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VEINTE AÑOS ATRÁS.
EL SALTEÑO PASÓ DE LA GLORIA A LA TRAGEDIA. MURIÓ EN UN ACCIDENTE AÉREO A 700 METROS DEL ATERRIZAJE EN EL AEROPUERTO DE CÓRDOBÉS.
HORAS ATRÁS HABÍA GANADO EN TC2000 EN EL ZONDA. TAMBIÉN FALLECIERON SU JEFE EN EL EQUIPO TOYOTA DE ENTONCES, GUSTAVO RAMONDA, SU PEQUEÑO HIJO Y UN EMPRESARIO.

«Gracias, me vuelvo en el avión que me está esperando…”.

Fue la respuesta que Nicolás Vuyovich le dio a un par de colegas, hasta un rato antes sus rivales en la pista del Zonda sanjuanino, ante las invitaciones recibidas para que los acompañase en el viaje de regreso.

En un rincón de uno de los micros del equipo, Vuyovich estaba sentado junto a quien esto escribe y otros colegas, contando su brillante victoria en la carrera de TC 2000. Superó a Norberto Fontana, su compañero de equipo en Toyota. Una victoria que los 24 años, los consolidaba como una de las jóvenes figuras del momento en el automovilismo nacional.

Nadie podía imaginar en el podio sanjuanino, la tragedia que pocas horas después enlutaría el automovilismo argentino. Junto a su escolta Fontana, Vuyovich festejaba con su jefe Gustavo Ramonda.Como buen salteño, no era Nicolás una persona de muchas palabras, tampoco de gesticular más de la cuenta. Por eso pese a la importancia de lo obtenido no derramaba euforia. Por el contrario, en algún instante parecía ausente de la charla. «En este momento me acuerdo de mi papá, cuánto hubiese disfrutado esta victoria”, mechó en medio del relato al recordar ese vuelco en la ruta en 2003. Lo protagonizó mientras junto a su padre Francisco, regresaba de una carrera en San Luis. Nico salió ileso pero su padre falleció tras una agonia de cuatro días. Enseguida la borde de la lagrimas soltó, sin saberlo, un profético  “sé que no pasará mucho tiempo antes que me vuelta a encontrar con mi padre…”.

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Ese avión que esperaba Vuyovich era un Pipper Naranjo AP 31. Gustavo Ramonda, hermano de Dario y en aquellos años, director del equipo Toyota, su  hijo de 9 años y su sobrino Joaquin Palacios, el empresario Hugo Suárez, el periodista Rodolfo Butta y el fotógrafo Fabricio Nicoller lo abordaron junto al corredor salteño. En la cabina estaban el piloto Daniel y su copiloto Hugo Corti.

Las investigaciones del accidente se prolongaron varios años con idas y vueltas judiciales, contra los responsables de la antena que chocó el avión. Finalmente fue eliminada.

Todo fue normal hasta que, a 700 metros de la llegada en el Aeropuerto de Córdoba, el aparato tocó una antena, perdió una ala y se precipitó a tierra. Del tremendo impacto sólo sobrevivieron Palacios, Butta y Nicoller.

Obviamente el accidente conmocionó a la opinión publica, más allá del ámbito automovilístico. Es que a su irremediables graves consecuencias, se unió la atípica situación de tener como desafortunado protagonista, a quien pocas horas antes había disfrutado de uno de los momentos más gloriosos de su campaña deportiva. Caprichos del destino.

A 20 años de aquel triste 8 de mayo  de 2005, «aún me parece mentira, el dolor que vivimos no se olvida», admitió Darío Ramonda a Visionauto.  Desde ya, valió el recuerdo de sus víctimas, y la reflexión sobre el excelente nivel que junto a los grandes de la época, hubiese alcanzado Nicolás Vuyovich, de haber llegado a destino ese avión que lo esperó en San Juan, para que lo abordara e iniciar un viaje que tuvo el peor final.

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1 COMENTARIO

  1. Tengo en el recuerdo aquella carrera, me quedé hasta que Nico subió al auto, quince minutos antes de la largada dado a que quería saber si había orden de equipo, lo único que expresó Gustavo es tienen libertad absoluta pero cuiden de no tocarse .
    Nico le dijo a su colaborador me pego a la cuerda y ahí dificil que me pase en la horquilla, si el enano lo intenta por fuera pierde tiempo y si se cierra mucho corre el riesgo de pasar por el ripio (recordar que aún el sector interno de la horquilla que no era parte del circuito no estaba aún asfaltado) y luego si al auto no le pasa nada va a ser muy dificil que me pase, me tengo mucha fe.
    Esa fue la última frase que le escuche a Nico.
    Luego del triunfo se saludaron junto a Ramonda y colaboradores, pasé por el puente y me encaminé a la salida,llegando a V. Mackena paramos un rato y por radio AM700 de Córdoba dan la tristísima noticia, lloré mucho y ya no pude manejar más largué el volante y el resto del camino lo hicimos en total silencio y recogimiento.
    Una verdadera tragedia que aún hoy me cuesta digerir.
    Tengo presente el accidente que llevó a la muerte a su padre, saliendo ileso él pero no sabía de lo que pensaba sobre su profesía de futuro.
    Gracias MIguel por recordar a Nico, una persona de pocas pero justas palabras y a los demás integrantes de aquella fatídica tragedia que enlutó al automovilismo todo.
    Cordiales saludos .

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