AHORA SI, SE TERMINÓ TODO.
No era para Carlos Sainz este 45to Dakar. Los buenos indicios con los que arrancó en la etapa inicial ante la presencia de su hijo, se fueron desvaneciendo a medida que la carrera sumó etapas y exigencias. Primero la rotura de la suspensión y luego la famosa caída en el salto de las dunas junto con Stephane Peterhansel, le hicieron perder mucho tiempo y lo alejaron de la posibilidad de discutirle la victoria a su gran rival: Nasser Al Attiyah (Toyota).
Ultracompetitivo como lo es, estos inconvenientes no le quitaron al español las ganas de seguir andando sobre el Audi RS Q e-tron aunque sea por el orgullo deportivo y de paso para juntar algunos puntitos en las etapas para la clasificación del Campeonato Mundial de Rally Cross, que este año integra el Dakar por primera vez.
Tampoco pudo. El Dakar respondió con dureza a este desafío de Sainz. Una de las tantas dunas lo estaba esperando a poco del comienzo de la 10ma etapa que unió Ridah con Haradh. El Audi cayó de punta con un violento y seco impacto, para luego volcar. Ni Sainz, ni su navegante Lucas Cruz sufrieron heridas aunque acusaron, especialmente Sainz, fuertes dolores en el tórax, cuello, y espalda. Ambos regresaron en helicóptero al campamento. Durante el viaje, el “Matador” pidió que regresaran al lugar donde estaba el accidentado Audi para evaluar la posibilidad de continuar en carrera. No hubo caso. La dirección deportiva de la marca alemana ya había tomado la decisión de retírarlo de carrera por considerar ique los daños que presentaba eran irreparables.
Quedó Sainz con la amarga sensación de una doble frustración: no lograr la victoria esperada y no completar la carrera. Como compensación se llevó con la satisfacción de entregarlo todo. Ya habrá otra chance Matador. Estaba claro que este Dakar 2023 no era para vos.
Fotos: dakar.com