippo, Josito Di Palma, Micheloud, Cingolani y Bava). De esa forma, durante la mayor parte del desarrollo se vieron apenas ocho autos en la pista rosarina. Una consecuencia de la escuálida grilla inicial con sólo 14 autos, que a la hora de la clasificación final luego de casi 32 minutos de competencia, mostró a sólo siete pilotos recibiendo la bandera de a cuadros y a media docena con el total de vueltas cumplidas.
“Tuve la suerte necesaria para ganar porque alguien me golpeó pero no complicó el rendimiento del auto”, admitió Rossi, envuelto en un buzo antiflama inmaculadamente blanco y con el recuerdo de haber podido sacar a su Ford casi ileso desde lo mecánico, luego del toque recibido en semejante entrevero. También dijo lo mismo Aldrighetti, incluso anduvo por la tierra y no sin esfuerzo. pudo poner nuevamente a su Toyota en carrera.
Hay que agradecer a la suerte o a quien sea, porque Rossi y Aldrighetti pudieron seguir en carrera. De lo contrario, y sin otros protagonistas importantes como Josito, Ciarrocchi, Guerra, se hubiera visto un espectáculo mucho más pobre en cantidad y calidad. Con ambos, la carrera salvó mínimamente su imagen, que visualmente pareció atractiva con la cercanía de Aldrighetti con Matías, pero que en la realidad mostró la experiencia y capacidad de Rossi para regular su andar ante su escolta, mientras tanto destacado el debutante Figgo Bessone (uno de los hijos de Tito), culminó tercero.
“El Top Race pasó a sala común”, había puntualizado Lucas Guerra hace un par de años, luego que la categoría superase una de sus crisis. Siguiendo esa comparación, por lo visto en Rosario pareció haber regresado a terapia intensiva. No, en una situación terminal, pero si se notó la necesidad de un mayor trabajo y asistencia. Es muy bueno el “remedio” Matías Rossi, pero se precisan más cosas. Obviamente no son tiempos sencillos, pero tampoco resultan imposibles para intentarlo.
Fotos: prensa Top Race.