EN EL CAFE en pleno centro de Junín, no hubo una mesa libre.
Por ahí las damas maduras a pleno festejo por el cumpleaños de una de ellas; al ladito una parejita de tórtolos enamorados meta piquitos; en el reservado una pareja; el hombre maduro de habitual ropaje colorido y hasta extravagante, concurrente a las carreras de TC con su esplendoroso Mercedes Benz blanco, siempre bien acompañado como esta vez.
En el ring side, una dama con anteojos que descubrían que sin ellos, la noche era más noche; compartía el tecito con la amiga rubia y de
pantalones chupines y… ajustados en demasía. En otra dos rubias y una castaño oscuro; una de las blondas, tuneada a full, enfundada en estrecho pantalón y blusa de cuero negro (le faltaba el látigo).
Y más, entre tantos la mesa de VisiónAuto compartida con el conocido periodista veronista y pìncharrata, Héctor Pérez. Desde los dos plasmas empezaron a salir las imágenes desde Las Vegas.
Maravilla Martínez y Chavez jr.
Caristmático como pocos, el argentino paralizó la noche de sábado en el país, en Junín las calles quedaron desoladas y los boliches donde hubiera un televisor con localidades agotadas.
El sudor en las manos, los latidos del corazón a full durante los 12 rounds y, ¡ni hablar en ese última y apoteótico final!, inolvidable, excitante como pocos, una «maravilla». Después que las respiraciones se detuvieran cuando cayó el argentino, llegó el momento del disfrute con una victoria que ya entró en la historia grande del deporte argentino.
Cuando las pulsaciones comenzaron a retomar el ritmo normal, cuando de los cafés y bebidas espirituosas solo quedaron los pocillos y vasos vacíos, una vez que Maravilla se había consagrado campeón y los argentinos celebramos, me asaltó un instante de sana envidia.
Mientras empecé la caminata noctámbula hacia el hotel (el TC esperaba el domingo), me pregunté: ¿Cuando será el momento en que así como esta vez ocurrió con un boxeador, con Maravilla Martínez, nos podamos encolumnar y vibremos los argentinos detrás de un corredor argentino peleando un título de F-1, como pasó con el Lole Reutemann cuando lo guapeó en el ´81?.
¿Sueño o utopía?.
Foto: gentileza rionegro.com.ar
Por C.S
Utopía, lamentablemente hay que reconocerlo
sueño. en los últimos años pegamos varios amagues de poner un piloto en la f1 y recuperar el gp. la economía tiene que acompañar un poquito más, así se terminan los titubeos a la hora de meter la mano en el bolsillo e invertir, sean privados o del gobierno.
30 años amagando es demasiado. Además, una cosa es poner un piloto (como Mazzacane) y otra MUY DISTINTA que este en un equipo bueno, que maneje bien y que tenga carisma para ser ídolo. Tenemos muchos boxeadores, varios campeones y un sólo «Maravilla» (si no pregunten por un tal Narvaez, campeon record y nadie le da bola salvo los especialistas)
héctor Perez ex dyn «veronista, pincharrata y… grondonista» te faltó carlinhos
excelente crónica típíca de un number one de la night…