EL RETIRO DEL SALTEÑO DEJA A ARGENTIAN SIN SU PRINCIPAL FIGURA EN LA TRADICIONAL COMPETENCIA.
No por intuida dejó de sorprender la anticipada decisión de Kevin Benavides de retirarse del motociclismo. A los 36 años, el salteño tomó esa determinación ante los problemas físicos, derivados del grave accidente sufrido el año pasado y que complicaban su normal rendimiento en las carreras. En dicho accidente ocurrido am mediados de 2024 mientras practicaba en el circuito salteño de Mantillo Park, Benavides sufrió una conmoción cerebral, fractura del húmero, rotura del nervio radial y daños en las cervicales. Pasó varios días en terapia intensiva y como admitió “estuve muy cerca de irme para el otro lado…”
El retiro de Kevin es una sensible baja para el motociclismo off road latinoamericano. Específicamente en el caso de Argentina le quita el representante más destacado de toda su historia como lo demuestran sus múltiples conquistas entre las que sobresalen nitidamente el par de éxitos en el Dakar logrados en los equipos oficiales de Honda (2021) y KTM (2023) frente a los más destacados pilotos de la especialidad motoquera.

¿Quién podía imaginar cuando el Dakar llegó a estos pagos, allá por 2009, que un piloto argentino les haría frente y derrotaría a las figuras extranjeras en la categoría de las motos, la más exigente, riesgosa y numerosa, considerada por muchos como la verdadera carrera? Muy pocos. Como buen salteño, Kevin se tomó su tiempo y lo hizo. No una, sino dos veces y con diferentes marcas. Por todo esto y su permanente protagonismo, su ausencia no pasará inadvertida. Como presencia familiar queda su hermano Luciano.
Con este retiro, Argentina se queda sin ese gran referente deportivo que conservaba en el Dakar en un papel heredado de los que por distintos caminos tuvieron años atrás Marcos y Alejandro Patronelli, sobre los quads,y Orlando Terranova, primero con las motos y luego con los autos, Los hermanos de los quads, como grandes impulsores de la enorme trascendencia popular que la carrera alcanzó en sus comienzos. Orly, por una relación con el Dakar que databa de antes de su desembarco en Sudamérica.
El paso del tiempo los alejó del centro de la escena. Ahora le llegó el turno a Kevin, que se va con su cuerpo marcado por las huellas de muchos golpes en sus incontables caidas pero con el corazón pleno de orgullo por haber llogrado que durante unos cuantos eneros, los argentinos estuviesen pendientes de sus hazañas y piruetas sobre las motos. Esa es la imagen que se extrañará por encima del deseo de buena suerte en su futuro sobre cuatro ruedas.