MIRÁ LA FORMA DE FICHAR SU PRIMERA POLE, LA DEL BOCHITA CIANTINI.

Como se definió el dueño de la pole del TC en el Rosendo Hernández puntano, segunda fecha de la Copa de Oro, acompañado por fin por buena parte de la gente que banca a la categoría (10 mil aficionados autorizados), impedida de poblar autódromos por culpa de la pandemia.

Un par de días antes a emprender el viaje por la ruta 7, en el taller de Walter Alifraco en Lanús, donde es atendido el Ford de Julián Santero, el motor listo lanzó un llamado de alerta cuando emitió sonidos al probarlo. Prestos los muchachos metieron manos a la obra y, entendieron que la falla se había localizado y solucionado. Viajaron confiados.

Santero con el motor de repuesto el más veloz.

Sin embargo, una vez instalados en el autódromo y a poco de iniciados los entrenamientos, el motor no quiso andar como debía, la falla reapareció y se rompió al decir de Julián. En el equipo no tuvieron alternativa y metieron mano, había que reemplazarlo por el «suplente» para la clasificación que se avecinaba. Impulsor que en la mayoría de los casos, acusa unos caballitos de potencia menos.

Diego Ciantini al final de cuentas, dueño de la pole por primera vez desde que corre en TC, no se la apropió por casualidad. Más allá del reemplazo del motor de Santero, por lo cual tal como indica el reglamento, fue recargado con 6/10, el Bochita ya había andado entremezclado bien adelante. Tanto para situarse arriba de todos hasta que el mendocino lo superó por apenas 1/10, diferencia imperceptible como se anotaron al clasificar, hecho asociado a las características de la pista y a la competitidad de la categoría más allá que como suele verse, no sea garantía de grandes espectáculos. «El TC está muy finito», graficó Norberto Fontana, en promisorio 13º lugar en su Chevy que ha pasado por las manos de varios especialistas, y en otro intento de reflotar sus naves.

Así fue entonces. Santero el más veloz aun con el motor de respuesto, perdió el sitial; sabía ocurriría en caso que resultara más rápido que resto. Las 6/10 lo condenaron y lo mandaron al escalón 16. «Nos quedaron sensaciones encontradas, perdimos la pole, antes rompimos el motor y hubo que colocar el de repuesto, pero sin embargo, el motor y el auto rindieron muy bien«, contó Julián acaso a modo de aviso para la carrera dominguera.

La sonrisa de Ciantini reflejó la alegría por la conquista de la primera pole position en TC, donde parece haber encontrado su lugar en el mundo. ¿Conseguiría sostenerla arriba del Dodge en la serie y luego, en tal caso, en las 20 vueltas de la final?

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El finde puntano lo habían ocupado, como no es extraño en el TC,  otros nombres respecto a una fecha anterior. Por San Luis, no circuló el de Manuel Urcera, ganador excluído en Rafaela por el arbol de levas fuera de reglamento. Tampoco el de Nico Bonelli, su escolta en el mal llamado óvalo rafaelino, afuera por excesiva compresión en su impulsor. Urcera, muy llamativo, clavó el 44º tiempo con su Chevy, le alcanzó para quedar penúltimo (a poco más de cinco segundos del Bochita). Nico algo menos peor, 28º.

Fotos: Prensa ACTC

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