NO LO DEMUESTRA PERO DISFRUTA.

«Quedate tranquilo que estoy feliz por esta victoria. No lo demuestro pero interiormente estoy muy feliz y la disfruto».

Correcta pero firme, la respuesta de Valentín Aguirre al colega Manuel Sierra, disipó la duda y la sorpresa del periodista al ver durante la conferencia de prensa  al arrecifeño de 22 años, con rostro serio y sin desbordes emocionales, sensaciones que no coincidían con su estado de flamante ganador primerizo del Turismo Carretera. Un rostro serio y con poca expresividad que lo había acompañado durante el fin de semana sureño. pese a que desde que pisó el Autódromo de Neuquén se convirtió en contundente dominador con el Dodge del JP Carrera, el equipo dirigido por Gustavo Lema.

EL Chevrolet de Urcera se mantuvo cerca del Dodge puntero de Aguirre, pero nunca hizo un intento claro para superarlo. Se conformó con el segundo lugar que le dio el liderazgo del campeonato.

«Puede parecer antipático pero es su manera de ser, serio y retraido», explicaba con la cordialidad de siempre, Gastón Aguirre, padre de Valentín y ex piloto de TC, Supercart y Gran Turismo Argentino. Con la emoción y el orgullo lógico de todo padre, tenía la efusividad y las sonrisas que muchos le reclamaban a Valentín.

Sin faltar el respeto ni la atención a su interlocutor, como ocurre con otros pilotos más demostrativos, la imagen de Aguirre no acostumbra a destilar sonrisas en público, desde que a principios del año pasado desembarcó definitivamente (había debutado en el 2015 como invitado) en el Turismo Carretera. Claro que esto no le quita ni determinación ni precisión, para lo que tiene que hacer en las pistas: tratar de ser veloz y competitivo. Ya se vio a comienzos del 2018 cuando sorprendió con dos poles en las tres fechas iniciales, y un par de triunfo en las series. Una insinuación a la que le faltó la consolidación de un gran resultado final. Ese mismo que llegó en Neuquén sin discusiones.

Mariano Werner destacó el eficiente trabajo de su equipo Fadel DTA Racing, durante la detención para el cambios de las gomas derechas. El entrerriano repitió el tercer lugar de la fecha inicial en Viedma y lamentó la falta de mayor velocidad en su Ford.

«¿Qué cambió en mi?. Tuve que aprender a correr con mis nuevos rivales, que no digo que eran mejores o peores que los anteriores en el TC Pista (fue campeón 2017), sino distintos. Menos ásperos y más pensantes. También debí modificar la forma de encarar las carreras y hacerlas más estratégicas. Técnicamente el equipo JP Carrera trabajó mucho durante el verano. Lo desmanteló al auto y le hizo muchas modificaciones», contó sobre la transformación de su estilo conductivo que inicialmente le trajo algunos problemas (recordar aquel choque con Matías Rossi en Concordia), y sobre la evolución del rojinegro Dodge, que fue un misil inalcanzable en el fin de semana neuquino.

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«Supe aprovechar el auto imparable que me dieron», le comentó a visonauto al tiempo que retribuyó el saludo-felicitación de Guillermo Kissling. «La de Guillermo fue una incorporación importante, porque además de sumar su capacidad y experiencia, sirvió para aliviarle la tarea a Ariel Lucesoli, el otro referente técnico del equipo», destaca sobre el ingreso del ingeniero de Olivos a las huéstes del JP Carrera, el equipo que como apunta Mariano Werner, desde su resignado pero valioso tercer puesto, «es el más fuerte en este arranque de campeonato…». Vale para corroborarlo, destacar que al 1-2 de Aguirre-Urcera, sumó el octavo puesto de Guillermo Ortelli.

Spataro salvó en parte el honor del oficial Renault con el 10° puesto, pero no fue el mejor Torino, halago que tuvo Pernía (7°|) Ardusso cayó al puesto 21 al perder mucho tiempo en el cambio de gomas al trabarse una tuerca en la trasera derecha.

«Ninguna…», coincidieron enfáticamente Aguirre y Manuel Urcera ante la pregunta de visión, acerca de si por pertenecer al mismo equipo, aunque con distintas publicidades y marcas, recibieron alguna orden para no comprometer el 1-2 del JP Carrera. Igual Urcera, desde su lugar de nuevo puntero del campeonato, admitió que «cuando se trata de un compañero de equipo, uno se cuida un poco más en las maniobras, y además en este caso junto con información técnica, compartimos los mecánicos que trabajaron en el cambio de neumáticos…». Seguramente esa sensación prevaleció en Manu ante la única posibilidad de superar a Aguirre. Fue cuando a fondo rumbo a la primera curva encontró al Dodge regresando a la pista tras el obligado cambio de neumáticos que el Chevrolet había cumplido una vuelta antes. Pareció por un momento que el liderazgo cambiaba de manos, pero sólo pareció porque a la hora del análisis, Valentín lo descartó como el momento más complicado de la carrera. «Venía con más velocidad y si Manu no levantaba, ibamos a chocarnos», relató sin alterar su tono calmo de voz sobre la instancia que dejó sentenciada la carrera, a partir de aquel pasaje definitivamente entró en un trámite lineal para insatisfacción de la buena cantidad de espectadores que la acompañó.

En tan especial personalidad como la de Aguirre, la cuota de buena fortuna no lo conformó en el repaso de su triunfo. Esa cuota la tuvo con el problema eléctrico que sufrió el Ford de Matías Rossi a punto de salir para la final y que de tener la valiosa pole lo mandó a largar desde boxes. Valentín admitió que «largar solo adelante me facilitó las cosas», pero aclaró que «no me gusta ganar así…». Desde el fondo Matías no fue muy lejos con el Ford más veloz que se vió en Neuquén. Un toque de Nicolás Bonelli (lo excluyeron) lo mandó fuera de pista y también el chisperío que vio adentro del auto que le hizo accionar el corte de corriente e ir con el auto hacia la banquina. Al bajarse, descargço su bronca con ampulosos gestos mientras sofocaron esas llamas incipientes en su auto.

«Dejamos atrás a varios equipos con presupuestos mucho mayores al nuestro», destacó Santiago Mangoni tras su excelente cuarto puesto final

«¿Y ahora qué? Quiero seguir aprendiendo y trabajando para continuar  progresando», anunció Valentín de cara a un futuro que lo verá compartir el Dodge de TC con las tareas en la empresa de productos agrícolas que su padre Gastón posee en su Arrecifes natal. «El automovilismo es mi pasión pero no es todo en mi vida…», señaló.

«Admiro a mi padre y es mi ejemplo, porque lo considero un exitoso en la vida más allá de lo que haya sido su trayectoria deportiva», destacó Valentín, sin la efusividad que le reclaman pero seguramente con la validez y el disfrute del sentimiento interno, que es realmente el que más vale.

Fotos: Prensa ACTC y AIF.

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