CHARLA FRANCA CON GUILLERMO MALDONADO, MÚLTIPLE CAMPEÓN ARGENTINO, SOBRE AUTOMOVILISMO PURO.
Todo ocurrió gracias a una invitación del Club Mercedes Benz Argentina, en la tradicional cena mensual de la institución. Por intermedio del ingeniero Roque Stefanelli, expresidente y actual vocal 1º, y gracias a la CD que preside Alejandro Arslanian, a quien secunda Pablo Morilla, VA tuvo oportunidad de sentarse a la mesa junto al piloto de 9 de Julio y dialogar sobre distintos temas del automovilismo, incluso algunos de actualidad candente. “Lo que habría sido Canapino si hubiera ido a IndyCar con 15 años menos”, tiró el Yoyo, un fanático del motociclismo que sigue al detalle el MotoGP y también la Fórmula 1.
Muy distinto a cómo se daba cuando corría (“siempre fui medio chúcaro”), Yoyo contó múltiples anécdotas, habló largo y tendido de su relación con Juan Manuel Fangio, incluyendo el detalle del consejo más útil que el Chueco (“siempre me llamaba ‘pibe’”) y que luego detalló a los asistentes, explicó cómo se ganó el respeto de Juan María Traverso (“el Flaco era el mejor de todos, por lejos”), contó cómo se ganó la aprobación de A.J.Foyt cuando fue a correr las 24 Horas de Daytona (foto inferior) y cómo impresionó con su motor de 4 válvulas nada menos que a Ulrich Baretsky, el genio de Audi cuyos impulsores V10 y V12 diesel e híbridos ganaron 13 veces las 24 Horas de Le Mans: «nos dijo que al motor le podíamos sacar solo 260 caballos y no podía creerlo cuando le mostramos que entregaba 310».
Imbatible en una época en la Fórmula 2 Codasur, su auto más popular fue el Policromático, el VW1500 pintado por Rogelio Polesello (“una gran idea del Nono Pugliese, que era el publicista de Alba”), en la era en la que el TC2000 superaba en popularidad al TC.
“Aquella carrera de Rafaela, dónde nos intercambiamos tantas veces la punta con el Flaco, la considero mi mejor competencia en autos con techo; con los monopostos, una victoria en el Interlagos largo…”, confesó, antes de agregar que, de los circuitos argentinos, “el más desafiante era el Autódromo general San Martín de Mendoza capital, ¡qué lástima que se perdió!”. Yoyo estima que la pérdida de personalidad de los TC2000 actuales (“son todos los mismos coches, lo único que cambia es la cáscara”) ha sido la uniformización de la categoría. Y asegura que, a su criterio, el TC mantiene su popularidad: en su viejo taller de 9 de Julio, atendido ahora por Roberto Berra –un integrante de aquel legendario equipo- se elaboran los motores del Chevrolet de Gastón Mazzacane.
VA tuvo la posibilidad de entrevistarlo para los socios del Club Mercedes Benz, dónde amplió muchos de los tópicos mencionados. “Yo tuve un Mercedes 380 SEC”, contó, para deleite del público. “Le ponía las cubiertas de Turismo Carretera, las Michelin XWX, y así iba a las carreras en Mendoza, en San Juan, en Salta. Iba tan rápido que al cabo de mil kilómetros le había gastado media banda de rodamiento”, relató. “El consejo me lo dio Roberto Mouras, que era compinche y venía muy seguido a 9 de Julio. Él tenía una 280 y usaba las Michelin: cuando el dibujo perdía la mitad de profundidad, esas gomas quedaban aptas para calzarlas en el coche de TC. La mayoría de los pilotos torneaban esas gomas para sacarles tanto caucho y que el auto no vibrara a velocidad; Roberto lo hacìa con su Mercedes de calle…”.
Vale la pena oírlo entero, sobre todo si viviste esas épocas: hace click acá.