VÍCTIMA DE UNA FÓRMULA 1 PELIGROSA COMO POCAS VECES HABÍA OCURRIDO.

La muerte era una asidua visitante de la Fórmula 1 en los 70. Por eso provocaba en sus integrantes reflexiones tan especiales, como realistas.

“No pienso en el futuro. Dejé de hacerlo cuando empecé a correr. Iba a correr con poca ropa para que, si me mataba, la persona encargada de recoger mis cosas no tuviera que hacer muchas valijas. Un jean, tres remeras y chau…”, decía Carlos Reutemann por entonces una de las figuras en ascenso en la Máxima.

Revson logró en Gran Bretaña 1973 el primero de sus dos triunfos en el Mundial. Participó en 33 Grandes Premios, hizo una pole, subió a ocho podios y dos quintos puestos en 1972 y 1973, fueron sus mejores ubicaciones en el campeonato.

Quisieron los caprichos del destino que el propio Lole viviese esa situación un ya lejano 22 de marzo de hace medio siglo. Un viernes que para combatir la tensión previa a los entrenamientos del Gran Premio de Sudáfrica, impulsó a Reutemann y Peter Revson a entretenerse con un informal partidito de tenis en una de las canchas del Kyalami Ranch. Aquel hotel con pinta de country de la época, que con su estilo africano de modernas chozas como habitaciones y palmeras, recibía al troupe de la Fórmula 1 y la alojaba durante el fin de semana del Gran Premio. Incluso hasta allí podían llegar los periodistas para sus notas, sin pasar por el filtro de los encargados de prensa y sus tiempos limitados, instalados más tarde y hasta el día de hoy.

Al llegar a la habitación que hasta un rato antes había ocupado Revson, para  recoger su ropa, entre ellas, una remera que había usado en el partido de tenis, Reutemann sintió una especial sensación al comprobar que esa remera todavía conservaba las huellas de la transpiración de Revson. Ese mismo Revson que desde hace unos minutos era un recuerdo, inmolado en esos entrenamientos entre el fuego y los destrozos de su Shadow estrellado contra un guardrail y volcado después.

“Me tocó juntar la ropa de Peter Revson cuando se mató en Kyalami. Habíamos estado jugando al tenis una hora antes. Me golpeó mucho ¿Cómo se puede pensar entonces en lo que te espera más adelante”, recordaba Lole sobre un episodio que no contó mucho, pero que nunca olvidó pese a que esa carrera africana quedó también grabada en sus recuerdos, fue la de su primera victoria en el Campeonato Mundial, con el recordado Brabham BT 44.

Peter Revson tenía un bajo perfil y no era play boy pero con su pinta dinero y fama se dio algunos gustos. Por ejemplo ser pareja de Marjorie Wallace, la cuestionada Miss Universo, 1973..
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Poco conocido para las actuales generaciones, Peter Jeffrey Revlon Revson, tal su verdadero nombre, era por entonces una de las figuras de la categoría que agrupaba a Stewart, Fittipaldi, Regazzoni, Hulme, Graham Hill, Peterson y los ascendentes Lauda, Sckeckter,Depailler, Hunt, Reutemann. Nacido en Nueva York el 27 de febrero de 1939, era sobrino de Charles Revlon, uno de los magnates en el mundo de los cosméticos. “Soy el 14° en la linea de sucesión, je…” , se atajaba con el buen humor que lo caracterizó en el ambiente donde lo consideraban “el piloto más sencillo, amigable, franco y fácil de entrevistar”.

Nada más lejos de esa imagen que muchos imaginaban de Peter, millonario altanero, playboy y pintón (estuvo en pareja con la Marjorie Wallace, la controvertida Miss Universo 1973). Desde joven procuró tomar distancia de ese ambiente de alto nivel. Igual se diplomó en Ciencias Económicas en la Universidad de Columbia, y durante dos años trabajó en relaciones públicas de Revlon. Como tantos otros casos, poco después de los 20 años, la pasión pudo más y dejó todo por el mundo de los fierros. ”Quiero estar al límite de la muerte para valorar la vida, y saber que no todo es tan fácil por tener dinero”, decía y a las palabras adosaba los hechos con acciones, como acompañar a sus mecánicos en sus vivencias en los boxes, mucho más limitadas que la que podía darse en lujosos hoteles.

Hulme, Graham Hill, Keizan y  Fittipaldi trataron de colaborar con los rescatistas pero hubo poco que hacer para salvar la vida de Revson que murió camino al hospital. Todo se originó por la rotura de un perno de titanio de la suspensión delantera del Shadow DN3, que tras chocar contra el guardrail, volcó y se incendió.

Así comenzó a recorrer el mundo y transitar una diversidad de categorías en épocas en que los pilotos saltaban sin problemas de una a otra. En esa vida vertiginosa, donde se alternaron éxitos y fracasos deportivos, sufrió dos duros golpes personales, las muertes de su hermano Doug y su amigo Tommy Meyer, ambos en carreras de Fórmula 3 y Copa Tasmania. Un presagio. En todo ese movimiento llegó en 1964 el siempre ansiado debut en la Fórmula 1. Fue sobre un modesto Lotus de Reg Parnell, que en las cinco carreras que largó no le permitieron destacarse. La revancha tuvo que esperar unos años, y se le dió cuando ya había edificado buena fama en el automovilismo norteamericano. Su título en la por entonces prestigiosa Copa CanAm (reunía potentes autos Sport y repartía premios millonarios) y la pole y el  segundo puesto en las 500 Millas de Indianápolis, llamaron la atención a los popes de Fórmula 1. Ken Tyrrell le ofreció un tercer auto en Estados Unidos 1971, pero mayor fue la oferta de Teddy Mayer para incorporarse a McLaren a tiempo completo. Allí fue Revson al año siguiente.

Con esfuerzo y trabajo potenció su capacidad conductiva y fueron llegando los buenos resultados. Cuatro podios en 1972 y otros tantos al año siguiente , con dos victorias (Gran Bretaña y Canadá) lo consolidaron en el prime nivel. Esperaba mucho para 1974, pero llegó Emerson Fittipaldi a McLaren y como Denny Hulme, era inamovible, a Peter no le quedaba otra que ser tercer piloto. No lo aceptó por ese carácter proclive buscar independencia que años antes había motivado su acceso al automovilismo por encima de una vida cómoda como empresario. También ese sentido de la independencia le hizo declinar a oferta de Ferrari, que entre sus cláusulas no le permitía correr las 500 Indy, ese gran objetivo que tenía Revson. Por eso y con el aporte de la petrolera árabe United Oil Producers (UOP) eligió ir a Shadow, un equipo que transitaba su segunda temporada en la Fórmula 1, y donde compartía boxes con esa eterna promesa que fue Jean Pierre Jarier. No imaginaba que era el camino a su trágico final. Ese mismo que tampoco imaginaba cuando en aquel mediodía de hace medio siglo, terminó de jugar al tenis con Carlos Reutemann.

 

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7 COMENTARIOS

    • edu modifico algo, vos sabes criticarnos duro y mas de una vez sin fundamento. De todas formas pibe te respondo. Y sostengo esto: lo mismo que los que hablan periodistas y corredores, hasta el hartazgo! citando la palabra «expectativa» Basta! o «saludos a vo´y a la audiencia» o «saludos a vo’ y a toda la mesa» (no sabía que las mesas hablaban!!!

    • Una excelente nota de M. Sebastian que no merece comentarios de tan pobre nivel. Fue una época romántica de la F1, máxima categoria del automovilismo mundial, sin duda alguna y que lamentablemente, dejó de ser de equipos mayoritariamente ingleses y Ferrari y pasó a ser de corporaciones. Inolvidable

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